*Cisma de Morena entró en fase dos

*Monreal aprieta; Ebrard expectante

*Loera ¿victoria con sabor a derrota?

* grupos quedaron despedazados

*Cruz superó a Teto y a Duarte, juntos

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Quedó partido en dos, los acuerdos políticos de unidad están cancelados, impensable la reconciliación. Si Morena fuese nuestro planeta, válidamente podría decirse que alcanzó los dos grados celcius de temperatura global, el punto de no retorno antes de que la catástrofe sobrevenga. La confrontación entre los grupos dominantes sólo irá en aumento, la izquierda más radical, la que sigue atada a los viejos tótems secuestró al Consejo Nacional apalancada en las peores prácticas del chanchullo, el despilfarro inescrupuloso de dinero público y las incursiones de pandilla en centros de votación, dejando a los liderazgos progresistas sin más opción que marginarse de la política, conformarse con rebabas o emprender el camino de la insubordinación valiente.

Los resultados son inapelables, el “líder amadísimo” calificó el avasallamiento de “buena jornada democrática”. Consumada la purga, Morena queda en manos de los más radicales y el camino pavimentado para un candidato pelele que garantice la continuidad de la obra destructora, de un sistema sostenido en dádivas clientelares, polarización social, amedrentamiento de la oposición y el autoritarismo. ¿Claudia o Adán Augusto? Da igual, López Obrador con cualquiera hace par, está convencido de que ambos garantizan su añorado anhelo de ser colocado entre los grandes héroes de la Patria, único destino que acepta como bueno para él.

El primero en percatarse de que la izquierda moderada no cabe en el Morena concebido el domingo pasado, fue Ricardo Monreal. En una entrevista con Imagen, difundido éste lunes a la misma hora de la mañanera, el senador dijo “no me autoengaño, yo creo que si el Presidente deseara, en éste momento (el candidato) sería o la jefa de gobierno o el secretario de gobernación, pero eso no funciona siempre”. Después tuvo la osadía de ironizar con que “uno sería suplente de otro”.

Siendo uno de los políticos más maduros del país, Monreal sabe de tiempo atrás –tiene 14 meses sin hablar con López Obrador- que nunca estuvo en los planes del Presidente, pero guardó la compostura y supo esperar los resultados de la elección interna, para expresarlo sin ambigüedades. Con esa entrevista elevó el tono de su narrativa rebelde y se colocó como un prospecto creíble para la oposición, dentro y fuera de Morena.

El cisma los alcanzó antes de concluir el cuarto año de gobierno, hoy nadie tiene dudas al respecto. Pero la pregunta que muchos nos hacemos, es si Ebrard y Monreal están dispuestos a correr el riesgo de confrontar al poder abusivo y rencoroso y, si deciden correrlo, les alcanzaría para derrotar al candidato(a) pelele. Esa pregunta la respondió hoy Agustín Basave, teórico respetado de la izquierda, en su editorial de Milenio: “En el caso de Monreal si y no; en el caso de Marcelo no y si”, responde Basave.

Es una interpretación pertinente, a Monreal lo ven decidido por que ha llevado el peso de la disidencia y Marcelo sigue transitando sobre la tesis de lealtad absoluta, la razón solo el tiempo puede darla. Sin embargo creo que, dándose ciertas condiciones políticas, básicamente de unidad opositora y sentido de urgencia para conjurar la amenaza común, por mi parte creo que ambos tomarían la ruta independiente, materializando la ruptura que hoy se manifiesta únicamente a nivel de partido.

Es lo que dejó la jornada del domingo; un Morena partido en dos. Adentro quedan los abyectos, serviles, ambiciosos, los genuflexos cuya “lealtad” llega hasta la ignominia; afuera la promesa de una izquierda moderna, democrática, respetuosa de las instituciones.

¿Qué precio pagará López Obrador por entregar el partido a los radicales por los cuales apostó para el continuismo, a costa de sacrificar a una parte importante de los liderazgos que lo acompañaron durante décadas en su asenso al poder? No será el Presidente quien ponga precio, éste lo definen los mismos proscritos en razón de la decisión que adopten: se atraviesan con determinación y hacen una convocatoria amplia e incluyente a la sociedad y elevan el precio; se amedrentan o negocian su dignidad por cargos secundarios y salen regalados. El destino del país, más que en una oposición melona, asustadiza y vil, está en la disidencia de Morena, si el movimiento cismático se consolida y hacen alianza con la oposición formal, la derrota del populista y cualquiera que sea su pelele, está garantizada.

Rompeolas

Juan Carlos Loera, delegado del Bienestar, dijo en uno de los chats que “ganó la verdadera izquierda en Morena. Los oportunistas y chapulines ni con todas las malas mañas aprendidas en el prian lograron mayoría”. Estoy en desacuerdo, en esa elección perdió Morena y la democracia, quedaron partidos en dos y sin forma de que puedan establecer acuerdos de respeto mutuo o delimitación de territorios. Puede que Loera se sienta ganador y si metió más delegados que Cruz, para efectos políticos seguro lo es, están peleando por la alcaldía, primero, y por la gubernatura, después. Si Loera se hace con el Partido, la reelección de Cruz estará en chino, como  tantas veces he dicho. Pero con un Partido así de confrontado, las posibilidades de ganar nuevos espacios son equivalentes a cero. Por eso digo que perdió Morena ¿y la democracia porqué? Hijitos, ¿Cuánto les costó cada voto acarreado? Dudo que el diez por ciento de los votantes haya ido a las casillas por su propia voluntad, a la enorme mayoría los llevaron y muchos convencidos por la tarifa estándar de quinientos pesos.

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Cruz se exhibió como el sucio competidor que siempre fue, sus nuevos aliados chihuahuitas deberían guardar distancia de ese tiradero o saldrán contaminados. El edil juarito nos hizo recordar otro tiradero similar, las internas del PAN al senado cuando participaron él, Borruel y Corral. Hicieron tanta marranada que el CEN terminó por anular la elección y el más sobresaliente de los tres fue Pérez Cuéllar, se alió hasta con Teto Murguía. Sólo por soltar un dato, quienes vivieron de cerca el proceso interno de Morena, aseguran que Cruz derrochó alrededor de 30 millones de pesos en el pago de votos y la movilización, chantajes y todas las linduras. ¿Tanto así? Es lo que asegura mi fuente. De ser el caso, Héctor Acosta debería parar oreja, de la bolsa del edil no salieron, antes de ser senador andaba de uber. Quedó exhibido como el más sucio, superó a Teto y a Duarte… juntos y por separado.