La visita de Claudia Sheinbaum demostró lo que todo chihuahuense medianamente interesado en temas políticos sabe, que fuera de Juárez Morena es un partido testimonial. En la capital encerrona con la nomenclatura partidista y visita de cortesía a la estantería librera de Corral, en Cuauhtémoc reunión de empresarios sin empresarios y famélico mitin de acarreados.
Si quieren ver otra realidad, como suelen hacerlo quienes siguen asustados por la propaganda oficial del arroz ya cocido y los súbditos ciegos, es tema de percepciones alucinadas. El hecho objetivo es que Claudia Sheinbaum no tiene capacidad para entusiasmar ni a los fervorosos devotos del populismo lopista. Es una candidata sin ángel y encima carga el estigma bien ganado de Juanita.
Muy desilusionada debió salir la candidata oficial de Chihuahua, al ver las mismas caras en la reunión con los cuadros partidistas, que las vistas en la reunión de “empresarios” realizada en Cuauhtémoc. Porque a su lado estaba la presidenta del partido, Bridgette Granados, Cuauhtémoc Estrada, Víctor Quintana, Benjamín Carrera, Lilia Aguilar y sígale contando. Puro aplaudidor buscando refrendar hueso.
Para el encuentro enmpresarial en Cuauhtémoc consiguieron a un par de líderes menonitas, quienes van a todas, dos o tres manzaneros de medio pelo hacia abajo y alguno de sus representantes que mandó Luis Corral de orejas. De ahí en más nadie que valga la pena mencionar, completaron con los aspirantes a cargos públicos en la región, desde los que piensan en una regiduría hasta los que buscan alcaldías o diputaciones.
En la reunión del Poliforo todavía más deprimente para la candidata con ínfulas de “ya gané”. Fraccionaron, como acostumbran en el zócalo, con pasillos interiores un recinto público cuya capacidad es menor a las tres mil personas y encima plantaron el escenario restándole todo el lateral izquierdo, más de un cuarto de los asientos. Para que los organizadores hayan calculado la asistencia en cinco mil personas, es que apenas habrán superado los mil quinientos, si mucho.
Pero lo patético no es que hayan acomodado el Poliforo a modo de lucir saturado de simpatizantes, es una herramienta legítima intentando simular llenos abundantes. La tragedia para los organizadores es que no pudieron presentar mayor asistencia ni acarreando gente desde los municipios de la sierra, la sabana y el desierto. Hasta Cuauhtémoc llegaron camiones de Jiménez, Parral, Bocoyna, San Rafael y varios más.
Claudia Sheinbaum no es más que la representación física, casi caricaturizada, de un régimen sostenido en el más absoluto verticalismo político, donde manda una sola voz y ciertamente no es la suya. Una mujer sin personalidad ni carisma a quien infla la propaganda oficial aceitada con miles de millones de pesos derramados en los agentes electorales a los que llaman servidores de la nación, granjas de bots, influencers ignorantes, partidas de columnistas a sueldo, intelectuales orgánicos vendidos al régimen y una batería de encuestadores bien pagados para satisfacer los deseos del cliente.
¿Un fenómeno social la Juanita? Ni en sus más alocados sueños. Fenómeno popular era López Obrador, un candidato que despertó el hartazgo social por décadas de corrupción infame que sangraron al país y supo capitalizarlo electoralmente. Pero ni esa popularidad y mucho menos el carisma pueden ser transferidos a su desabrida candidata. Con otra, así la quiere, insubstancial e insabora, ver su fragilidad alimenta su descomunal narcisismo; nadie como yo en las urnas.
Los estrategas del régimen en Chihuahua, contados pero los hay, deben estar muy preocupados con la visita de su candidata. Jamás aceptarán en público que resultó un fracaso, sin embargo sospecho que prendieron luces rojas en su interior. Su candidata está muy limitada y los apoyos no se traducen en fervor político y menos en votos. Si estuviésemos hablando de una empresa dedicada al diseño, es para que el gerente ordene a los diseñadores regresar a sus estudios y volver a empezar, lo que muestra es un producto que induce a risa y no están en el negocio del entretenimiento.
Rompeolas
Hipócrita como siempre, Javier Corral recibió a Claudia Sheinbaum vestido de albañil, en su librería fantasma. Es su disfraz de intelectual izquierdista, los nuevos tiempos obligan cambios, simulación completa. Se hizo acompañar por una docena de sus últimos leales, entre ellos Víctor Quintana, quien hace seis años renunció al proyecto de López Obrador para entregarse al candidato de la derecha, en ese entonces el propio Javier Corral. Pero eso si, son muy dignos y congruentes jajajajajajaja. Ambos, Corral y Quintana, mostraron un oportunismo digno de los mejores carroñeros en la sabana africana.
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En abyecta subordinación, Claudia Sheinbaum se sacudió el incómodo tema de la inseguridad retorciendo la estrategia reina de abrazos y no balazos. Incapaz de contradecir en lo mínimo al tlatoani y líder amadísimo, improvisó una respuesta que Cantinflas hubiese envidiado: “Yo pienso que los brazos centrales para la seguridad tienen que ver con la atención a las causas, y ahí, sí es abrazo a los jóvenes, no balazos. Sino darle a los jóvenes esas herramientas y la cero impunidad como segundo brazo central, que quiere decir justicia”. Desde luego, nadie ha dicho lo contrario ¿Y los cocodrilos vuelan? Pues si, pero bajito, bajito. Hay que joderse con la portadora del bastón.
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Mañana las noticias del Frente, salieron nombres para cargos de elección popular, donde la única sorpresa sería que convencieron a Tony Meléndez para ir de candidato a diputado federal por el distrito quinto. Queda el tema para desarrollarlo mañana.
