*Fin a once años de pisoteo al Tribunal

*Necesita certidumbre y gobernabilidad

*Dos hígados, el síndrome duartefóbico

*Cargan a Maru deudas de Duarte-Corral

*Mario Vázquez hizo la mayoría calificada

*Noel Chávez institucional; la alianza Va

*Rubén Aguilar, una oportunidad de oro

*América pidió una sala, pero no de Coppel

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En los últimos once años, la era más oscura de Chihuahua con Duarte ebrio de poder y Corral apalancado en sus vísceras, el Poder Judicial fue víctima de más atropellos a su independencia que durante los sexenios anteriores juntos, durante la era posrevolucionaria. Aquel acoso demencial llegó al ridículo de tener dos presidentes al mismo tiempo, una consejera de la Judicatura empoderada pisoteando los requisitos legales y una maraña de acusaciones que mantuvieron al Tribunal en perpetua litis de unos magistrados contra otros, del que hasta hoy no ha logrado salir del todo.

El problema de César Duarte no fue la famosa “oxigenación”, eufemismo usado para intervenir abusonamente en el Tribunal y tomarlo como agencia de colocación de sus amigos. Les pagó su lealtad política con salas, sin que tuviesen las menores credenciales para ejercer el cargo. Evito citar nombres, con el único propósito de disipar el tufo que dejó aquel gobernador batido en corrupción, pero estoy seguro que si “oxigena” con juristas de reconocido prestigio e independencia de criterio –los hay probados en Chihuahua- nadie hubiese reclamado.

Cuando pensábamos que la Justicia en Chihuahua no podía estar peor, llega Javier Corral cargando un costal saturado de agravios sobre su espalda encorvada y, como si el Supremo Tribunal de Justicia fuese depósito de excrecencias, descargó en él sus ofensas personales activando el Consejo de la Judicatura con una siniestra mujer cuyo criterio predominó sobre el Pleno de los magistrados. Juntos, él y ella, hicieron su coto de justicia personalizada con jueces y magistrados cobardes o de consigna que retorcieron la ley, primero en un ataque contra el ofensor de su familia, después contra quien se atravesó en su planes sucesorios. Con él, ellos, supimos que eran posibles mayores atropellos a la justicia.

La desquiciante historia está muy fresca en barras y colegios de abogados, académicos, empresarios, clase política. Es una mancha indeleble que permanecerá durante generaciones para vergüenza de los chihuahuenses. Por eso me parece de risa que hoy, ante la Reforma propuesta por el Congreso del Estado, haya profesionales del derecho capaces de postular que una comisión compuesta por los tres poderes, designe a los magistrados. Argumentan que es una violación a la independencia del Tribunal ¡más violación que los gobiernos anteriores! Por favor, aceptemos la verdad objetiva, cada gobernador hace uso de sus poderes metaconstitucionales para elegir magistrados y designar presidente.

No califico el hecho, describo la esencia de una realidad enraizada en el corazón de nuestro Sistema Político. En una democracia madura, los tres poderes se respetarían entre si fortaleciendo el Estado de Derecho. En México no, para que cambie esa costumbre que los gobernantes tienen por “ley no escrita”, necesitaría cambiar primero nuestro rígido sistema presidencialista, donde el titular del Ejecutivo en turno elige a los ministro de la Corte y a su presidente, en algunos casos obligándolos a renunciar, como a Medina Mora. En los estados los gobernadores hacen lo mismo con los magistrados. Pongamos que es una normalidad política disfuncional que resulta bien o mal en razón de la responsabilidad y convicción democrática de presidentes y gobernadores.

Lo importante en la presente coyuntura del Tribunal, es que la nueva Ley Orgánica dé certidumbre al nombramiento de magistrados y “pacifique” al Poder Judicial, encendiendo una luz que despeje la oscuridad a la que fue sometida por las mentes gemelas –son iguales, por eso se odian- que nos gobernaron en los dos periodos anteriores. La presidencia del Tribunal, quien sea que la ejerza, necesita instrumentos legales de gobernabilidad que le permitan administrar la justicia con sentido de responsabilidad, liberarse de acosos que la someten y pervierten su actuar.

Mañana discuten la iniciativa en el Pleno del Congreso, supongo que la bancada panista tiene los votos suficientes para hacer mayoría calificada, los mágicos 22. Quizás no voten la mejor Ley, pero si votan una que proporcione certidumbre a la designación de magistrados y facilite la operación del Tribunal, habrán contribuido a disipar las tinieblas que envolvieron a la Justicia de Chihuahua durante esos once años demenciales.

Rompeolas

Otra consecuencia de la confrontación vengativa que involucra al Poder Judicial. Javier Corral entregó el gobierno quebrado a Maru Campos y encima dejó por herencia un litigio multimillonario, derivado de incumplimientos en pagos a constructores de la Ciudad Judicial. Los constructores recurrieron a tribunales y consiguieron la sentencia favorable en la Corte, obligando al gobierno actual a cubrir aquella deuda. “Como es deuda de Duarte, yo no la pago”, razonó el insensato envuelto en sus dos hígados. ¡“No era deuda de Duarte, era del gobierno y Corral gobernador”!. La omisión de Corral, por su síndrome “duartefóbico”, costará a las deprimidas finanzas estatales del gobierno actual más de 500 millones de pesos y eso que negociaron una quita de 150. Esos eran los gobernantes anteriores.

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Pues parece que Mario Vázquez hizo el milagrito de los 22 votos, de modo que hoy esperan más que el pataleo de Morena en Tribuna y una reserva del PRI que presentará Omar Bazán. El número mágico se hizo con los votos PAN/PRI, confirmando la institucionalidad priista de Noel Chávez –la alianza va-, más el voto de Francisco Sánchez y de la petista Ozaleta, usted ya sabe, Rubén jamás dejaría pasar una oportunidad dorada, con él no se batalla, su modo es muy conocido. Apunte marginal el de América García que renunció a Movimiento Ciudadano, renegando porque “no la involucran en las negociaciones”. Cómo la van a involucrar, si la angelita pedía nada menos que una sala. Quería su magistrado. Rubén aprovechó al vuelo el mal cálculo de América y se sirvió generoso, la vieja historia.