Sombría búsqueda de cadáveres en ciudad española devastada por inundaciones

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El jueves, en el comedor de la residencia de ancianos, todavía había platos con cenas a medio comer, entre sillas de ruedas y andadores llenos de barro y volcados. Seis personas murieron en la residencia el martes, cuando un río caudaloso se desbordó y arrasó pueblos y ciudades alrededor de la ciudad española de Valencia, en la costa este-central del país.

Entre ellos se encontraba el pueblo de Paiporta, donde los vecinos afirman que el agua llegó sin previo aviso. Ni siquiera había llovido el martes por la noche cuando el agua del río entró de repente.

Los miembros del personal del hogar de ancianos intentaron trasladar a los residentes a un lugar seguro en el segundo piso, pero no lograron sacar a todos y algunos de ellos se ahogaron, dijo un funcionario de la ciudad.

Las inundaciones han causado la muerte de al menos 158 personas en España, en el desastre natural más mortífero de la historia reciente del país, y casi todas ellas, 155, han tenido lugar en la provincia de Valencia. Más de 60 de las víctimas han muerto en Paiporta, una localidad de clase trabajadora situada en las afueras del sur de la ciudad de Valencia, según el teniente de alcalde de la localidad, Vicent Ciscar.

Una residencia de ancianos en Paiporta donde fallecieron seis residentes.
El cadáver de una adolescente fue sacado de la cafetería de sus padres en Paiporta, según varios vecinos que lo vieron, y colocado junto a sus zapatos blancos favoritos en la plaza del pueblo, frente a una iglesia rosa. A pocos metros, los cuerpos de cinco trabajadores fueron retirados del supermercado Consum, según informó el sargento Daniel Álvarez, de Protección Civil y Emergencias de España.

En Paiporta, muchas personas mayores murieron atrapadas en sus pisos bajos. Otras personas se ahogaron en sus coches, que dos días después del desastre yacían volcados, destrozados y amontonados entre la maleza, como enormes piezas de dominó de chapa.

“Fue como un tsunami”, dijo Carmen Avilés, de 53 años, quien dijo que la gente sacó la cabeza y las manos por las ventanillas de sus autos y gritó pidiendo ayuda mientras sus vehículos giraban violentamente como barcos a la deriva en la furiosa corriente el martes por la noche. “Lo peor fue ver a la gente morir”, dijo. “Se los tragó”.

Los equipos de rescate de Paiporta seguían sacando cadáveres del barro el jueves. Primero sacaron los cuerpos que encontraron en las calles y después los que encontraron en las casas.

Los rescatistas se dirigieron entonces a los garajes, donde las personas quedaron atrapadas en el agua cuando se apresuraron pero no lograron alejarse de las inundaciones con sus automóviles a tiempo.

Los bomberos estaban sacando agua el jueves del garaje subterráneo del supermercado Hiperber, donde creían que encontrarían más cadáveres en los dos pisos del aparcamiento subterráneo, dijo el sargento Álvarez, un buzo. “Pueden estar debajo de sus coches, dentro o fuera”.

Sheyla Castillo, quien se encontraba afuera del supermercado, no había tenido noticias del primo de su novio desde el día de la inundación, cuando él caminaba hacia su casa desde la fábrica donde trabajaba.