Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia como un Presidente de mano dura que no dio tregua al sistema político que dominó al país durante más de ocho décadas, ni a los intereses que generó. Dejará la Presidencia tras sentar las bases de un nuevo régimen político, económico y social que, guste o no, definirá el rumbo de los mexicanos durante los próximos años.
Se ha mantenido firme el proyecto de nación para que los mexicanos encuentren armonía tras reivindicar en la vida nacional a los sectores que fueron excluidos durante los gobiernos de la postrevolución del PRI, y del PAN y el PRI en el nuevo milenio, y que fueron sentenciados a sobrevivir en la pobreza.
—Eso suena marxista, a lucha de clases, le dije a mi fuente. Sonrió y levantó los hombros. “No es marxismo ni populismo, es el anti establishment mexicano”, atajó y me hizo notar que en esta ruptura con el sistema establecido hay muchos ingredientes más allá de la dureza del Presidente AMLO con el antiguo poder y de su popularidad entre las clases medias y populares:
Una fuerte base social beneficiada por al menos un programa social del gobierno federal, una clase empresarial que simpatiza con la 4T, los factores de la producción alineados al nuevo modelo, la narrativa anti PRIAN, una relación política desacelerada con Estados Unidos, el control del Congreso de la Unión y un Poder Judicial en vilo.
Y si bien López Obrador se irá a vivir a su rancho en Palenque, dejará a sus más leales en posiciones clave del gobierno al tiempo de mantener el control de la maquinaria electoral de la 4T, operada desde Morena como partido político, con Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán, su hijo.
Morena tiene una misión nada fácil tras el fin del mandato del presidente López Obrador pues —sin un personaje que a la larga garantice su cohesión— tendrá que operar regionalmente para evitar fracturas o, peor, repetir la historia que llevó a su antecesor, el Partido de la Revolución Democrática, a su desmoronamiento.
La hegemonía de Morena, con la titularidad del Ejecutivo federal, su dominio casi absoluto en 24 de las 32 entidades del país, su supermayoría en la Cámara de Diputados y la mayoría blindada —gracias al voto de quien la oposición considera un traidor: Miguel Ángel Yunes— en el Senado de la República, tendrá que ser cuidada por el partido… y no está fácil.
Ese cuidado pasa por el fortalecimiento del trabajo a ras de suelo que ha hecho Morena en los ejidos, pueblos, colonias, barrios y ciudades. Garantizar que la operación de programas sociales mantenga firme su base social que sí o sí votará por el partido en cualquier proceso electoral o de consulta popular, reducir a la oposición y cobijar a sus nuevos liderazgos.
Tras el nacimiento del PRD, con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez a la cabeza, la simpatía e incorporación de Heberto Castillo y la lucha por los 500 perredistas asesinados durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari mantuvo aglutinado al partido pese a las diferentes corrientes de izquierda que lo integraron, y sus profundas diferencias.
Pero desde su segundo Congreso Nacional en Oaxtepec donde dos liderazgos —el de Cárdenas y AMLO— se midieron, el PRD se dividió internamente: eran cada vez más claros los grupos de López Obrador, Amalia García, René Bejarano, Jesus Ortega y Jesus Zambrano, de los sobrevivientes del 68, de los liderazgos que nacieron del terremoto de 1985, de los exguerrilleros, y los regionales, principalmente Michoacán, Tabasco y Estado de México.
La vida diaria en el PRD era de un canibalismo político voraz. Esa lucha iba desde la operación de filtraciones a la prensa para desvirtuar a sus compañeros, manejos opacos de los recursos públicos, escándalos financieros e inmobiliarios, corrupción. En fin, una guerra intestina que evidenciaba a la izquierda agrupada en el PRD.
Hoy, como partido hegemónico, el trabajo de Morena será evitar la reedición de ese pasado que, les guste o no, siempre será su pasado.
RADAR
NOMBRAMIENTOS
La Cámara de Diputados tiene dos nombramientos clave que le darán efectividad tanto al trabajo que cientos de personas desarrollan todos los días, con servicios parlamentarios y administrativos, en respaldo al quehacer legislativo de los 500 diputados, como a la difusión del trabajo de diputadas y diputados en el Palacio de San Lazaro.
Se trata de Mauricio Farah, quien repetirá como Secretario General de la Cámara de Diputados, pues ya lo fue de 2012 a 2018, y fue nombrado por unanimidad del pleno legislativo. El otro nombramiento es el de Rodolfo González —con amplio trabajo en el sector público— como Coordinador General de Comunicación Social.
JALISCO EN DISPUTA
Desde tierras jaliscienses nos cuentan que en Jalisco están por revivir escándalos que involucran a la excandidata de Morena al gobierno del estado, Claudia Delgadillo, y que tienen que ver con un caso de despojo de un inmueble, la no declaración de una residencia y una empresa dedicada al fraude por medio de pirámides que dejaron a miles de familias jaliscienses sin su patrimonio.
Nos hacen ver que Delgadillo comienza a quedarse sola pues si la presidenta electa Claudia Sheinbaum y el líder nacional de Morena están enterados de este tema lo verían como un lastre que en nada ayudará al nuevo gobierno federal ya que, me aseguran, hay carpetas de investigación en la fiscalía del Estado, pero también en la FGR.
Los afectados, nos dicen, están buscando que se reactiven las investigaciones sobre todo en el caso del despojo de un inmueble cuando Delgadillo era destacada priista.
RECOMPENSA
A unos días que se cumplan diez años de la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, la senadora Beatriz Mojica Morga se sumó a la campaña del gobierno del estado de Guerrero “Rompe el Silencio”, con la que se espera recabar información que ayude a localizar a los estudiantes. Como parte de esta campaña se informó que se dará una recompensa de 10 millones de pesos a quien dé información sobre los estudiantes.