Madonna hace la mejor fiesta

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La carrera artística de Madonna es de esas dignas de relatar, y quién mejor que ella para contar 40 años de exitosa, provocativa y desafiante música en The Celebration
Tour
, con el cual la cantante regresó a México después de nueve años de ausencia para ofrecer el primero de cinco shows que dará en la capital del país.

Ella es La Reina del pop, eso es indiscutible. 16 mil 500 personas abarrotaron el Palacio de los Deportes para rendirle homenaje con ovaciones y aplausos a un legado que va más allá de la música y que toca la religión, la sexualidad, las preferencias, los cuerpos y que todo ello, sólo ella lo puede agrupar en una celebración completamente inclusiva, en donde nadie es diferente.

La voz de Michael Jackson se unió a la celebración cuando el tema Don’t Stop ’til You Get Enough resonó en las bocinas del recinto anunciando que la reina estaba casi por apoderarse del escenario, pero antes, el equipo de grabación encargado de documentar la gira tenía que levantar algunas tomas del ambiente y el público, que abarrotó esta primera fecha, por lo que nadie, ni ellos ni el público, dudaron en bailar con El rey del pop.

“It’s showtime, Ciudad de México”, lanzó la drag Bob The Drag Queen, quien regaló unas plumas al público mientras evocaba a la Madonna de Vogue en los MTV. Sí, esa que salió vestida como cortesana de Luis XV. 40 años pasaron en un instante en las pantallas haciendo un recorrido por las giras sólo para que Madonna, a las 22:38 horas, apareciera nuevamente en suelo mexicano.

Nothing Really Matters fue el tema con el que apareció descendiendo de una plataforma circular. No podía ser de otra forma, su atuendo, en negro y con una corona, además de su actitud y su inconfundible voz, arrancó las ovaciones de los presentes.

Una ciudad en el fondo y sus bailarines armados con trajes de colores y lámparas le dieron vida a Everybody, el primer sencillo que la cantante lanzó en 1982, y con el cual la coreografía y la emoción invitaban a todos a bailar.

Después de saludar a su público, Madonna no dudó en poner a cantar a sus súbditos, es la reina y puede hacer la que le plazca, por eso entre punks, piratas y ella con rodillera, shorts y chaqueta, recordaron la esencia neoyorquina y angelina de los años 80 con Into The Groove.

“¿Están listos? Porque los voy a llevar a un viaje. La pregunta es si lo puedes manejar. Los voy a llevar por mi vida, les voy a leer mi diario, las fantasías, los dolores, todo lo que hay ahí, ¿están listos mother fuckers?

“Cuando era una niña descubrí a Frida Kahlo y crecí muy interesada en esta mujer, en su cara, su ropa y su mirada profunda y así conocí su historia y su inmensa esperanza, la primera vez que supe de ella me enloqueció y es mi inspiración. Tiene una historia y una tradición increíble, estoy muy orgullosa de estar aquí frente a ustedes, no tengo nada más que agradecerles porque son 40 años. Gracias, muchas gracias”, dijo Madonna, esta frase al final en español.

“Nunca voy a dejar de creer en mis sueños y eso lo espero para todos ustedes, porque si no tienen un sueño nada puede ser posible”, lanzó la cantante antes de alzar su guitarra, lo cual por supuesto arrancó una gran emoción por parte de sus fans. Y agregó: “la música es la mejor forma de unir a la gente, muchas gracias por apoyarme siempre, gracias”.

Ella habla, todos escuchan, Madonna pregunta, la gente responde y ponen atención a cada una de sus palabras, si ella muestra sus imágenes de juventud y toca la guitarra al mismo tiempo todos escuchan, así fue como pasó con Burning Up.

Sí, pareciera que Madonna lo puede todo, desde que hoy, después de una ola de calor que sofocó a la CDMX, llegó la lluvia hasta hacer que el primero de sus shows se sintiera como una fiesta en donde cada uno de los invitados era especial, de esas que se hacen en lugares exclusivos y con listas VIP.

Y si bien el costo de los boletos del show variaba dependiendo la ubicación, todos, absolutamente todos se sentían felices en el festejo, desde los chilangos, a los que viajaron desde diferentes ciudades del país y hasta aquellos que esperaron por años para verla por primera vez, y los que repiten la experiencia.

Pero Madonna no es ella si no saca esa irreverencia que siempre la ha caracterizado y ¿por qué no? un vistazo a la industria sexual de Estados Unidos con flyers de promociones que se mostraron en las pantallas engalanaron Open Your Heart, mientras que la Reina se unió a un baile completamente provocativo con sus bailarines en la pasarela en donde demostró que el perreo, como hoy se conoce, existe desde hace más de 40 años y que ella puede darle nalgadas a quien se le pegue la gana.

Y así llegó Holiday, en la que Madonna apareció con un abrigo largo negro que abría a placer y mostraba su corsé; una bola disco de espejos brillaba en el centro del escenario y ella se dio el gustito de recrear una parte de la coreografía original para bajar un poco el ritmo a la par que la bola aterrizaba a su lado y ella cubría con su abrigo al bailarín con el que estaba, haciendo un preámbulo del homenaje a sus amigos de los años 80 que fallecieron.

Madonna baila, canta, bromea y vuela, sí vuela, y se lleva a sus fans en un viaje de recuerdos mientras Live To Tell resuena en las bocinas y ella en un cubo recorre el espacio vacío del recinto. Las fotografías de Freddy Mercury y cientos más de personas cubrieron las pantallas flotantes del lugar, dándoles un espacio especial por ser las almas que se fueron víctimas de sida.

Con lo que se podría llamar una minipuesta en escena en la que los bailarines de Madonna hacen un ritual, fue como le dieron paso a Like A Prayer, sí esa canción que sacudió las conciencias más inocentes a finales de los años 80. Y así, con un arsenal de cruces y la cantante —ataviada en negro con cristales— en medio de sus bailarines haciendo del tema uno de los más esperados y coreados de la velada.

La provocación es lo suyo… y lo sabe, no es una casualidad de hacer una referencia ten directa a la religión católica su siguiente bloque estuviera dedicado a lo que Madonna siempre ha defendido: la libertad sexual. Ella nunca ha dejado que el deber ser la defina y por eso, su sexualidad, es uno de sus elementos más importantes, incluso en sus shows.

Temas como Erotica Justify My Love —la cual tuvo guiños de Fever— lo dejaron clarísimo. Con una lluvia de imágenes en blanco y negro que emulaban un ring, el cual se trasladó al escenario y donde Madonna —ataviada con una bata, peluca rubia corta y platinada y un negligé rojo con negro, que emulaba el look de comienzos de los 90— se aventó un sensual round con sus bailarines y después con ella misma, autocomplaciéndose.

Hung Up con Tokisha y con un vistazo de La Isla Bonita, le recordó al público que somos iguales, tanto hombres como mujeres, y que los cuerpos son iguales en todos los lugares del mundo, por lo que las y los bailarines que la acompañaron lo hicieron topless; y así llegó el turno de Bad Girl en la que se hizo acompañar por Mercy James, su hija, quien fue la encargada del piano en esta velada.

Y con el video clásico en blanco y negro, Madonna no dudó en hacer que el público enloqueciera aplaudiendo al ritmo de un arreglo actual con el que le dio la bienvenida a Vogue, en la que Estela, otra de sus hijas, hizo gala de sus mejores pasos y su habilidad con los tornamesas ya que fue la encargada de la mezcla en vivo.

Madonna subió a la pasarela al comediante Guillermo Rodriguez (migrante mexicano que sale en El Show de Jimmy Kimmel) para calificar a cada uno de los bailarines mientras ellos le bailaban al invitado de la forma más sensual que podían.

Llegaron Human Nature, Die Another Day Ray Of Light, entre muchos más, para cerrar una noche increíble pasadas las 00:30 de hoy.