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domingo, mayo 5, 2024
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De López Obrador, silencio; de Claudia Sheinbaum, silencio; de Ricardo Monreal, silencio; de senadores y diputados federales, silencio; de los intelectuales orgánicos, silencio; de los columnistas en nómina, silencio. En torno a las acusaciones contra Cruz Pérez Cuéllar por sospechas fundadas de corrupción, la clase política del régimen, empezando por el presidente y la candidata, guardaron “estridente” silencio.

Hubo dos excepciones significativas, Mario Delgado e Ignacio Mier. El jefe del Partido salió el mismo día con una declaración rutinaria sin otro fin que cubrir el expediente, responsabilizó a la gobernadora Campos; el diputado poblano apareció después en términos similares. Ninguno dio seguimiento a sus declaraciones, observando una regla de oro no escrita en los tiempos del populismo autoritario: sin orden matutina o ejemplo del guía moral y gran tlatoani nadie se mueve. Cómo el tema de la casita de Cruz (o Daniel Pando, a quien pertenezca) estuvo ausente en la mañanera, la vocería del régimen puso distancia.

Acá salieron a su defensa diputados locales y la presidenta del partido. Lo hicieron más que todo por obligación y desprovisto de convicción, sin entusiasmo, ¿observó los rostros mientras hablaban Brighite Granados o Cuauhtémoc Estrada? Eran rostros del tipo “que hueva, defender a este pinche corrupto”. Sin embargo tenían que hacerlo, quieran o no es su candidato más visible, representa la única esperanza que tienen, muy limitada por cierto, de ganar los cuatro distritos federales y nueve locales en la frontera y mantener mínimo chance en la senaduría.

El frío puede ser interpretado por otra regla no escrita que los devotos de conveniencia no acaban de asimilar: los nuevos encumbrados pueden robar a manos llenas, pero si son descubiertos que se rasquen con sus propias uñas, a menos que sean parte de la familia imperial o personajes de muy alto nivel y además querido por el tlatoani. Cruz no es ni uno ni otro, su realidad política es que no tiene conductos válidos de comunicación con Palacio Nacional, está distanciado de la candidata y una buena parte de la nomenclatura, alta y baja, lo tiene por oportunista trepador que les roba espacios.

En el fondo, el silencio del régimen obedece a que, desde el presidente hasta el más modesto regidor, están convenidos de que defender a Pérez Cuéllar es defender la corrupción. Para corruptos hay en Palacio Nacional, ya bastante tienen con soportar a los advenedizos. Es tan grotesca e insultante la corrupción que les resulta imposible ofrecer una defensa mediática convencida, porque si a los detalles nos vamos, el salario del edil, menos de 120 mil pesos mensuales, es insuficiente hasta para dar mantenimiento y pagar la renta de una residencia como la que habitaba hasta que los querubines de Abelardo Valenzuela llegaron con órdenes de requisa, por causas ministeriales.

 

Rompeolas

 

Empezaron las campañas y de inmediato se notó el tirón de los candidatos frentistas. En redes apareció profusamente Marco Bonilla, empezaron a verse unipolares suyos en puntos estratégicos de la ciudad, inmediatamente iniciaron recorridos en colonias con toda la mano, como en los buenos tiempos del viejo PRI. En Delicias y Cuauhtémoc los mismo con Jesús Valenciano y Beto Pérez y en general, según reportes de diversos frentes, se notó la presencia de los candidatos a presidentes municipales, diputados locales y síndicos. Las encuestas, entre cuchareadas y el recato de los electores, dan parejero a los senadores y el distrito octavo federal. No pasa nada, en el mes y días que faltan de campaña Morena irá cayendo y la oposición crecerá, de hecho hay reportes medidos en el sentido de que la “marca” Morena empezó a caer hace quince días. No es para que se tiren a la milonga, todo lo contrario, deben trabajar como si la vida les fuese en ello. Pero los pronósticos son que, fuera de Juárez, todos los candidatos del Frente ganarán con relativa facilidad y algunos con amplio margen.

 

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Entre opinologos y comentocratas de café, como pesa luego esa grilla insidiosa, se forma la percepción de que Mario Vázquez desaprovecha la oportunidad de su vida. Dicen que teniendo la mayor responsabilidad en la campaña, no ha mostrado capacidad de acreditar su candidatura sobre las del resto. Aseguran que se ve más Daniela, por mucho. Si Mario quiere tener posibilidades de seguir creciendo hacia el 2027, necesita distinguirse electoralmente y si no lo hizo estando en campaña únicamente los candidatos federales, difícilmente lo hará con planilla completa. ¿Será?. Es lo que comentan, Mario tiene la palabra.

 

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Parece una parodia, pero es la realidad a la que nos llevó la política criminal de abrazos y no balazos: La candidata presidencial del régimen es detenida por encapuchados armados, le hacen peticiones y luego la dejan ir. En Palacio Nacional, el Presidente califica de montaje o propagan el episodio infame. Al otro día los encapuchados se ofenden y lo desmienten en redes, exigiéndo que cuente la verdad, que no hay montaje, son muy reales y sus armas de alto poder. ¿Cómo se llamó la obra? Encapuchados y diálogo circular desde Palacio. A ese nivel de inseguridad hemos llegado, pero vamos muy bien, nada más asesinan cien diarios, desaparecen a decenas, extorsionan a miles, bloquean todas las carreteras secundarias del país. Qué tanto es.