Una nueva mentalidad

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Alfredo Piñera Guevara .- Mientras que en otros países y otras ciudades más desarrolladas los temas de discusión tienen que ver con el calentamiento global, las políticas públicas orientadas a combatir la contaminación, el combate frontal a la pobreza, la depreciación de la moneda o el poder adquisitivo de la gente, la generación de oportunidades de trabajo, educación, salud y desarrollo social de los ciudadanos, en Chihuahua seguimos enfrascados en la discusión sobre la inelegibilidad y la renuncia de Nachito, la repetición de apellidos en la integración del equipo de gobierno o las afanosas rivalidades entre políticos del mismo partido; por igual en el PRI, el PAN, Morena o el PRD.

¿Hasta cuándo estaremos los chihuahuenses dispuestos a elevar nuestro nivel de discusión política para abordar con responsabilidad los asuntos públicos que verdaderamente importan a los ciudadanos? A dejar de lado las trivialidades y dedicarnos de lleno, en serio, a resolver los problemas de Chihuahua, con visión de futuro y auténtico afán de servir. Y lo digo sin exentarme de ello.

Es innegable que tenemos prioridades más urgentes que atender, en lugar de discutir de forma estéril si el golf es un deporte prohibido para los servidores públicos que se presumen electos democráticamente o si la repetición de apellidos en la nómina oficial es un asunto de decencia o indecencia. Hay prioridades públicas más trascendentes que averiguar la raza canina de las mascotas del gobernador o lo que hace durante sus periodos vacacionales.

Necesitamos de forma urgente inaugurar programas de gobierno en donde se privilegie la participación ciudadana para el desarrollo de las comunidades más desprotegidas, promover de forma coordinada estrategias de acción para disminución de la violencia y el delito y acciones solidarias y subsidiarias para combatir la injusticia y la pobreza. No rasgarnos las vestiduras sociales por cualquier tontería.

Debemos debatir a través de los medios de comunicación asuntos verdaderamente trascendentales. ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para coadyuvar con la autoridad en la preservación de la seguridad y la tranquilidad pública, en lugar de dejar toda la responsabilidad sólo al Gobierno?

Han transcurrido poco más de seis meses de la nueva Administración estatal, el Gobierno que los chihuahuenses mayoritariamente elegimos, que aceptamos como la mejor opción para cambiar las cosas malas y perversas que estábamos enfrentando los chihuahuenses y, en lugar de fortalecerlo y ayudarle para transformar Chihuahua, lo hemos mantenido acorralado, culpándole de todos los males que nuestra sociedad enfrenta como consecuencia de años y años de tolerancia, desdén y disimulo frente a la corrupción y el autoritarismo del Gobierno. Es extraordinario escuchar cómo hoy se elevan inconformes con suma estridencia las mismas voces que ayer se mantuvieron en silencio por complicidad, irresponsabilidad o por desdén ante la gravísima corrupción que nos corroía como Gobierno y  sociedad.

Poco más de seis meses en los que se logró la recuperación financiera de un estado recibido en bancarrota. Tiempos de depuración y limpieza de una gavilla de funcionarios públicos corruptos que día a día sangraban las instituciones de Gobierno y que ahora, desde su exilio político, buscan denigrar y desacreditar al nuevo modelo de gobierno.

¿No seremos, acaso, consciente o inconscientemente, cómplices de todos aquellos que durante la administración estatal lucraron y robaron los recursos públicos y que hoy, en su síndrome de abstinencia financiera ilegal, luchan por el fracaso de la nueva Administración para que vuelvan los tiempos de la corrupción y el derroche?

Si la interrogante es, ¿qué podemos hacer, para elevar el nivel de la política?, la respuesta será simple y sencillamente involucrarnos como ciudadanos en las tareas de gobierno. Dejar sólo de criticar para destruir y poner al servicio de los chihuahuenses todas nuestras capacidades y talentos. Una mano extra no le caería nada mal al incipiente Gobierno.

Necesitamos cambiar nuestros modelos de conducta política y buscar un cambio de mentalidad que nos orientemos por fin a lograr el Chihuahua que realmente nos merecemos.

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