Desde que su obstinada sinrazón tensó las relaciones con los santones del PAN y la Iniciativa Privada, confrontándose con los mayores liderazgos del partido y más importantes empresarios, Javier Corral sólo ha visto tiempos malos. A partir de entonces cada acción por él emprendida termina en sonado fracaso, pero ayer en particular sufrió un día de perros. Quisiera uno mostrar solidaridad y compadecerlo, pero es imposible verlo bajo ataque sin pensar en que cosecha las tempestades de los vientos que sembró.
Estoy de acuerdo con que los LeBaron cargaron inmisericordes en su contra, al anunciar que lo acusarán en cortes internacionales por crímenes de Lesa Humanidad –son los que cometen los peores dictadores de la historia- y complicidad con los barones del mal, siendo que los incalificables asesinatos de sus mujeres e hijos sucedieron en territorio de Sonora y Corral nada pudo hacer para evitarlos.
De ahí a que revire con “aclaraciones” de que Adrián y Julián LeBaron pueden ser “victimarios de varios chihuahuenses, a quienes han despojada de derechos de agua y tierras” y además ofrezca revelar las oscuras motivaciones del clan para manifestarse en su contra y calificarlas de politiquería, hay distancia. Siendo el gobernador se pone al mismo nivel de los manifestantes. Tengan razón o no, su obligación es conservar la calma y atenderlos.
Pongamos que sí, que los LeBaron son victimarios. Incluso así, necesita recordar que no fue para dar el pésame a los familiares y comprometerse con las investigaciones. Debió mostrar empatía y buenos sentimientos, son ciudadanos chihuahuenses y por tanto sus gobernados. En cambio mostró displicencia, como Peña Nieto con los 43 de Ayotzinapa juzgó que no era de su incumbencia, tomando distancia con una actitud de “yo por qué”.
Hoy, al verlos alzados, está desesperado, confundido, en la mente de alguien que se asume profundamente humanista y demócrata, escuchar esas acusaciones es traumático, de modo que reacciona destemplado. Es tarde para componer, ha topado con los LeBarón, pasarán una factura muy alta por su negligente indolencia.
Ay, nanita, y pensar que éstas son las preocupaciones menores, brisa incapaz de levantar más que molesto polvo. Espere la reacción de los beltrones, conejas, duartes y cuanto enemigo de gran influencia dejó en el camino. Cuando lo vean de bajada irán por él. No se, pero le vendría bien encomendarse a Dios, dudo que sus amigos, si alguno le queda, puedan protegerlo.
Rompeolas
En la jornada de ayer también estuvo presente Gilberto Lozano, presidente nacional de Frenaa, éste grupo de la derecha radical que propone la renuncia de López Obrador. En su narrativa incorporó severos calificativos contra Corral. Lo llamó “represivo, caprichoso, inútil –que no resuelve- cómplice de Duarte, igual a López Obrador, guiñapo, puro bla bla bla, una larguísima y bien ensayada letanía. Aquí un detalle interesante, antes de formular las declaraciones, Lozano desayunó con algunos de los empresarios más entusiasta a favor de Maru Campos, entre ellos Andrés Elías y Jorge Cruz. ¿Lo encuerdaron o simplemente alentaron a ir sobre la yugular del gobernador? Lo más probable es que se azuzaron unos a otros. El resultado estuvo pesadito.
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También un grupo de liderazgos panistas se manifestaron frente a Palacio de Gobierno. Fueron hasta las oficinas de Corral para estar seguros de que serían escuchados, Entre los nombres apunto sólo a cuatro: Enrique Terrazas, Memo Luján, Rocío Reza y Fernando Álvarez Monje, todos firmes apoyadores de su proyecto en el pasado reciente. Citando al clásico, diría que le llovió sobre mojado, lo traen como perico a toallazos, le bailaron un zapateado en su propia tarima. Enérgico mensaje, le gritan “ya párale, estamos hartos de ti”.
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De nada, o muy poco, ha servido hasta hoy el amparo liso y llano concedido a Jorge Ramírez por un Tribunal Colegiado de Circuito, ordenando sea restituido en la Sala, con los estipendios y prerrogativas debidamente cubiertas. El gobernador Corral se lavó las manos, los diputados también y el Pleno del Tribunal, 18 votos contra 9, se concretó a decir “debo no niego, pago no tengo y háganle como quieran”. Ignoro en qué terminará el brete, pero supongo que alguien debe pagar por el desacato, el problema para Ramírez es el mismo del Comendador ¿Quién lo mató? Fuente ovejuna, señor. A seguir picando piedra, para ver si el próximo gobernador, la próxima legislatura y el próximo Pleno se conduelen y lo reinstalan.
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En el PRI están desamparados, olvidados de Alito y, lo peor, ahogados en deudas. Alejandro Domínguez, presidente del CDE, no sabe si llorar, tirarse de los pelos, salir corriendo o ponerse a reír. Ayer tuvo una reunión con candidatos a diputados para informarles que no hay dinero, no habrá en lo que resta de las campañas y que se rasquen con sus propias uñas, pues del CEN nada pueden esperar. Situación trágica, arrastran deudas por más de 70 millones de pesos, una parte heredadas a Omar Bazán, la otra que éste dejó, para no hacerse menos. Trágame tierra, si alguna tormenta perfecta existe en política, ésta descarga su furia sobre el PRI chihuahuita.
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Una comisión de morenistas, entre ellos el diputado Colunga, el regidor Castañeda, el candidato a diputado federal Tiscareño, llegó ayer a la Presidencia Municipal con ánimos de pelea. Querían montar su panchito con el estribillo de que hay mano cargada de la alcaldía, pero Manque Granados se les adelantó y los invitó a pasar a su oficina, los recibió con una sonrisa y les ofreció café con rosquillas, mostrando una habilidad política y sentido de oportunidad que pocos le conocen. ¿Resultado? Pues los desactivó con la certeza de que nadie en su administración utilizará recursos de ninguna especie a favor o en contra de ningún candidato. Manque salió más larga que los morenistas y vaya que con ellos hay que joderse.
