*Finanzas, la crisis revienta

* Esperanzados en San Andrés

* Menos votos para el PAN

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Mario Tarango permaneció casi nueve años como titular de la oficina de políticas públicas, una especie de asesoría sin responsabilidades específicas. Durante ese tiempo no tuvo más personal que secretaria y chofer, los tres en una oficina que “ni baño tiene”, como dijo Teto Murguía cuando desempeñó el cargo en los últimos meses de César Duarte.

En esa misma oficina se estrenó como funcionario estatal Gustavo Madero, hoy flamante senador ¿Qué hizo inmediatamente al llegar? Contrató a decenas de empleados con salarios de directores generales, directores, jefes de departamento. Los que menos recibían se llevaban a casa 20 mil pesos mensuales. Multiplicó el presupuesto por mil y los nuevos contratados estaban a su servicio personal, más que al del gobierno.

Desarrollo Municipal sobrevivía en una oscura y apartada oficina, con un titular y dos jefes de departamento y no más de 20 empelados ¿Qué hizo el señor gobernador? La elevó a rango de Secretaría para entregarla a su amiga Rocío Reza, provista de una estructura administrativa de directores, jefes de departamento, jefes de unidad. Multiplicó el personal sin más resultado que abultar la nómina.

Sabían que el principal problema, herencia maldita de César Duarte, era la falta de liquidez, lo dijeron voceros del Nuevo Amanecer en diversos tonos y momentos durante la transición ¿Por qué aumentar la nómina administrativa, teniendo estrechez de recursos? Por insensatos e inexpertos en asuntos administrativos.

A dos años y cuando el déficit financiero se acerca a los cinco mil millones de pesos, lo recibieron en tres mil millones, sin posibilidades de que la Federación los auxilie ni forma de contratar más deuda, la falta de dinero los alcanzó ¿Qué hacen para paliar el temporal? Despedir a los trabajadores que llevan más tiempo y desquitan su salario.

No solucionaría la emergencia financiera ni despidiendo a la mitad de los burócratas, el mayor boquete está en Educación y ahí no pueden despedir a nadie, el sindicato paralizaría las escuelas.

Hay muchas otras formas de solventar las falta de dinero y la mejor es restableciendo las relaciones con el Gobierno Federal, por algo le llaman “papá gobierno” ¿Pensaban que era gratuito y peyorativo? No, así como castiga favorece, según se porten sus entenados.

En buena medida la crisis es una consecuencia directa de la tozudez y arrogancia de un gobernante que desafió al presidente, sin valorar las consecuencias. De Peña Nieto no recibirá ni medio peso partido por la mitad, aún cerrando sexenio podría intervenir, pero con las relaciones rotas imposible.

Así que hoy están esperanzados y rogando a Dios que pronto asuma López Obrador, de quién esperan ocho mil millones de pesos entrando el año que viene. Por el bien de Chihuahua que sus cálculos sean certeros, de otra forma el gobierno podría entrar técnicamente en quiebra, de ese tamaño es la crisis.

Sólo no se confíen, eso de ir por ahí comentando que Chihuahua es el campeón en la lucha contra la corrupción no cayó nada bien entre ideólogos y operadores de la Cuarta República. Más de dos arquearon las cejas preguntándose ¿Qué no somos nosotros? Además, lo ha dicho en todos los tonos, López Obrador perdonó a los corruptos del sexenio pasado ¿Contra quién iría Corral?.

Las consecuencias políticas de tales decisiones impopulares sólo podrán conocerse después de las elecciones próximas, en julio del 2021, cuando renovemos el gobierno estatal –Toma nota, Maru- alcaldías y congreso.

Sin embargo desde ahora se advierte que la administración estatal se desgasta aceleradamente y el efecto viene con cargo al Partido Acción Nacional. Antes las malas decisiones de los gobernantes priistas favorecían a los candidatos del PAN, hoy deberán navegar electoralmente con ese lastre… más lo que se acumule en los años siguientes.

Tardaron tanto tiempo en regresar a gobierno, que olvidaron el pequeño detalle de que ejercer el poder tiene un alto costo político. Seguro los despedidos y sus familias se los recordaran presurosos.