Jesús Esparza ¿Rebelde o negociado?

*Levanta Leyva las enaguas de Corral

*El sentido común de Jiménez Castro

*Molina Peña, nuevo delegado del PRI

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Ufano y radiante lucía Jesús Esparza cuando dejó la Tesorería de la Junta Central de Agua, para ocupar la silla que César Duarte arrebató a Sérbulo Lerma. No cabía en sí, para un auditor de medio pelo sin experiencia pública, el cargo representaba un paso gigantesco en su desarrollo profesional.

Jesús olvidó lo que muchos otros parralenses que, sin antecedentes profesionales suficientes, acompañaron a Duarte en su gobierno; la temporalidad de los cargos públicos y los vaivenes de la política. Hoy recibe lo que antes sembró, la destitución deshonrosa.

Su salida era un hecho, y no en razón de la demanda presentada por el diputado panista Jorge Soto, su destitución quedó escrita desde el reacomodo normal del poder durante los cambios de administración, profundizados esta vez por el choque entre el gobernador y el “ex”.

Desde que se instaló la legislatura con mayoría del PAN, Jesús envió innumerables señales de buscar paz, presentando más de tres veces su renuncia por escrito, hasta que la semana pasada se la aceptaron, a espera de materializarla durante la próxima reunión de la Junta de Coordinación Parlamentaria, que será en un par de días.

Sale de la Auditoria Superior pero sus problemas continúan, pues hasta donde hay información se sabe que nada negoció por entregar la oficina. A lo más pide que no carguen más de la cuenta, es decir justicia a secas.

Ingenuo Jesús, no necesitan cargarle más San Benitos, con los que acumuló en su servil protección al gobierno de Duarte son suficientes para que la Fiscalía ponga su expediente entre los primeros de la lista. En esta el gran ganón es Miguel Latorre, se desprende de un problema potencial sin despeinarse.

A Ricardo Leyva le salió lo leguleyo, para llegar a la presidencia del Ichitaip tocó cuanta puerta de panistas encumbrados pudo, y en cuanto le pidieron acatar acuerdos asumió una posición de intransigencia dignidad institucional.

Durante semanas rumió la forma de enfrentar al gobernador Corral, para decirle que rechazaba la recomendación de nombrar Secretario Ejecutivo del Instituto a Ricardo Gándara, esposo de la cuestionada Secretaria de la Función Púbica, Stefany Olmos.

Al terminar el informe de Julio César Jiménez Castro, el viernes por la noche, le tendió una celada a Corral y éste cayó redondo, trabándose en público por el nombramiento de Gándara, pues según testigos, en varios momentos de la efímera conversación el gobernador habría reclamado: “entonces no cumplirá el acuerdo”, ante la postura de irreductible institucionalidad asumida por Leyava.

Para que no hubiese duda del desafío al mandatario, el hermano de Leyva, muy conocido en el PAN, el mismo viernes en la madrugada subió a redes la foto del encuentro, misma que desde el sábado circula en los correos de panistas, con una retadora leyenda: “hay tiro”.

Leyva exhibió el intervencionismo de Corral y su Secretaria Olmos en un organismo independiente, siendo que pasan por comprometidos con el respeto a la autonomía de las instituciones, dejando además patente que también el PAN tomó al gobierno como agencia de colocaciones.

Al levantar las enaguas de Corral, Leyva merma la credibilidad del mandatario. Hoy está claro que metió las manos en el STJE y la Uach, imponiendo secretarios generales, así como en otros entes legalmente fuera de su órbita.

Pero la osadía pude salir cara, pues se sabe que los mismos consejeros del Ichitaip, tanto los panistas como los priistas, intentan destituir a Leyva de la presidencia. Es probable que esta misma semana lo bajen para entronizar a Alejandro de la Rocha, como el nuevo gurú de la transparencia doméstica.

Leyva ignoró una cosa, Corral es de rencores permanentes, no perdonará el agravio, así acabe batiendo esa institución, que por otra parte sólo ha servido para cubrir la opacidad de los gobernadores en turno ¿Estarían de acuerdo Medina y los otros expresidentes transparentes?

Tras el informe de Julio César Jiménez Castro, presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, es pertinente suponer que el Congreso local desechará el Consejo de la Judicatura tal y como lo planteó Duarte, con siete consejeros a modo del Ejecutivo.

Si mucho deberían ser cinco; tres pertenecientes al Tribunal, entre ellos obligadamente el presidente, uno del Ejecutivo y otro del Legislativo, y además que sus cargos sean honorarios y sin que implique otra estructura burocrática que engorde la nómina.

César, exbueno Jáuregui, Jiménez Castro y Miguel Latorre, los tres personajes claves en la creación e integración del Consejo, necesitan moverse pronto, en estos momentos hay inquietud y zozobra al interior del Poder Judicial, pues no acaban de tomar su lugar los nuevos funcionarios, especialmente la secretaria general de apellido Godínez, que pretende pasar incluso sobre el Pleno, apoyada en que “es amiga de Javier”.

También sería muy importante que el señor gobernador diese un paso de costado con el nombramiento de Luz Estela Castro como su prospecto a consejera de la Judicatura.

Es una mujer con mil asuntos en el STJE, conflicto de intereses que la hacen legal, política y moralmente inelegible para ese cargo. Pero Corral no es de los que escucha consejos, seguro la impondrá en detrimento del Consejo y del propio Tribunal.

Si la fuente no chafea, muy seguido salen sello, en días próximos el PRI tendrá su delegado general. Se trata del exgobernador de Colima, Fernando Moreno Peña, el mismo que meses atrás sufrió un atentado mientras desayunaba en conocido restaurante de Colima,  donde ofició de gobernador.

La versión está muy extendida entre los priistas locales que abrevan en la ciudad de México, llámese senadores, dos o tres diputados federales y desde luego gente cercana a Reyes Baeza, quién desde el ISSSTE mueve los hilos.

La que no está convencida del nuevo delegado es Lilia Merodio, pero ella en realidad no está convencida más que de hacerse la ofendida con su partido, buscando cargos y prebendas que “la contenten”. Así ha recibido un par de delegaciones y patrocinios para sus giras estatales de autopromoción.

Pero en el CEN, dicen sus colegas de Juárez, ya la tienen medida, saben que no hace click con ninguno de los grupos locales y que por si sola carece de la menor fortaleza, pues todo se apoya en un cacique sindical de línea muy corta en los Pinos.