*AMLO, un presidente desquiciado

*Lo suyo es contumacia, no terquedad

*Arturo Zaldívar, el ministro lacayo

*No votar, desafía Baeza al “neurópata”

*Enérgico, se planta frente al tlatoani

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En los últimos días su conducta es la de un presidente desquiciado, entendido el adjetivo como “fuera de si”. Así actúa, como alguien que ha perdido la tranquilidad, alterado por causas fuera de su control. De pensar con serenidad jamás hubiese soltado el exabrupto de “y no me vengan con el cuento de que es la ley”, declaración inconcebible en un Jefe de Estado cuya primera obligación es “cumplir y hacer cumplir la ley”; de mantener bajo control sus nervios jamás hubiese ofendido a los ministros de la Corte llamándolos “abogados patronales”; de obrar con mesura nunca hubiese enviado al secretario de gobernación y al jefe de la Guardia Nacional a promover en mítines públicos la campaña de la “ratificación”, pisoteando impune y flagrantemente las leyes; si obrase con templanza hubiese evitado exhibir propiedades de Loret, comparándolas con la mansión donde vivió su primogénito.

Los hechos ahí están, en los últimos días hemos vivido un frenesí de sin razones y dislates presidenciales que no tienen referencia en la historia reciente del país, cuyo denominador común es violar sistemáticamente las leyes. Son objetivamente incuestionables. ¿Qué orilló a un presidente usualmente burlón que pedía templanza –atempérense- a la oposición? Intentar husmear en una mente compleja y retorcida como la suya sería un atrevimiento, un despropósito casi comparable a las obras de su alterado estado mental. Sin embargo tenemos que buscar explicaciones a su desquicio, es el presidente de todos los mexicanos y sus acciones tienen la mayor repercusión para el país.

Atenido a su larga historia de opositor y a los tres años de presidente, encuentro claro que López Obrador perdió la templanza por que siendo un presidente autoritario, alguien acostumbrado a mandar sin que lo contradigan y que, una vez instalado en la Presidencia, se dispuso a gobernar desde el pulpito mañanero, sin necesidad de girar instrucciones precisas a los destinatarios, a la mitad del camino se topó con que el voluntarismo de su narrativa era insuficiente para conducir la política nacional. Hasta hace poco sólo eran necesarias insinuaciones de cualquier tema en la mañanera para que las convirtiesen en acciones de gobierno. No tuvo límites, lo mismo bailaban a su son multimillonarios, ministros de la Corte, funcionarios, lideres del partido, generales, gobernadores, senadores, diputados, presidentes o directores de institutos autónomos.

Dictaba como mesías: Digo vayan y van; digo hagan y hacen; digo vengan y vienen; digo salten y saltan; digo miren que fuerte llueve y aunque vean un sol radiante sacan sus paraguas y se ponen a resguardo de la lluvia. Con un poder así cualquiera pierde piso, pero al ver que de pronto hay resistencias se altera, encuentra inconcebible que lo desoigan y si en vez de aplaudirlo y salir corriendo a cumplir sus órdenes ofrecen resistencias, entonces se desquicia. Así en éstos momentos, desquiciado por que sus planes se frustran, obligándolo a doblar su apuesta radicalizándose hasta los extremos antes mencionados. Es incapaz de rectificar por que, ya sabemos, “soy muy terco”, presumiendo la terquedad como sí fuese virtud. La suya no es terquedad, es contumacia, es decir “terco en el error”.

¿Qué lo desquicia? Lo desquicia que la Revocación –ratificación para ellos- se haya quedado en la discusión política, sin permear al pueblo, obligándolos a un ejercicio de acarreo sin precedente para cumplir con las metas que puso. Lo desquicia que el gobierno de Estados Unidos frene la Reforma Eléctrica. Lo desquicia no haber doblado a diputados de oposición para que aprueben la Reforma. Lo desquicia que los ambientalistas cuestionan al Tren Maya. Lo desquicia la evidente fractura en gabinete y partido. Lo desquicia la “prensa corrupta y conservadora” que exhibe errores y corruptelas de su gobierno. Lo desquicia que descubran a su primogénito viviendo como príncipe saudita… lo desquicia sobre todo un INE independiente al que ve como el mayor obstáculo para instaurar el régimen con el que espera instalar su nombre entre los héroes de la Patria.

Si, estamos ante un Presidente desquiciado, pero no demente ni loco, sabe lo que hace y lo seguirá haciendo solo que cada vez más violento y desesperado. Preparémonos para el AMLO “radical”, temo que no hemos visto todavía nada.

Rompeolas

Dentro de las malas noticias en los últimos días, ayer recibió una buena; la Corte declaró constitucional la Ley Eléctrica. El ministro presidente, Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, definió la votación a satisfacción de López Obrador, un triunfo parcial pero que lo recibe con entusiasmo, a cambio de tantas malas. Que contradicción, es una pésima noticia para el país y excelente para el presidente. Así andamos, lo que es bueno para él es malo para los mexicanos. 

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Enérgico el exgobernador Fernando Baeza contra López Obrador, lo tiene por megalómano y neurópata, para no decir que loco. Baeza salió a medios para pedir a los chihuahuenses que se abstengan de votar en la farsa revocatoria del diez de abril, pues no se trata de un ejercicio democrático, sino un exceso de poder para satisfacer la megalomanía del presidente que “nos dejará por herencia el odio entre los mexicanos”. Valiente y decidido el gobernador Baeza, dijo también que no abandonaría su libertad de expresión ni se escondería por un presidente autoritario que amenaza a quienes piensan diferente a él. Si hay que ir a la cárcel, desde la cárcel daré la lucha, comentó sin inmutarse. Lo felicito, dio la lucha por el agua, sacó la cara a favor de la entonces candidata panista Maru Campos y ahora eleva la voz contra la farsa de la revocación. Da gusto ver a un personaje como él, de quien podríamos decir está más allá del bien y del mal por sus ochenta años y una vida bien cumplida de político y agricultor exitoso, actuando en defensa de sus derechos civiles, defendiendo su libertad de expresión y convocando a los partidos de oposición a que se sumen enfáticamente a la defensa del INE, por que –dijo- cayendo el INE cae la democracia y con él una generación de mexicanos. Hacen falta más viejos como Baeza, enhorabuena exgobernador.