Mario González; Déjà vu

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Esa historia la conocemos muy bien los chihuahuenses, no quedó una sola familia sin vestir luto, cuando no mataron al pariente, el primo o el hermano, arruinaron los negocios pidiendo cuotas, la extorsión sin control.

Los de Balleza dicen que en Parral descansa Villa, no están seguros ni tienen constancia, lo escucharon en el famoso corrido y lo dan por cierto,  son Villistas de corazón, mas que de conocimiento.

Y si en Parral descansa Villa, en Huejotitán descansan todos, dicen los viejos sabios del entorno. Ahí están  los perezoso haciendo la resolana día tras día, inventando historias de fantasmas y cazadores que los menores escuchan embobados, son la siguiente generación de un ciclo que se cuenta en centurias.

Esos compadres pueden descansar eternamente en su mundo de fantasía, pero no le es dado dicho reposo a la policía responsable de combatir el crimen. En cuanto bajan la guardia el crimen ocupa los espacios.

En las últimas semanas las noticias describen un escenario de violencia e inseguridad que se aproxima a la época negra del momento álgido en la guerra de Calderón contra el crimen. Durante aquella guerra en chihuahua la incompetente de la película era Patricia González subordinada por convicción o intereses a los dictados de la Quinta Zona y los enviados del nefasto García Luna.

Ahí estaba la endeble figura de la procuradora, causando la risa de los grupos criminales mientras Reyes Baeza la mantenía en el cargo contra toda recomendación, ¿Porque? Solamente el exgobernador sabrá, sin embargo la omisión resultó de consecuencias funestas para Chihuahua.

En aquella época, como dijo Don Quijote “cuyo nombre no quiero recordar” la actividad económica quedó paralizada, miles de familias inocentes se vistieron de luto y centenares de pudientes migraron al vecino país.

Era entonces una crisis social que desactivó la convivencia comunitaria, la gente dejó de salir  a la calle, restaurantes, centros comerciales, bares y cantinas se vinieron abajo, muchos cerraron sus negocios, enrejaron sus casas e hicieron hasta lo imposible por conservar la vida y la estabilidad familiar.

Esa historia la conocemos muy bien los chihuahuenses, no quedó una sola familia sin vestir luto, cuando no mataron al pariente, el primo o el hermano, arruinaron los negocios pidiendo cuotas, la extorsión sin control.

No ha llegado el estado a los estándares de violencia, inseguridad y desasosiego social registrados en aquella época de prueba. Por desgracia nos estamos aproximando despacio pero sin pausa.

Decir que el Gobernador Corral incumple su promesa de apresar al ochenta serían ánimos rijosos de un servidor, no hay tal, esa promesa de campaña equivale a lo mismo que dijo Vicente Fox de que resolvería en quince minutos el conflicto de Chiapas. Son aseveraciones al calor de la contienda y si le buscamos en cada gobernante electo encontraríamos ese tipo de expresiones.

Imposible ignorar que  desatienden la gravedad de los hechos actuales con relación a la inseguridad; no hay contención de los grupos criminales en ninguna región del estado, mucho menos en la sierra,  los delitos que impactan directamente en el seno familiar están creciendo y la gente empieza a cuestionarse si es buena o mala idea salir a la calle.

En la Sierra, pregúntenle a los rancheros de la región, están indefensos ante la criminalidad, muchos de ellos han vendido o malbaratado sus propiedades, porque no soportan el acoso de las pandillas del mal. Contra su costumbre prefieren dejar todo para venir a radicar a las ciudades, donde tampoco encuentran la paz.

De ningún modo esa situación es atribuible enteramente al gobernador  Javier Corral,  prevalecía y surgió antes de su llegada. La historia del crimen en Chihuahua tendríamos que remontarla hasta los tiempos en que Doroteo Arango robaba vacas.  Lo cuestionable del Nuevo Amanecer es que haga exactamente lo mismo que los gobiernos priistas; cerrar los ojos, esconder la cabeza y minimizar los hechos ante el crecimiento de los grupos criminales. El gobierno es impotente y la sociedad indefensa.

Lo que sucede en ese entorno del crimen organizado, está reflejándose en la sociedad chihuahuense. Vemos en Juárez a un grupo de policías asesinar frente a las cámaras a un detenido y mentir flagrantemente sobre el hecho ¿Qué tiene esto que ver con el Gobierno del Estado, siendo que sucedió en la cárcel municipal de Ciudad Juárez? Absolutamente nada, la responsabilidad legal y política corresponde al jefe de Policía, Sergio Almaráz y de seguir escalando por la inacción, al edil independiente Armando Cabada, suponiendo que intente justificar a su Jefe Policiaco.

El episodio de los policías en Juárez es una de muchas expresiones de la impunidad prevaleciente. Igualmente impunes están los asesinatos de los activistas indígenas  Isidro Baldenegro y Juan Ontiveros Ramos, muertos por defender el Bosque de taladores. Los mataron con días de diferencia tras denunciar a bandas del crimen que asolan la región.

Javier Corral prometió en público que esas muertes no permanecerían impunes. Pasan los días, pasan las semanas, ya van meses y no hay noticias sobre los homicidas. Hasta ahora permanecen impunes, esa es la realidad.

Impunes también están los mas de cincuenta feminicidios que han ocurrido en este gobierno y ni siquiera se han dignado a reconocerlos. En lugar de aceptar la espantosa realidad se miran al espejo y se ven tan pulcros y simétricos como el Dorian Gray de la novela.

Están reprobados por los hechos, no tienen cara para celebrar el Día Internacional de la Mujer, festividad que preparan con la misma intensidad y descaro de las organizaciones civiles feministas.

Puesta la violencia en lo general, las estadísticas de homicidios van desde quinientos a mil doscientos en el presente sexenio, la enorme diferencia es porque no hay registros confiables, entonces que cada quien elija su cifra. Con ánimos de no exagerar el dato me quedo con el número más bajo, estaríamos en ese caso hablando de quinientos asesinatos.

Para ponerlo en contexto va un ejemplo de la Historia Universal; durante los 28 años y 88 días que duró el muro de Berlín murieron en esa frontera seiscientas personas, los asesinatos de ISIS son menos que esa cantidad y durante lo mas cruel de la guerra contra el narco en Colombia los asesinatos eran mucho menos al promedio de los últimos cuatro meses en Chihuahua.

No puede justificarse el actual gobierno diciendo que antes mataban a más gente, siendo que la estadística crece. Y entre esas ejecuciones van policías, mujeres, niños, periodistas, ¿Dirán que todos tenían algo que ver con el crimen? Superficiales son las generalizaciones.

Consecuencia de esta nueva jornada violenta es el incremento de robos de autos, asaltos a negocios, casas habitación, robos con violencia, delitos que impactan directamente en las familias, en las encuestas realizadas sobre violencia y criminalidad, de lo que se queja mas la gente es precisamente de estos delitos del fuero común, le pegan de manera directa a las personas, se roban la pantalla, el tanque de gas, destruyen el auto,  roban las llantas.

La inseguridad ha crecido exponencialmente sin que el gobierno haya aceptado el hecho y mientras no lo reconozca, esperar que adopte o diseñe un plan para contener la situación apremiante es imposible. Sucede algo así como en el caso de los alcohólicos, para empezar la recuperación el primer requisito es aceptar que tienen un problema, en su caso que no pueden dominar el alcohol,  pero una vez identificado el problema, adoptan medidas para resolverlo.

En cambio en el Nuevo Amanecer todo es color de rosa, ahora el que tiene una empresa de reciente creación puede facturar al precio que le venga en gana, el mas influyente en el Gabinete decide que ya se terminó el sistema de computo  y en consecuencia hay que renovarlo con uno propio, el Secretario de Salud contrata con sus amigos de CIMA treinta millones de pesos comprándoles medicinas, el señor Fiscal litigando sus facultades de ejercicio y el gobernador en el Viva Villa, cual si todavía estuviese en campaña.

La responsabilidad viene con el cargo, percátense, acéptenlo, vean las estadísticas, escuchen a alguien que no sea solo del entorno próximo, vean lo que sucede mas allá de la esfera del poder.

Probablemente  la contundencia de los hechos permita que abran sus ojos, y decidan actuar en consecuencia. La primer decisión que debería tomar el Gobernador Corral  sería retirar del cargo al inepto, francamente incapaz y cosmético Cesar Augusto Peniche, después hacer una pausa, sentarse y asimilar que ya es gobernador de todos los chihuahuenses.

Javier necesita darse cuenta que se equivocó con algunos nombramientos, entre ellos el del Fiscal  y tan se equivoco que no le ha servido ni siquiera para conseguir una orden de aprehensión contra ninguno de los pillos del sexenio pasado  a los que espera encarcelar.

No esta mal reponer, hay tiempo, ahora que si decide sostenerlo pues que cargue con las consecuencias de la misma manera en que Reyes Baeza cargo con el San Benito de Patricia González.

O la otra, que sigan haciendo resolana, como los desocupados de Huejotitán, total que por eso no se cobra. Es de weba pero no hay mas, solo aténganse a la dolorosa experiencia de Mario González.