El lunes, día previo al plantón y paro de clases, la postura de Pablo Cuarón era de “sin comentarios”, ni una declaración banquetera sobre el tema; el martes la de Joel Gallegos de “no negociaremos mientras permanezcan en paro”; el miércoles reapareció Cuarón con el “vuelven a clases o serán cesados”, y ayer jueves Javier Corral hizo la promesa de pagar salarios pendientes.
En esos términos evolucionó la postura del Gobierno Estatal en el curso de la semana. Pasó de una franca negativa a tomar en serio la crisis, al condicionamiento de que volviesen a clases, de ahí optaron por la intimidación amenazante, hasta que ayer el propio gobernador ofreció sacar la chequera.
La postura de Corral, al prometer el pago de salarios pendientes, no admite los calificativos de extraña ni extravagante, como declaró en el senado, sobre “otras decisiones”. Es inherente al ejercicio del poder, una acción ejecutiva de gobierno, lo que de él esperan los ciudadanos, resolver los problemas, con independencia de las causas.
Por desgracia es una decisión tardía, ocupado en los asuntos de Duarte, Peña y la Coneja, Corral descuidó el problema y cuando presentó su propuesta de solución, los maestros la consideraron rabona, quieren la solución completa y ya.
Llevan meses exigiendo el pago, están en su segundo paro general de labores, han realizado una decena de manifestaciones y sólo cuando se deciden a abandonar las aulas y apostarse frente a Palacio de manera permanente, el gobernador hace el ofrecimiento de pago y eso pasados tres días del paro.
Desde luego que se trata de un movimiento más político que laboral, nadie que conozca al Sistema tiene dudas, pero la Secretaría de Educación y en buena medida la insensibilidad mostrada por Pablo Cuarón, proporcionó al sindicato las banderas que justifican su protesta.
Pablo dijo que no era problema de dinero, que se trataba de un asunto de administración, entonces porqué seguir retrasando los salarios ante la inminencia de un conflicto como el que hoy tienen.
Por obtusos, no hay más, dejaron crecer el conflicto y jamás imaginaron que podría llegar hasta los niveles vistos. Ahora Ever Avitia, con toda seguridad instruido desde el CEN del SNTE, se pone digno y quiere la torta completa, con salsa y jamón extra.
A eso se refieren los críticos de Javier Corral cuando dicen que no está pendiente de las tareas sustantivas de gobierno. Dejó crecer un problema administrativo menor y cuando intervino era tarde.
Los maestros levantarán el paro, tampoco ellos quieren seguir así, son sensibles a la presión social y saben que sin banderas la gente y en particular los padres de familia pronto rechazarán el paro. Todos quieren a los niños en las aulas.
Sin embargo la relación con uno de los sectores más importantes en la vida de cualquier entidad, el magisterial, quedó trastocada para siempre.
Sólo como dato para el registro, el comentario de Corral al respecto: “Son asuntos que vienen de la administración anterior, que decidieron radicalizase con nosotros porque al ex gobernador Duarte no le reclamaron las prestaciones ni con una cartulina y a nosotros nos han parado todas las escuelas primarias, en una medida excesiva de presión política. No nos merecemos lo que nos están haciendo y me parece que se coloca más en una medida de presión política que una exigencia real de justicia prestacional”.
Entonces, en qué habían quedado ¿Está o no Corral obsesionado con César Duarte? Dice que no sin embargo para todo lo refiere, en todos los rincones mira su fantasma. Claro que a Duarte no le reclamaron nada porque, sería un “vulgar ladrón” –así lo calificó – pero atendía muy bien a la dirigencia sindical y a la misma base magisterial. Por dinero nunca hubo problema. Es una poderosa razón para no tocarlo ni con una cartulina.
En cuanto a la parte donde dice no “nos merecemos lo que están haciendo”, es mera percepción, qué pensará Peña Nieto sobre las asambleas informativas y el hecho de que lo haya puesto como objetivo principal de su campaña contra la corrupción. También él pensará que no se lo merece.
El paro de los maestros es una reacción a la campaña contra Peña, desde luego, pero no puede esperar aplausos o una docena de rosas frescas mientras envía sapos y viudas negras. Mande una cajita de carne y queso, sería diferente.
Una de las primeras decisiones importantes que tomará Pablo Héctor González, como presidente del Supremo Tribunal de Justicia, es someter al Pleno la propuesta del nuevo consejero de la Judicatura.
Ayer hubo sesión privada de Pleno donde discutieron ese y otros temas. La tónica entre la mayoría es que sea un magistrado respetado, comprometido con la justicia y sin gatos en la panza.
Ojalá lo voten por unanimidad, sería el segundo gran éxito de Pablo Héctor al iniciar la Presidencia, el primero fue su propia elección. Además enviaría una señal inmejorable a los otros dos poderes, en el sentido de que la normalidad institucional regresó al Supremo Tribunal de Justicia, tras años de batidero y litigios entre sus miembros. Pronto habrá noticias
Hace días vino Rubén Moreira, secretario de organización del CEN, con el fin de revisar los trabajos electorales del PRI local. Durante una reunión recibió más reproches que propuestas, entre ellos uno donde Mónica Arroyo, en el que se quejaba de expresidentes, cuyas fotos seguían colgadas en la galería, trabajaban para otros partidos.
Con tal de poner fin a la bizarra discusión, Moreira les dijo “pues quítenlos de la pared y se acabó”. Hablaban de Miguel Ángel González, candidato a diputado por el Panal, Jorge Esteban Sandoval, al que ubican con Morena, y Marco Adán Quezada, amigo de dos candidatos morenistas.
Trágame tierra, bajaron las fotos de Miguel Ángel y Jorge, Marco se salvó por estar a cargo de la campaña al senado en la ciudad de Chihuahua. Destituyen a los expresidentes o lo que significa desconocer su historia.
A Marco le han cargado esos muertitos sin deberlos, Miguel Ángel promociona a Meade, aunque va de candidato por Nueva Alianza, y Jorge ni siquiera está con Morena. En qué nimiedades se ocupa Omar Bazán, estando el PRI en plena campaña electoral y con números adversos. Créalo, por eso están como están.
