La mexicana Sáshenka Gutiérrez gana el Premio Ortega y Gasset a la mejor fotografía

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La fotógrafa mexicana Sáshenka Gutiérrez ganó el premio Premio Ortega y Gasset a la mejor fotografía con una imagen impactante: una masectomía doble.

En la imagen titulada ‘Jódete, cáncer’ se puede ver a una joven con una recién masectomía doble recibiendo los cuidados de su madre y una amiga.

Al momento de recibir el galardón, la fotógrafa de 42 años quiso dedicarlo a todas las mujeres que luchan contra el cáncer de mama.

Quiero dedicar este reconocimiento a todas las mujeres que luchan todos los días contra el cáncer de mama”, dijo.

La ves y te impresiona: una mujer con las cicatrices casi vivas, sin senos… Pero también es una imagen que mueve mucho, veo esa sororidad que hay entre ellas, cómo la madre besa su mano, cómo su amiga le retiene la otra mano. Supe en el mismo momento que la tomé, por ese instante de amor, que esa era la foto. Fue como un instante decisivo, fue muy bonito. Me acuerdo que se erizó mi cuerpo y mi corazón latía más deprisa. Ellas le enseñaron a decir que era hermosa”.

La fotografía fue realizada para la agencia EFE y fue publicada en varios medios, aunque no estaba previsto que fuera así.

De acuerdo con el relato de Sáshenka, un buen día le llamó a su amiga Sandra para preguntarle si ya se «había despedido de sus senos».

«Me dijo que sólo tenía fotos con su celular, así que fui a su casa e hice lo mío, tomé muy pocas fotos. Me cuestioné varias veces si estaba haciendo lo correcto».

De igual forma tocó el tema de la violencia en México y aseguró que siendo fotógrafa mujer es una persecución diaria.

«Es una realidad, es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. En los estados matan a los compañeros a diestra y siniestra. Yo, en la ciudad, en las manifestaciones o en coberturas de riesgo, tengo mi protocolo de seguridad, subo a Uber y comparto mis traslados con un enlace».

Sin embargo, pese a esto, la fotógrafa nunca se ha planteado cambiar de oficio.

«Sigue siendo una profesión mal pagada, pero me apasiona mucho lo que hago. Y eso que se suele decir de los periodistas que son unos vendidos, que solo entienden de un solo costal. Cuando hay asesinatos de compañeros, cuando pasa algo, surge ese sentimiento de que estamos solos, como que a la gente no le interesa lo que nos pasa», afirmó.