*CIA, DEA, Camarena; una historia de terror

0
1

Recibí la versión de que la CIA estuvo tras los asesinatos de Buendía y Camarena, de un documental que un amigo me hizo llegar, meses atrás. Por mi parte jamás hubiese sospechado de algo así. La versión, recuperada por Jorge Fernández Menendez, experimentado columnista de Excelsior, dice que el mítico periodista y el agente de la DEA se acercaban a la verdad en el famoso escándalo Iran-Contras y CIA, intentando ocultar su participación, planeó asesinarlos. ¿Fantasías de película? Puede ser, como la mayoría de los asesinatos históricos éstos dos también están envueltos en misterio.

De lo que hay certeza plena, es de la vengativa reacción posterior que la corrupta Agencia Antidrogas Estadounidense emprendió por la muerte de Camarena. Fue tan arrogante y ruin su desplante que tuvo la desfachatez de inventar que dos secretarios de estado, Bartlett y Arevalo Gardoqui, fueron testigos indirectos de la tortura, esperando resultados en habitaciones de la misma propiedad. También involucró al único “jefe de jefes” que ha existiendo en el país, Miguel Ángel Félix Gallardo y a su segundo, Amado Carrillo. Levantó falsos a un médico inocente, Álvarez Machaín, al que secuestraron e injustamente encarcelaron en Estados Unidos. E hizo cargos contra Zuno Arce, cuñado de un expresidente. Por supuesto fue contra los presuntos autores materiales, Caro Quintero y Don Neto.

Esa narrativa infame de pretender involucrar a las más altas autoridades del país, siendo que aquella tortura y asesinato quedaba en el impuso violento de Caro Quintero, terminó cambiando la historia del crimen en nuestro país. Descabezado el poderoso “Cartel Guadalajara” que consolidó Félix Gallardo tras asesinar a Pedro Avilés, quedó el paso abierto para el surgimiento de organizaciones independientes asentadas en “sus plazas”, territorios que consideran de su propiedad donde ejercen sus actividad delictiva.

No soy romántico para defender a los narcotrafiantes de entonces o añorar aquellos años de “paxnarca”. Hago énfasis en el asesinato de Camarena y las nefastas consecuencias para el país por la arrogancia de la DEA; sus agentes y directivos no se conformaron con detener a los culpables, querían destruir al gobierno por que los veían como cómplice. Si hubiesen podido llegar hasta el presidente, hasta él llegan.

Con los grupos sueltos y peleando entre si, el primero que observó la necesidad de regresar el viejo estatus quo fue Carlos Salinas. Con ese propósito liberó a Amado Carrillo, esperando que hiciera el trabajo de Félix Gallardo. No resultó, murió en las circunstancias más extrañas. Después, a sugerencia de la misma DEA –García Luna y los directivos de la Agencia han reconocido que trabajaron juntos- Felipe Calderón hizo una declaratoria de guerra a los grupos criminales con el propósito de crear una gran Federación teniendo a Sinaloa como grupo predominante. Tampoco resultó, consiguieron el efecto contrario con cientos de bandillas ingobernables en gran parte del territorio nacional y el surgimiento del violento Cartel Jalisco Nuevo Generación, escindido de Sinaloa. La consecuencia del grave error fue que en México no había sucedido más muertes violentas desde la Revolución Mexicana.

Así llegamos al amasijo de jefecillos dispersos en todo el país peleando de manera violenta por pequeñas franjas donde puedan hacer el trasiego de la droga y controlar los mercados nacionales del consumo. Muchos de esos jefecillos son sicarios que se mueven en absoluta impunidad en sus regiones de mando, dándose el lujo de imponer o vetar alcaldes, exigir mano en el nombramiento de jefes de policía y directores de obras públicas. El chueco es uno ejemplo de la impunidad con que actúan.

Con cada gobierno vamos dando un paso más hacia el caos, hasta convertir al país en un “narco-estado”, donde el presidente agradece a los grupos criminales por portarse bien durante las elecciones, suelta a sus principales capitanes para no derramar más sangre, confiesa que tiene la obligación de defenderlos por que son seres humanos y los usa como aliados electorales.  No me detendré detallando la relación de complicidad entre López Obrador y los sicarios del mal, solo repasen los hechos y ustedes concluyan.

En buena medida los miles de muertos, tal vez millones en las cuatro décadas de sangre, el secuestro de un tercio del territorio nacional, la desconfianza de inversionistas y el temor social de salir a la plazas públicas o viajar de noche por carretera, en mucho tienen que ver con la arrogancia de la DEA vengando a su agente Camarena. No se conformaron con detener a los autores, por su engreimiento quisieron juzgar a todo un gobierno y si me apura al país entero, con la vileza de mantener el estado de guerra para justificar ante el Congreso sus cuantiosos presupuestos, pues en un clima de paz pierden utilidad.

Desde luego, la DEA es una parte en ésta ecuación de muerte, la otra son los gobiernos corruptos por cuya abyección permiten que desde el Imperio les impongan la estrategia de combate que nos mantienen en perpetua confrontación. Si, en la DEA son unos miserables que alientan la muerte con tal de garantizar sus presupuestos, los últimos presidentes, al menos desde Salinas hasta López Obrador, ha permitido que esa corrupta agencia siga imponiendo sus condiciones, con tal de congraciarse con el Imperio.

Cuando pensemos en una solución nacional, en los intereses del país, de nuestra sociedad, empezaremos a ver la luz al final del oscuro y extendido túnel al que nos llevó el crimen, la arrogancia vengativa de la DEA y gobiernos abyectos. Una tragedia doble, pues encima tenemos la sospecha de que fue la CIA quien ordenó el asesinato de Camarena. Es de terror saber que con esos “amigos” tenemos que lidiar.