El humor social y el quiebre de las expectativas ciudadanas

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      Alfredo Piñera Guevara .- Mucho cuidado debemos tener los ciudadanos, de no soslayar la campaña mediática que ha sido implementada para responsabilizar al Estado del crecimiento exponencial de los delitos graves, homicidio, desaparición forzada, asalto y robo de auto con violencia, entre otros.

Inequívocamente, esta campaña lleva como propósito fundamental dañar la percepción que los ciudadanos tienen, no de la persona del gobernador Javier Corral, sino del modelo y forma del gobierno panista. Prueba contundente son los resultados obtenidos de encuestas de opinión que colocan al mandatario estatal como una persona con muy alto nivel de aceptación popular, mientras que su gobierno parece claudicar en materia de resultados y sus esfuerzos de difusión y comunicación de logros no logran impactar la conciencia del colectivo.

Si usted mismo hace un ejercicio de valoración mental sobre dichos logros de este gobierno, es muy posible que sean pocas las acciones y decisiones que pueda recordar con claridad, más allá de las que han sido mediáticamente preponderantes, como la detención de algunos ex servidores públicos corruptos. Déjeme decirle, amigo lector, que en realidad no son pocas ni de mínima importancia  las acciones positivas de este gobierno; el asunto es que no han sido difundidas con eficacia ni se han publicitado con suficiente fuerza y estrategia.

También en materia de educación, de salud, de economía, de desarrollo social o de obras y servicios comunitarios se han escatimado públicamente los avances de este gobierno. En cada uno de ellos, la campaña mediática de descalificación ha generado y exagerado un tema de discordia para hacerle creer a la sociedad que este gobierno tiene políticas públicas equivocadas.

En educación el conflicto de Bachilleres, en economía el refinanciamiento de la deuda pública al que de forma socarrona le han bautizado como “el topillazo de 20 mil millones”, en desarrollo social el incremento del costo de transporte público, los daños por las inundaciones y la supuesta falta de obra pública. En cada asunto que tenga que ver acciones de la autoridad estatal, se ha generado y  exponencializado intencionalmente un contra-tema negativo para la discusión mediática.

Es exactamente el mismo camino mediático que recorrió el ex mandatario estatal César Duarte, sólo con la diferencia de que la anterior administración destinó grandes cantidades de recursos públicos para los medios de comunicación y en contraste el gobierno actual cerró la llave del reparto de dinero público.

Entonces, el problema para lograr que los ciudadanos tengan una percepción positiva de la autoridad no radica en el monto de dinero que se destine para patrocinar medios de comunicación, ni tampoco el cúmulo de información que se distribuya a través de los medios masivos o los medios alternativos de comunicación.

El asunto tiene que ver con dos elementos sustanciales que siguen pendientes en la agenda de comunicación: uno, el manejo adecuado del humor social, con todos los recursos estratégicos de comunicación social y de relaciones públicas y dos, un proyecto mercadológico avanzado, con campañas publicitarias especializadas en modificar el inminente y evidente quiebre de las expectativas que los ciudadanos sienten de cara a la realidad que enfrenta ante la natural tardanza de resultados espectaculares.

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