*Crisis humanitaria a mitad del sexenio

*La terca realidad alcanza al presidente

*Decisiones inhumanas lo desacreditan

*M. Cortés abre la baraja de par en par

*Maru Campos concentrada en lo suyo

*Ridículo del PRI, destapan a Alito

La mayor incongruencia de López Obrador no son sus homilías matutinas sobre la pobreza, par de zapatos y modesto vehículo, mientras sus hijos viven como príncipes sauditas y él en un Palacio. Esos excesos son comunes en un país de políticos corruptos y oportunistas, pongamos que nos tienen acostumbrados. La contradicción inadmisible del Presidente está en que pone a los mexicanos más necesitados en el centro de toda su narrativa, “por el bien de México primero los pobres”, al tiempo que devasta instituciones y programas diseñados por sus adversarios para hacer más llevadera la vida de los pobres infelices. Los hechos ahí están, podrán interpretarse con los más variados intereses pero negarlos jamás. Menciono tres:

Cuando llegó a la Presidencia lo primero que hizo fue ordenar la desaparición del Seguro Popular. Con todas las deficiencias que usted le ponga, hasta entonces era el único recurso de millones para acceder a la salud. Lo sustituyó por una entelequia llamada Insabi, Instituto Nacional de Salud para el Bienestar. ¿En qué terminó el Insabi? En la basura, hoy nadie en el Gobierno Federal habla de él, les molesta ver el estruendoso fracaso, así que hacen como si nunca hubiese existido. Y esa es la realidad, sólo existió en la mente del Presidente.

Otra de sus primeras acciones fue desaparecer las Estancias Infantiles, única alternativa práctica para millones de madres trabajadoras cuyos hijos no podían asistir a guarderías del Seguro Social ni pagar estancias privadas. Las borró con el argumento de que había mucha corrupción, razón estándar para la devastación institucional, y solucionó el problema recomendando que los abuelos fuesen quienes cuidasen a los pequeños. Podían cuidarlos por que los programas de apoyo resolvían sus necesidades económicas, dijo.

Entrado el cuarto mes de su cuarto año dejó caer otro duro golpe sobre la voluntad de los más pobres,  decretando la desaparición de las llamadas Escuelas de Tiempo Completo. Estos modestos centros son, eran, a la vez guarderías, comedores comunitarios y escuelas para los niños más pobres del país. Muchos de los niños que asistían a éstos programas iban más que todo para satisfacer sus necesidades alimenticias, con dos comidas seguras. Cerrado el programa, la mayoría tendrá dificultades para conseguir alimentos regularmente.

Teniendo en cuenta estas tres decisiones presidenciales, pregunto: ¿estamos frente a una crisis humanitaria provocada por quien dice tener como prioridad el combate a la pobreza? En lugar de responder recojo datos oficiales del propio gobierno, sobre el avance de la pobreza en los tres años del Presidente cuya narrativa machaca todas las mañanas, en que su prioridad es ver por los más necesitados del país.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social –los del Inegi son coincidentes- el 44 por ciento de los mexicanos, 55,7 millones, vive en pobreza y de esos casi once en pobreza extrema, de los cuales casi cuatro millones entraron a la estadística en los últimos tres años, son nuevos pobres. Más de 15 millones no tienen acceso a la salud, población similar a la que atendía el Seguro Popular.

Es dramático lo que sucede en nuestro país, el gobierno que ha puesto a los pobres en el centro de todas sus políticas públicas, ¡anualmente genera más de un millón 300 mil nuevos pobres!. Es de cinismo absoluto mantener una narrativa delirante contra la pobreza siendo que sus decisiones de gobierno la desmienten; su discurso va en la dirección de los pobres, sus acciones contra ellos. El Presidente López Obrador está llegando a niveles de lo tolerable y no por la “casa gris”, la realidad alcanza sus mentiras ofensivas. No podrá sostenerla más y, fatalmente, la contradicción tocará su popularidad. Por más dinero que desparrame, la gente se percata de que vivía mejor cuando le decían que vivía peor.

Rompeolas

Marko Cortés está forzando los tiempos y sembrando la semilla del divisionismo en su partido, abrir la baraja de par en par a las aspiraciones presidenciales, mencionando a prospectos con su nombre y apellido como si fuese concurso de belleza, es una torpeza política. Intenta enviar el mensaje de que su partido tiene fuertes gallos para competir, sin darse cuenta que complica futuras negociaciones con grupos preponderantes de la sociedad civil y los partidos aliancistas. Se supone que acordaron ir juntos contra el partido oficial ¿porqué desgastarse citando nombres de sus posibles candidatos? Absurdo. Entre los nombres que mencionó está el de Maru Campos, pero ella tomó la declaración con calma, sabe que no son tiempos de atravesarse en ninguna campaña nacional, así que sigue concentrada en lo suyo; Chihuahua. Hace bien, ella sabe que esas calenturas suelen traer más problemas que beneficios.

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Si Marko Cortés es imprudente, en el PRI de plano hacen el ridículo. El dirigente nacional de la CNOP –los sectores del PRI desaparecieron hace años, sin a lo más un vacío membrete- destapó a Alejandro Moreno, alito, para su candidato a la Presidencia. Es que no puede uno contener la risa, sueltan su gato a retozar y esperan que la gente se ponga a brincar junto con ellos, cuando nadie los toma en serio. Alito perdió su estado y quiere ser Presidente, en esos deplorables niveles está la política mexicana. 

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