*Javier-Alejandra ¿Quién trabaja para quién?

* A Maru Campos no le tembló la mano

* Melosa despedida de Víctor Quintana

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Si la reacción del gobernador contra la criminalidad fuese tan puntual, enérgica y sostenida como la defensa que hizo de Alejandra de la Vega, Chihuahua sería el estado más seguro del país, sin sombra de duda. Indignado como si hubiesen mancillado su honor, llamó a Ricardo Sheffield “panista resentido y funcionario de quinta” antes de prometer que le abriría un procedimiento ante la Secretaría de la Función Pública.

Que manera de abandonar sus cabales, si eso declaró en público imagine las que soltó en privado. “Hijo de la gran puta, vas a morir consumido por dentro”, es lo menos que ha de haber maldecido, concluyeron muy seguros de si los habituales parroquianos en la mesa del Mirador.

No comprendo su reacción, hubiese sido mejor pedirle a la secretaria de innovación que ajuste las bombas de su gasolinera para dar litros completos o soborne –como sucede con otros empresarios- a los inspectores de Profeco. Así nadie podría recriminarle su alzada conducta a la influyente secretaria y hasta las maldiciones se ahorran.

¿Quién trabaja para quién; Corral para Alejandra o Alejandra para Corral? La iracunda reacción da pertinencia a la pregunta, pues además hay historia reciente entre ambos, recordemos que Javier ha hecho hasta lo imposible por que Alejandra y su acaudalado marido construyan un estadio de futbol en el Centro de Ciudad Juárez, impulsando el proyecto como si fuese obra de gobierno.

No le va el papelito de ofendido, es un despropósito confrontarse con el Gobierno Federal por unos sellos en bombas despachadoras de combustible propiedad de una empresaria que, temporalmente, también es funcionaria en el gobierno estatal. Por Dios, es el gobernador de todos los chihuahuenses, no administrador de una gasolinera. Mínimo de sentido común, propongo.

Viéndolo despacio, tendríamos que preguntarnos si estamos o no frente a un doble conflicto de intereses ¿Cuál papel juega Alejandra en el gobierno; la de funcionaria pública o la de empresaria exitosa? ¿Qué responsabilidad tiene Javier; el de gobernador o apoderado legal de Alejandra?.

Ahora sabemos que el gobernador si tiene reflejos y reacciona al instante, sólo es cuestión de que toquen el botón adecuado y se pinta de apache recordando los tiempos de aquel senador osado que combatía al poderoso “duopolio”, como llamaba a Televisa y T.V. Azteca.

Gobernador si tenemos, lo que no tenemos es quién vea por los problemas de Chihuahua, especialmente la inseguridad y las deficiencias en el sistema de Salud que tantas muertes cuestan a los chihuahuenses.

Rompeolas

A Maru Campos no le tembló la mano para despedir a su director de Pensiones, ni por tratarse de un panista de limpia trayectoria que jamás había tenido problemas en su paso por el sector público, como Juan Antonio González Villaseñor. Te vas por que yo quiero que te vayas, como José Alfredo, y no se admiten discusiones. Siempre he tenido la mejor impresión de Juan Antonio, sin embargo algo delicado incomodó a la alcaldesa para el súbito despido. Que se aclare pronto y bien, el sospechosismo público suele terminar de mala manara.

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Melosa de principio a fin la despedida de Víctor Quintana del gabinete estatal: que nunca cambiaste tus ideales, que eres un excelente chihuahuenses, que de niño hacías los mandados y regresabas el cambio, que hombres como tu hay pocos en esta vida. Y Víctor avenido, extasiado, en el ejercicio de elogios mutuos: que siempre estaré agradecido con Javier, que fue una gran lucha la que dimos contra la corrupción, que no me arrepiento de haber tomado la cusa de la derecha, que si no fuese por Cinthia ahora mismo le doy un beso. Tanto amor empalaga, Víctor demostró ser un vulgar oportunista al que sus compañeros tienen por traidor desde que rechazó la candidatura de Morena, hace cuatro años, dado que no veía condiciones de éxito, ni en esa elección ni en la que después ganaría López Obrador. Y ahora deja al gobierno de Corral para ir en pos de la candidatura que antes rechazó y además va corriendo, seguro de que esta vez si hay carnita en el asador. Son estilos.