La Colonia Rosario estuvo tres minitos en el infierno

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Chihuahua– “La colonia Rosario estuvo sumida tres minutos en el infierno”, fue la narración contundente de un testigo de la masacre del centro de rehabilitación, “Uniendo Familias para Vivir Mejor”.

A él se le sumaron distintas voces que presenciaron el hecho: Durante tres minutos de la noche del martes 26, se escucharon los gritos de las víctimas que fueron opacados por el estruendo de las armas de grueso calibre.

Tres minutos bastaron para que cuatro hombres encapuchados asesinaran a sangre fría a 15 personas, e hirieran a siete más.

Cuatro hombres se bajaron de un carro blanco, “tocaron, se metieron y empezaron a disparar”, dijo una residente de las calles Privada de Carlos Fuero y 52a, dirección en la que se ubica dicho centro, donde por tercera ocasión, en tan sólo siete años, se presenta un multihomicidio.

“Aquí hay uno”, gritaban, luego se escuchaban disparos, “acá hay otro”, y así se iban.

“Fueron muchas las detonaciones, entonces la gente empezó a tirarse al suelo, fue lo que hice yo”, comentó un trabajador de un negocio aledaño.

“Al final salieron disparando para afuera y se fueron, nada más se oyó cómo patinaron las llantas”, comentó otra vecina.

Luego, recuerdan quienes estaban cerca, el aire se vició con el olor de la pólvora y sangre.

“Al rato llegaron las patrullas, muchos policías”; la calle se llenó con las luces y el ruido de las sirenas, se saturó del sonido de radios y voces de mando, con cintas amarillas y rojas, que, incluso al siguiente día, aún se encontraban atadas a las rejas y paredes.

Casquillos de calibre .223 fueron embalados, informó la Fiscalía General, munición utilizada en los rifles AR-15; 600 disparos por minuto es la cadencia de fuego de estas armas, con una capacidad que alcanza hasta los cien cartuchos; tres minutos fueron más que suficientes.

Las víctimas “eran personas tranquilas, aquí trabajaban limpiando carros de los vecinos, nunca nos molestaron, el trato era de buenas tardes y de ellos no sabíamos más”, comentaron en torno a su relación con los ejecutados.

Los habitantes exigen, luego de tres masacres en el mismo lugar, que quiten ya ese centro. “Que se lo lleven allá donde no haya gente. Y vamos a ser sinceros, para mí que es un centro de venta. Si el mismo gobernador dice que hay un nuevo cartel, y si saben, para qué los dejan”, dijeron vecinos.

“Son tres veces ya, nada más ahí. Allá por el 2009, también aquí cerca, en la 58a y Méndez, sacaron y sacaron muertos, ahorita allá estaba la casa abandonada”, indicaron.

Y añaden: “No es por hablar mal de ningún gobierno, pero Calderón trajo esta guerra y ahora Corral la trae más fuerte aquí en Chihuahua. No es la forma de atacar ese problema”, afirmaron colonos, con 40 años viviendo en la colonia Rosario.

Una colonia “relativamente segura”, donde al día siguiente de una masacre la gente sale a las calles, sigue haciendo su día a día, va a las tiendas, lleva a los niños a la escuela, va a sus trabajos y en las conversaciones se comentan las incidencias de los asesinatos.

Muchos se detienen frente al lugar, algunos otros se asoman por los orificios de las balas, mientras en la misma esquina de la calle, agentes de la Policía Federal se pasean, deteniendo sospechosos.

“Pues seguridad se ve, pero no actúan. Yo te aseguro que actúan más contra un borrachito que está ahí tirado que contra un asesino. Si dicen que saben quiénes son los narcos, los jefes y las cabecillas, ¿por qué no los agarran? Tiene más seguridad un narco que un indigente, porque aquí uno ya no tiene seguridad también con los policías, hacen lo que quieren. La seguridad y la inseguridad es la misma”, aseguraron.