Asistí al desayuno informativo sobre “Desempeño Financiero y Calificaciones Crediticias del Municipio de Chihuahua”, celebrado ayer, con la expectativa de que sería otro evento más, uno de los muchos que suelen agendar los gobiernos para lucimiento del titular en turno. Estaba equivocado, escuchando a la directora de finanzas, Amanda Córdova, reparé en lo que debería ser una obviedad; la importancia de administraciones públicas responsables.
Tenía pensado desarrollar ayer mismo el tema, pero las insolencias y majaderías políticas de quien tiene por ley generar acuerdos nacionales de armonía, el secretario-candidato Adán Augusto López, me obligaron a posponerlo. Tiene uno dificultades para dar crédito a su arrogante cinismo. Hoy retomo algunos de los datos más relevantes, empezando por dar crédito a los contribuyentes; somos una sociedad que cumple puntual, lo vemos todos los eneros en el Predial y ahora durante el replaqueo.
Los chihuahuenses no son buenos contribuyentes por desprendidos o por que les sobre dinero. En las últimas administraciones han visto que su dinero es bien aplicado en obras y servicios; mejoras en infraestructura urbana, calidad en los servicios, inversión en seguridad, limpieza, alumbrado. Desde luego son servicios que pueden y deben ser mejorados, pero comparados con otras ciudades hay diferencia. Por ejemplo Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, acaba de recibir en Madrid “La Escoba de Plata” y Chihuahua luce más limpia.
Sin que nadie se lo haya propuesto, se ha ido produciendo una complicidad virtuosa entre autoridades y sociedad: nosotros, sociedad, contribuimos; ustedes, autoridad, cumplen. La consecuencia de esa complicidad es que hoy los ingresos propios del municipio son del 49 por ciento, cuando el promedio del país apenas ronda el 22 por ciento. Sin contar los pequeños municipios que dependen en 90, 95 por ciento del ingreso estatal y federal.
El dato habla de la enorme solvencia y autonomía de inversión que tiene el municipio, lo que le ha permitido programar inversión en obra pública para éste año por más de mil 45 millones de pesos -¿pregunten cual es la inversión en Juárez para el mismo rubro?- y destinar a la seguridad mil 76 millones. Para los alcaldes esa solvencia es maravillosa, casi dependen de sí mismos.
Con transparencia, honestidad y eficiencia en el gasto más la autonomía financiera mostrada, es fácil comprender la calificación de Triple A que otorgó Fitch Ratings por cuarto año consecutivo y el primero de la rejega HR Rating. Solo otras dos ciudades del país tienen esa calificación, San Pedro Garza García en Nuevo León y Aguascalientes, Aguascalientes. Cualquier estudiante de primer semestre en Finanzas de la UACh sabe lo que eso significa; acceso a créditos blandos.
El trabajo de Marco Bonilla y de su directora de finanzas ha sido mantener y afianzar la complicidad, esforzándose en disciplina, transparencia, eficiencia y asertivos criterios de inversión. Pero, como la propia Amanda comentó, llegar al punto más alto de la calificación ha sido un trabajo que viene desde administraciones anteriores.
En éste punto es obligado recordar a Patricio Martínez, uno de los mejores alcaldes en la historia de la Ciudad, autor de la modernización administrativa. No exagero al decir que es un antes y un después de Patricio, sin restar méritos a ediles eficientes y comprometidos con la honestidad, cuando la transparencia todavía no estaba de moda, como don Luis Fuentes molinar.
Desde luego no es el único, Reyes, Marco Adán, Garfio también fueron cuidadosos con el manejo financiero y es muy destacable que la primera en lograr una calificación Triple A fue Maru Campos, hoy una gobernadora con el reto de sanear las deprimidas finanzas que dejaron dos administraciones inconsecuentes; la de Duarte y la de Corral. Maru entregó finanzas sanas y recibió una crisis. Ahora que Marco Bonilla tiene la responsabilidad, es bueno saber que honra la tradición.
Sólo un apunte final, estas calificaciones han tenido un alto costo para el chihuahuense; también pagamos unas de las contribuciones municipales más caras del país. Si el diablo los tienta, abandonen las tentaciones de subir el predial, los derechos de construcción y de tantos servicios por los que cobra el municipio, en la Triple A llegamos al punto de equilibrio, aprietan más y revientan la cuerda.
Rompeolas
Con el pleito a dentelladas, machetazos y puntapiés en los “destos” entre Cruz y Loera, exacerbado deliberadamente por Adán Augusto López –entre López te veas- pareciese que Morena no tiene más opciones en el próximo Consejo Estatal. Pues no, como dice su tlatoani, existen otros liderazgos fuertes con sentido de la democracia que se han ido decantando en “El Colectivo” y la “Tercer Vía”, ambos unidos por el hartazgo de sentirse secuestrados por esos dos personajes ambiciosos que se mueven con el olor al dinero. Sólo por citar nombres, mencionaré al profe Chaparro entre los que destacan en “El Colectivo” y a Rafa Espino, de la “Tercer Vía”. Si ambos grupos tienen sentido de la oportunidad política y no están dominados por pasiones de grupo o ideológicas, podrían unirse y hacer la diferencia en la creación del próximo Comité Estatal. Sin embargo en Morena, ya sabemos, cualquier alianza cuesta sangre, son capaces de frustrar acuerdos relevantes por una coma mal puesta en la minuta y hágalos cambiar, primero muertos.
