Tras dos difíciles partidos en Washington, los Celtics recuperaron su mejor cara en su regreso a casa. El equipo de Brad Stevens firmó algunos de sus momentos más brillantes de estos playoffs para imponerse por un claro 123-101 a los Wizards, poniendo su serie con 3-2 a su favor. Un gran arranque, lanzado por un fenomenal Avery Bradley, dejó a la franquicia verde a una victoria de sus primeras Finales del Este desde 2012. Curiosamente, el propio Bradley es el único superviviente que queda de aquella plantilla.
Para felicidad de Boston, y como presagio de lo que llegaría a continuación, algo cambiaba respecto al guión de anteriores partidos. Los primeros minutos, generalmente propicios para que los Wizards jugaran a su antojo, favorecían a los Celtics. La defensa verde hizo un espléndido trabajo para evitar ataques cómodos de Washington. En una serie marcada por los parciales a favor de los Wizards, Boston llegó a disfrutar uno de 16-0 a su favor en el primer cuarto.
Un gran trabajo a la hora de repartir juego (33 asistencias totales), con Isaiah Thomas (18 puntos y 9 asistencias) más de distribuidor que de ejecutor, hacía el resto. Al contrario que en otros partidos, los Celtics podían correr. Los Wizards, no. La diferencia se asentaba ya desde el primer cuarto por encima de los 10 puntos y superó en ocasiones los 20 en el segundo. Por primera vez, Washington sufría ante la velocidad rival y no al revés.
Jae Crowder (18 puntos) y, particularmente, Avery Bradley dominaban el juego. No solo cumpliendo en defensa, sino rematando el incisivo ataque de Boston. El escolta terminó la primera mitad con 25 puntos (de 29 totales) y un 10/13 en tiros de campo, con un 4/5 en triples. Más allá de algunas apariciones de John Wall (21 puntos) y Bradley Beal (16), y de una superioridad en el rebote que aún mantenían, los Wizards eran incapaces de plantar cara.
Tras el descanso, Washington aumentó la intensidad en busca de una ya difícil remontada. Un buen trabajo defensivo parecía al menos hacerlo más posible, pero los Celtics no estaban dispuestos a permitir a los Wizards meterse en el partido. Al Horford, en particular, aparecía como un vendaval para reforzar la ventaja de su equipo. Además de terminar con 19 puntos, su trabajo repartiendo juego fue exquisito repartiendo 7 asistencias.
