En los círculos más estrechos de Palacio toma forma una versión, según la cual en los últimos días el gobernador Javier Corral ha tomado la decisión de llevar la fiesta en paz hasta que concluya su administración, uno de septiembre, buscando una salida decorosa que le permita entregar, a quien sea, la administración en una transición institucionalmente pactada.
¿Será? Es muy probable, para efectos prácticos le restan seis meses en el gobierno y tres antes de que los reflectores se posen por completo en quien habrá de sucederlo. sería una decisión pertinente. Los tiempos fatales han llegado para él, en consecuencia lo sensato y recomendable es situarse en calidad de “ex”, por lo que el tiempo encoja, teniendo presente que el poder se ha ido, como a todos antes que él.
Se suele decir que el año más difícil de todo gobernador es el séptimo -en su caso sería el sexto, la administración es de cinco años- y en tiempos convulsos como el presente, especialmente en un gobierno marcado por la polarización, es cuestión de sobrevivencia política.
Para entregar la administración sin mayores sobresaltos, es necesario que Corral se aleje de las tentaciones politiqueras y ocupe los últimos meses en asuntos estrictamente de gobierno. En otras palabras distanciarse de Lucha Castro y Lozoya y acercarse a Ismael Rodríguez, es decir abandonar las tentaciones de conducir un proceso que francamente se le salió de las manos y confíe en el sentido común de sus amigos sinceros.
Tengo la percepción de que si Javier supiese el daño que causó a su imagen, dentro y fuera del PAN, Lucha Castro –no por los audios recientes, por sus excesos en toda la administración- hace tiempo hubiese guardado distancia de la siniestra ex consejera. Pero de eso no se dan cuenta hasta que dejan la administración y sus amigos empiezan a sincerarse. Es condición humana.
En los próximos días y semanas veremos si realmente las versiones que corren entre algunos de sus más leales son ciertas o si, por lo contrario, supone que saldrá en buenos términos permaneciendo distraído el proyecto de su partido y de muchos chihuahuenses que hace cinco años lo acompañaron en su campaña contra Duarte. ¿Cambio de timón en Palacio? En sus actos lo sabremos.
Rompeolas
La vacunación en Chihuahua quedó en manos de militares y siervos de la nación, activistas de Morena. Más que un campaña contra el Covid-19 es una campaña electoral a favor de Morena y sus candidatos, tarea en la que los militares participan activamente. Mala señal, por ésta causa sólo han sido vacunados alrededor del 30 por ciento del personal médico, generando amplia inconformidad, mientras que en varias de las poblaciones serranas han sobrado dosis. Por cierto, otro problema en puerta, quieren empezar con la vacunación de los maestros sin haber concluido con el personal de salud. Es la nueva normalidad, la normalidad de la cuatroté.
……………………
Oportunista como siempre, en la campaña de Maru Campos pretende colarse Rigo Machado, apodado “vulgarcillo ladrón” por ser una especie de César Duarte en chiquito pero más corrupto y falso, según dicen quienes lo conocen. No suma absolutamente nada, al contrario resta tanto por su desprestigio social y pasado duartista, como por tener en su contra a todos los sindicatos importantes de la FSTSE. ¿Sabrá Joel Ayala que su representante en Chihuahua es un lastre? Probablemente no, de otra forma hace tiempo se hubiese desecho de él.
……………………….
Ayer escribí que el sector Salud está destrozado. Efectivamente, se reconocen graves problemas y deficiencias, pero fuentes interesadas en recuperarlo hicieron una puntualización que recojo de buena gana: El gobierno de López Obrador adeuda 1,100 millones de pesos con el estado, mismos que fueron aplicados en el Instituto de Salud para el Bienestar, el famoso Insabi, y aunque prometió que los repondría, simplemente faltó a su palabra. Presumiblemente con ese dinero salen de problemas en el sector. Es criminal que por razones políticas López Obrador lastime a Chihuahua, retener el dinero en Salud no perjudica a Javier Corral, va contra la población más vulnerable que hace uso de los servicios.
