Les da Trump segundo aire

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Nueva York— Alec Baldwin, el actor que hace la imitación más popular del actual presidente de Estados Unidos presentó el pasado fin de semana el programa ‘Saturday Night Live’ (SNL), que al parecer se ha convertido en la esencial voz opositora del mandatario.

Se esperaba una fiesta de parodias al presidente Trump y así fue  ‘SNL’, el programa icónico de la televisión estadounidense que tiene más de 4 décadas al aire, goza de sus mejores ratings en 20 años gracias a una serie de parodias apuntadas a Donald que comenzaron desde la etapa de campaña electoral.

El combate empezó con Baldwin, actor que cobró una nueva popularidad (que ya era elevada por su trabajo en series como ‘30 Rock’ y una incontable cantidad de películas, además de un podcast que está entre los más populares del país). La imitación de Trump a cargo de Baldwin fue efectiva, pero más aún lo fue que el entonces candidato le prestara especial atención, al quejarse sistemáticamente de los ataques del programa hacia él, cosa que siguió sucediendo luego de su asunción como presidente.

Los insultos de Trump a la demasiado fiel imitación de Alec Baldwin han convertido a ‘SNL’ en el partido de la oposición. Cada semana, el productor ejecutivo, Lorne Michaels, se frota las manos ante una nueva y airada contestación. Cada vez que el mandatario responde, suma un millón de espectadores.

“Todas las mañanas del domingo son una cuenta regresiva para los tuits de Trump contra SNL”, dijo el comediante Kumail Nanjiani a Vanity Fair.

Y no sólo al presidente

Hace dos semanas, la idea de incomodar al presidente fue más allá. Después de sentar a Baldwin en la mesa infantil mientras su consejero Steve Bannon, bajo la apariencia de la parca, presidía el despacho oval, el objetivo cambió a la cara más pública de la administración: el secretario de prensa Sean Spicer. Y dieron donde más dolía. Una mujer interpretaba al epítome del macho alfa de un gabinete (todos dignos de parodia) dominado por hombres.

Melissa McCarthy, siempre exagerada, interpretaba un personaje incontenible cual perro de presa. Lanzaba su atril a los periodistas, los acaballaba con gritos y masticaba chicle. Sus consecuencias se notaban días después con los rumores de que Spicer recibiría ayuda en su gestión.

Más vivo que nunca

‘SNL’ responde así a quienes aseguraban que sus sketches estaban anticuados, que su reparto ya no hacía gracia y que su formato no conectaba con la audiencia. El programa, acostumbrado a renovarse y a los altibajos, es experto en resucitar cuando lo dan por muerto. Ahora, como ocurre con la muy criticada CNN, la audiencia perdona a ‘SNL’ los errores del pasado, cuando, en plena campaña, hizo el juego a Trump para invitarlo como presentador.

La intención de ‘Saturday Night Live’ coincide con los postulados del documentalista Michael Moore. “Lo afecta la comedia… Si te ríes de él, si lo ridiculizas o si muestras que no es suficientemente popular… es así como va a implotar, ese es su talón de Aquiles”, dijo hace algunas semanas en un acto contra el presidente, del que tomaron parte tanto el alcalde de Nueva York Bill De Blasio pero también el mencionado Baldwin y otras figuras como Robert De Niro, Julianne Moore y Marisa Tomei, y al que asistieron entre 20 y 25 mil personas, según reportaron varios medios.

“Hay que formar un ejército de la comedia”, aseguró Moore. Y en esa intención, SNL parece una piedra fundamental.

Sin embargo, las reseñas del programa este lunes se hacen un tipo de pregunta diferente: con un presidente del estilo de Trump, ¿cuánto puede aguantar la comedia como género?

“Hubo una sensación de exhausto, de ‘¿cuánto más podemos mantener esto?’”, según la reseña de un medio como The New York Times. De esa sensación se hicieron eco otras publicaciones como The Verge y The Atlantic, que de todos modos apuntaron con acierto a que el programa se está acercando tanto a hacer reír a su audiencia como a enfurecer a la gente de la Casa Blanca que mira el programa, como el propio presidente.

En otro de los sketches, Trump aparece con Vladimir Putin en la corte de Apelaciones (la que la semana pasada ratificó el freno a su veto a la inmigración desde algunos países con mayorías musulmanas) en la cual reclama por el restablecimiento del veto «y US$ 725».

Sin embargo, la reseña del Times, por ejemplo, dice que los momentos de más humor del show fueron «sin Trump», lo cual permite pensar que quizá el recurso se esté agotando.

La intención parece ser clara: si el presidente mira la televisión, los intentos de quienes le reclaman y de quienes buscan enfurecerlo estarán dirigidos a través de ese medio. Lo que resta saber es si la comedia puede mantener este mismo tono y energía durante cuatro años, y si los espectadores estarán allí para seguir manteniendo los niveles de rating.