*Excesiva e indebida presión

* Casetas, otra crisis desatendida

* El tiempo consume a Meade

* Morenos locales invisibles

0
1

Javier Corral hace acopio de paciencia, lo refleja en su semblante, pero el conflicto magisterial empieza a enfadarlo, está desesperado por que no consigue levantar el paro y se muestra desconcertado, “asombrado”, dijo ante los medios por el tamaño de la presión impuesta, a la que califica de “excesiva e indebida”. Que no pierda la calma, va mucho en juego.

En parte tiene razón, los maestros cargan la mano como nunca antes lo habían hecho, ni en los peores momentos contra Barrio, mire que una semana sin clases representa un problema severo para todos; los propios maestros desesperados por volver, padres de familia que no saben dónde dejar a sus hijos para ir al trabajo, alumnos que pierden clases y se retrasan en los programas y una severa crisis política para el Nuevo Amanecer, que por cierto cada día luce más viejo. Ya van para los dos años.

Sin embargo la demanda central prevalece, no terminan por pagarles a los maestros interinos como tampoco de ponerse al corriente con las prestaciones reclamadas por el sindicato. Encima ponga la burla de los mil pesos, de los cuales ahora Corral dice que se trata de un “complemento”.

¿!Complemento cuando les deben meses y en algunos casos más de un año!? No jueguen, paguen y pónganse al corriente, muchos maestros desertaron porque de algo deben vivir ¿Qué sucederá con ellos, los que dejaron meses de trabajo pero abandonaron precisamente por la falta de salario? También con ellos están en deuda.

Lo más importante para un gobernador sensible al que dirán social, es el descrédito en que cae. Quitándoles las banderas sería fácil trasladar la presión a la dirigencia sindical, pues los chihuahuenses rechazan ese tipo de manifestaciones, sin embargo ahora la ciudadanía está con los maestros por que ven la injusticia y más desde la burla de los mil pesos.

Ese problema nunca debió existir, es atribuible íntegramente a un secretario de educación insensible e incapaz, falto de oficio y voluntad, que no tiene la menor idea de cómo lidiar con el sindicato. Piensa que se trata de trabajadores ferreteros a los que puede ningunear sin consecuencias.

Pablo Cuarón está rebasado, perdió toda calidad para ser un factor de solución. Es improbable que lo despidan en medio de la crisis, pero está claro que su permanencia en gobierno es corta, el hombre ya quedó fuera, sólo es cuestión que Javier Corral encuentre el momento oportuno para oficializar su decisión.

Ahora, si decide mantenerlo pues que se atenga a las consecuencias, mientras más problemas genera más dificultad tendrán los candidatos del PAN en conseguir votos, el desgaste social que sufre el gobierno se reflejará –como siempre- en los candidatos de su partido.

Por si fuese poco otro problema amenaza con extenderse, el de los ejidatarios en el perímetro de la caseta Sacramento. Dejaron de funcionar las tarjetas especiales, dicen que por deficiencias en el sistema digital, y se volvieron contra el gobierno.

También en ese caso tienen razón los manifestantes, seguro algunos sueltan su gato a retozar intentando colgarse de beneficios que no les corresponden, pero a la mayoría de ellos siempre les han respetado los descuentos.

Es otro problema mal atendido, intentan resolverlo hasta que crece. O pretenden responsabilizar también a la Federación por causa de la Coneja. No lo dude, todo problema del estado tiene esos orígenes, son los fantasmas que rondan los pasillos de gobierno.

Si alguien perdió el debate del domingo fue López Obrador, claramente quedó superado por Anaya y Meade. Incapaz de revirar los ataques se los tragó con resignado silencio, dejando que los otros se explayaran contra él.

Pero, paradójicamente, es un perdedor que ganó. Aunque parezca contradicción no lo es, pues tampoco fue una catástrofe que mueva las preferencias electorales y, estando arriba en las encuestas, cada día que pasa es un día ganado para él. Ese primer debate lo superó sin despeinarse, así lo tenía previsto pues es improbable que haya perdido votos. Ya nada mes quedan los otros dos.

Lo que aplica para el puntero, se refleja a la inversa en los de abajo, especialmente en José Antonio Meade. No consigue colocarse en un segundo lugar competitivo, para convertirse en opción viable de los que consideran toxico al tabasqueño.

Faltan 67 días para la votación, prácticamente dos meses o si usted quiere uno y medio, dado que los expertos consideran que quince días antes de las elecciones todos los ciudadanos ya decidieron su voto. Es el tiempo que tienen Meade y Anaya para bajar a López Obrador.

En las entrevistas posteriores al debate ambos consideraron que es tiempo suficiente. Podría, pero la realidad es que no le han hecho nada, al contrario, sigue creciendo mientras ellos permanecen estancados.

En cuanto al Bronco lo que es, un ranchero con suerte que ganó por azar la gubernatura de uno de los estados más importantes del país y le alcanzó para ser candidato independiente a la presidencia, pero no le quitará ni un voto a López Obrador.

Si alguna oportunidad tenía de mostrarse en buena forma, la perdió con la barbaridad de proponer “cortar las manos a los rateros” ¿Y los de cuello blanco? Pudo empezar con Rodrigo Medina y no lo tocó ni con el papel de una orden de aprehensión. Se desacreditó a sí mismo.

De Margarita ni hablar, lo mejor de ella fue el meme comparándola con chabelita, la del confesionario. Está fuera de competencia, bien haría de una vez en declinar por Meade, con la esperanza de que así crezca el candidato oficial, ahora que tiene a su nueva adquisición, Silvano Aureoles. Otra fichita.

En las campañas locales, por la misma presencia dominante de López Obrador, no se observan los candidatos de Morena. Candidatos a senadores, diputados federales ausentes por completo, no se diga los candidatos a presidentes municipales o diputados locales, que oficialmente todavía no empiezan la campaña.

Están mal, pensar que la votación a favor de López Obrador será en automático para ellos es una equivocación, como quedó registrado en las dos campañas anteriores. Siempre sele muy encima de los candidatos a otros cargos de elección popular. Así ocurre en todo el país, especialmente en el norte. Sigan sentados pensando que los votos caerán del cielo, pero recuerden que la gente quiere al mesías no a sus feligreses.