El método de Silicon Valley con sabor latino

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“Un millón de programadores más, cambiaría este país. Cambiaría cualquier país”, arrancó John Freddy Vega el pasado sábado. En el auditorio no había un millón pero sí más de 900 estudiantes con una sola pasión, aprender a programar para crear nuevos productos y servicios basados en la economía digital. PlatziConf llenó el auditorio Roberto Cantoral en Ciudad México el pasado fin de semana. A través de Internet se sumaron 30,000 visitantes adicionales con el mismo interés, aprender cómo usar las herramientas adecuada.

Vega es el CEO de Platzi, la startup de educación que se convirtió en la primera de América Latina en entrar en Y Combinator, la incubadora más exitosa de Silicon Valley. El mismo lugar desde donde salieron lanzadas Airbnb, Dropbox o Stripe, empresas cuya valoración supera los 30,000 millones de dólares. Su socio, cofundador y director de operaciones, Christian Van der Henst, tiene clara su misión: “En Silicon Valley es común ver grandes conglomerados técnicos que llegan de China, de India, de Francia, Canadá, Inglaterra, o de países de Europa del Este. Empezamos a darnos cuenta de que cada vez más mexicanos, españoles, colombianos, chilenos y argentinos andaban por allí con un poco de síndrome del impostor cuando arrancan. Rápidamente se convierten en grandes profesionales. Queremos que no sean una anécdota, queremos formar a los próximos programadores, diseñadores y fundadores de startups”.

En la actualidad han superado los 400,000 usuarios inscritos, que pagan 29 dólares al mes por tener acceso a los cursos online y ser miembros activos de la comunidad, con debates online y encuentros como esta conferencia. Cuentan con oficinas en Bogotá, Ciudad de México y San Francisco.

El curso de programación básico es gratuito y sirve de puerta de entrada, pero no todo es programación. A medida que han profundizado en las necesidades del mundo laboral y los patrones de éxito en Silicon Valley, se han dado cuenta de que hace falta tener conocimientos adicionales, en su mayoría relacionadas con la comunicación y que también se pueden aprender. Gran parte de la conferencia se dedicó a las habilidades suaves, las denominadas soft skills.

Belén Ceballos, argentina experta en diseño de experiencia de usuario y realidad virtual, explicó la necesidad de saber estar en sintonía con el equipo para saber encajar las críticas. “El feedback tiene que ser frecuente y constante. No hay que tomarlo por lo personal, sino pensar en qué nos aporta”, explicó.

ArchDaily es la web de arquitectura más popular del mundo. Lo que pocos saben es que nació en Chile. Vanessa Vielma hizo ver al auditorio que el contenido de nicho tiene un gran potencial y se puede explotar como un negocio: “Los arquitectos entran a buscar información, pero no solo eso, sino también los productos que las empresas ofrecen, los materiales que hacen falta para su labor”. En Archdaily ven su espacio como un centro comercial para los profesionales de la construcción. “Somos la vitrina”, subrayó.

Sebastián Vidal ha estado impulsando Startup Chile, el programa estatal que llevó a Santiago a convertirse en faro de la innovación. Siete años después se ha embarcado en Parallel 18, un programa similar en Puerto Rico pensado para startups en fase temprana. Defiende este espacio como ideal por su situación geográfica, a pocas horas de México, Nueva York y Bogotá. No lo puso fácíl, pero sí invitó a intentarlo: “Participar en una aceleradora no quiere decir que vayas a crecer de manera exponencial. Pero las mejores startups sí lo consiguen. Deberíamos tomar lo que hacen bien las mejores y adaptarlo”.

Vidal hizo una pregunta al auditorio: “¿Cuántos de vosotros quieren emprender?”. La mayoría levantó el brazo. Ya tienen las herramientas, técnicas y sociales a su alcance, ya solo falta, quizá, lo más difícil, tener una buena idea y convertirlo en un producto. La semilla está sembrada.