*Doña Concepción, hay niveles

* “Alcahuete y matraquero”

* Paro en su punto álgido

* Sospechoso silencio del PRI

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Puntual la escritora Liliana Pedroza en su crítica-reclamo a Concepción Landa, elitista Secretaria de la Cultura en Chihuahua. Caro salió a “concha”, como la conocieron sus amigos en la Facultad de Filosofía, negarse a cubrir un boleto de avión México-Chihuahua-Chihuahua-México; Pedroza la exhibió en su faceta más clasista y dispendiosa.

No hay boletos para un vuelo doméstico, pero Concha y otros funcionarios de la Secretaria hacen turismo cultural en festivales internacionales –Viena, París, Nueva York- a los que no son invitadas. Llegan como parte del público asistente, pellizcando a dos manos al presupuesto de 200 millones de pesos asignados a la Secretaría.

Entre artistas te veas, abre Concha otro episodio de confrontación en el convulso gobierno de Javier Corral, por si faltasen. Que gane cien mil pesos mensuales está bien, que acepte retener pagos miserables –tres mil quinientos pesos mensuales- porque los beneficiarios son “informales”, es una ofensa inadmisible para el gremio de la cultura.

Yo, Concepción Landa García Téllez de los Montero y Torres Altas, aristócrata de la cultura por herencia familiar, tengo derecho a recibir el generoso salario, cumplo con cualquier requisito legal; ustedes, artistas perras flacas del montón necesitan regularizarse, salir de la informalidad y hacer fila.

Para evitar confusiones tengan presente, en la cultura chihuahuita todos somos iguales, pero recuerden siempre en todo lugar y momento que hay unos más iguales que otros. Resígnense, hay niveles ¿Dudas o aclaraciones al respecto? Ninguna, Doña Concepción.

Días difíciles vive López Obrador, desde el debate perdió la displicencia con que se conducía y hoy se muestra irascible e intolerante hasta con un gobernador al que no tomaba en cuenta. Aprovechó el paro magisterial y comparó a Javier Corral con César Duarte, además de llamarlo “alcahuete, matraquero y achichincle de la mafia”, todo en tres segundos.

Lo de alcahuete y matraquero pasa, en México no hay político exitoso sin que su conducta admita ambos calificativos, y lo de achichicle es tolerable, lo asocia con el candidato de su partido, ciertamente muy desprestigiado pero a fin de cuentas Anaya sigue con boleto en mano.

Pero que lo comparen con César Duarte si calienta. Por favor, mínimo respetillo, lo puso en la misma cesta que al “vulgar ladrón”, el saqueador de las finanzas estatales, icono de la corrupción y protegido de Peña, con el agravante de pisotearlo en su tierra, Parral de sus amores, que por cierto son también los mismos amores de Duarte. En esa ciudad están sus raíces y Juárez los vio crecer.

Por eso no se aguantó las ganas de revirar: “Entiendo que anda medio dolido del debate pasado pero nosotros no tenemos la culpa de su propio desempeño. Yo ahí lo dejo, para mí no es relevante. Hace mucho tiempo que dejó de ser para mí un personaje respetable y respetado en el país. Hoy ha llegado a excesos declarativos muy penosos así que para mí no tiene relevancia”.

Es la consolidación de una fractura cuyo origen se remonta a la elección del 2006, cuando Corral presumiblemente habría aceptado ante López Obrador que Calderón y el PAN robaron aquella elección. “Decláralo en público”, lo habría apremiado el entonces presidente legítimo. Jamás escuchó en los medios el menor comentario.

En esencia López Obrador tiene razón, la retahíla de insultos es por la negativa de Corral a pagar los salarios pendientes de los maestros interinos. Es una obligación constitucional que la Secretaría de Educación Pública cancela, hay que pagarles y el problema de la opinión pública queda resuelto. Seguiría la crisis, pero ahora con cargo social al sindicato.

Sin embargo maestros y gobierno llevaron el conflicto a un punto muerto, por las últimas declaraciones da la impresión que tensaron el ambiente, como siempre en los movimientos que tienden a perpetuarse por la intransigencia de las partes.

Corral y el subsecretario de Educación –Cuarón está desaparecido, búsquenlo a la hora del corte en Hágalo- hablan de condiciones inaceptables fuera de la ley, planteadas por la organización sindical.

Mil veces y de diferentes maneras lo anticipé, lo mejor es pagar el salario de los interinos antes de que las exigencias crezcan. Aceptando las motivaciones políticas denunciadas por el Nuevo Amanecer, el hecho es que a los maestros les deben ¿O ya pagaron? Falta claridad.

La opacidad domina las negociaciones, al optar por encerrarse cada parte reventará contra la otra, intentando imponer sus argumentos, en caso de que revienten la cuerda.

Pero los negociadores de Palacio necesitan tener claro que mientras permanezca la sensación de un gobierno cerrado e insensible a los justos reclamos, lo cual está acreditado por la falta de pago y los cheques de mil pesos o botadores, la sociedad estará con la base magisterial.

Se aproxima el uno de mayo ¿Han visualizado un escenario de 20 o 30 mil maestros gritando cuanta ocurrencia contra el gobernador, su partido y hasta el mismo Anaya? Pues váyanse preparando, es lo que verán si la manifestación continúa.

Y es injustificable decir que se trata de un movimiento político ¿Qué es, entonces, el Grupo Chihuahua, las marchas y las asambleas informativas? Decidieron medirse contra mamá Federación, ahí están algunas de las respuestas.

El oportunismo de López Obrador exhibió, de pasada, el sospechoso silencio del PRI y de sus candidatos en el paro de maestros. Comparten candidato a la presidencia y ninguna voz priista –excepción hecha de Isela Torres- ha presentado un pronunciamiento, aunque sea tibio, a favor de los maestros.

Desaprovechan el momento y alimentan, de pasada, la versión popular de que “están arreglados con Corral” ¿Lo están? La verdad carece de importancia, es lo de menos, así como se arreglan se desarreglan al otro día. Importa la percepción, pues en política como en el amor lo que parece es y para efectos de percepción el dichoso arreglo existe.

Suponiendo que no haya tal, al PRI les vendría bien fírmalo aunque sea de noche y a escondidas. Están como los compadres buena onda que alimentan chismes de relaciones impropias, por la confianza mutua. Pues si todos nos acusan, comadrita, vamos dándoles gusto. Saquen algo positivo de las sospechas, buena falta que les hace.