*Quintana ¿El Pérez Cuéllar de Corral?

* Psicosis del coronavirus nos alcanza

* Marko Cortés comprometido con Maru

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En el extremo de sus desenfrenos, cuando soñaba con ser Presidente, César Duarte se ufanaba al decir que “las elecciones se ganan antes de ir a campaña”. Montado en esa convicción diseñó una estrategia electoral que garantizaría, según él, la victoria de Enrique Serrano. Inundó de dinero la política poniendo su disparatada estrategia en marcha.

Entre otros movimientos, convenció a dos prominentes panistas de que jugaran contras a su partido; Jaime Beltrán del Río y Cruz Pérez Cuéllar. Al exalcalde de Delicias lo hizo candidato a gobernador por el PRD, previo acuerdo con Hortensia Aragón, y a Pérez Cuéllar por Movimiento Ciudadano.

Con dos expanistas compitiendo contra el PAN que había postulado a Javier Corral, Duarte estaba seguro de que había pavimentado el triunfo de Serrano y en consecuencia su paso hacia la impunidad. El resultado lo conocemos hoy, aquella elección del 2016 terminó siendo la peor derrota en la historia del PRI y ahora César está huyendo para evitar la cárcel.

A la vuelta de la próxima elección la historia muestra asombrosas semejanzas, pareciera que se repite en negativo. Asoman signos reveladores de que Javier Corral, beneficiario de la corrupción y los desvaríos electorales de Duarte, recorre sus mismos pasos. Como “el Vulgar Ladrón” supone que puede colocarse por encima de la política y manipularla a placer. Ajá.

¿Es Víctor Quintana el Cruz Pérez Cuéllar de Corral? Híjole, esta de pensarse. Pero si nos atenemos a la empalagosa despedida y el amor eterno que se juraron el martes, durante la salida de Quintana del gabinete estatal, cualquier observador medianamente informado de la política doméstica pudiese sospechar que si.

Además del incienso que se lanzaron ambos, más que los humos del botafumeiro en Compostela, hay otras razones que permiten inferir lo anterior. Víctor es un hombre con amplia experiencia -tanta que hasta supera la edad constitucional- en política y sabe que no le alcanza para ser candidato a gobernador por Morena, sin embargo implora perdón a la traición, intentando enviar el mensaje que de que por ahí es.

No se chupa el dedo, sólo puede buscar dos cosas: o una negociación que le permita otros tres o seis años de vigencia política –vivir en el presupuesto son sus causas- o prepara la candidatura por cualquier otro medio, allanándose a oficiar de esquirol contra el partido que ayer traicionó. Otro sentido no tiene su activismo político.

Bien dicen que los extremos se tocan, el odio entre Corral y Duarte adquiere matices  de legendario y tan parecidos que son en su actuar. Vayan pensándola bien, si Víctor se presta para ser el Cruz de Corral, Madero terminaría siendo su Serrano. Quién dijo que no; o quien que si, preguntaba Artemio.

Rompeolas

Sin que haya pacientes diagnosticados de coronavirus en la entidad, parece que la psicosis de la pandemia nos alcanzó. El Tecnológico de Monterrey es la primera escuela en poner fecha exacta para suspender clases, el 17 de marzo, en todos sus niveles escolares. Y desde que la UNAM también anunció medidas similares, en la UACJ y UACh sus autoridades discuten con total seriedad aplicar medidas así de radicales. Todo se debe a que las experiencias de Estados Unidos y Europa están poniendo nervioso a medio mundo, ahora si literal. Esperemos que las autoridades educativas y de salud tomen las providencias necesarias sin alarmar a la población más de lo necesario. En estos momentos de crisis mundial, las finanzas también colapsan, la mejor consejera es la prudencia.

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Circunspecto e inexpresivo llegó Marko Cortés a su cita con Javier Corral, en Palacio de Gobierno. Lo acompañaba Rocío Reza, jefa estatal, y parecía que iba con una desconocida. No han de ser cómodos los encuentros con el gobernador, sabiendo que se ha decantado por Gustavo Madero para la candidatura. Por eso resultó interesante su declaración al respecto: “en su momento emitiremos la convocatoria y finalmente será la militancia quien elija”. Es lo que deseaba escuchar Maru, sólo pide que la dejen competir en apego a los estatutos, en otra palabras lo que pide cualquier aspirante, piso parejo ¿Es tan difícil honrar la democracia en el PAN?.