*Mi reino por un McLaren

* Reyes y Aparicio, cómplices

* Paro ¿Quién dobló las manos?

* Cuarón sí sabe contar, parece

0
1

En los tiempos de Patricio Martínez, un joven al que apodaban el “pepino” atemorizaba los centros nocturnos yupis y las colonias residenciales de la ciudad, ganándose fama de abusón y golpeador. Ni los hijos del gobernador escapaban a su pendencia.

No es lo mismo, pero el caso de Carlos Borruel Jr. hace recordar aquella época negra entre los “acomodados” de Chihuahua. Son muchos los escándalos en los que se ha visto envuelto sin sufrir la menor consecuencia y en todos actúa con la prepotencia de quién se asume dueño del pueblo.

El puro hecho de manejar un auto con valor superior a los cinco millones de pesos, describe a un sujeto mentalmente inestable, necesita el reconocimiento de los inseguros y lo busca en los excesos. Imagine cuánto paga de seguro ¿O sólo tenía póliza de daños a terceros?.

Un profesionista exitoso de clase media alta tendría que vender su casa para dar el enganche y quedarse con la deuda. Hasta en las Vegas, Mónaco o en cualquier otra ciudad glamurosa donde coincidan los millonarios y la extravagancia, un auto así llama la atención.

¿Cómo es que un joven de 30 años sin antecedentes empresariales o éxitos deportivos, que dedica su vida al jolgorio y los excesos, hijo de un político al que no se le conocen antecedentes de riqueza familiar o personal conduce un auto de multimillonario o exitoso y naco deportista?

Si su padre lo consiente así o el joven –por cierto ya no tanto, ronda los 30 años- es un fenómeno en los negocios o ganó la lotería texana, es un asunto entre familia. Siendo políticos deberían explicarlo, pero tampoco es obligación, son ellos y su conciencia.

Dicen que Borruel padre tiene un negocio de “call center” y que presta sus servicios en todo el país a los gobiernos o candidatos panistas. Puede, está relacionado al más alto nivel del Yunke, conocido en Chihuahua como Dhiac. Eso podría explicarlo, pues los taxis ni el salario de un funcionario estatal dan para tanto.

Por cierto ¿El “call center” de Borruel es el mismo que usó Javier Corral para invitar a la asamblea informativa del domingo antepasado? De ser así es muy eficiente, hicieron llamadas a celulares particulares, es decir a los números privados de muchos chihuahuenses. No se percatan de sus excesos, a la gente le choca que suene su teléfono con asuntos de gobierno ¿Cómo tuvieron el número? Es pregunta.

El origen del dinero dispendioso, como se dijo, es asunto de la familia, lo importante está en la trama urdida por el gobierno del estado, a través de la Dirección de Vialidad, donde despacha Carlos Reyes, otro yunque de alto perfil, y Aparicio, el jefe de la policía, alterando deliberadamente los hechos para proteger al conflictivo conductor.

Javier Corral suele ser enérgico con los adversarios pero permisivo con sus funcionarios –ahí están los bonos y contratos sospechosos en Salud, las nuevas empresas de los Riggs y los programas de Madero en Hacienda- ¿Pasará también por alto una falta que podría ser constitutiva de un delito, sólo por que los funcionarios que la cometieron pretendían encubrir al hijo de un panista con poder en el partido?

Corral está frente a una decisión que marcará el rumbo de su gobierno. El problema no es de Reyes, Aparicio, Carlos Borruel padre o Carlos Borruel hijo, es del gobernador.

Si decide perdonarlos por ser de buena familia, los despide sin consecuencias o los cobija, perderá toda credibilidad. En la alteración de la escena hay un delito punible ¿Habrá consecuencias? Corral tiene la palabra.

Por si en Chihuahua los problemas fuesen pocos, ahora tenemos un complot urdido desde el poder para proteger a un joven engreído que presumiblemente conducía– lo han dicho diversos testigos- en estado de ebriedad. Va mi reino por un McLaren.

En tiempo complementario los maestros levantaron el paro, pesaba mucho en el calculo electoral un primero de mayo, día del trabajo, con las puertas de palacio cerradas y el viejo edificio custodiado por antimotines. Había que resolverlo a como diese lugar.

En realidad ese paro no debió existir, la exigencia de los maestros estaba más que justificada, pero la Secretaría de Educación se negaba a razonar con ellos, ni siquiera se dignaba escucharlos, tomando por grilla contra el Nuevo Amanecer toda exigencia, por justa que fuese.

Que después intervino la política, desde luego, el gobierno de Peña aprovechó la coyuntura para enviar un atento saludo a Javier Corral, hasta ponerlo contra la pared. Dejar sin clase a cientos de miles son palabras mayores.

El cambio de tono, en lo que inició el paro hasta que terminó, fue estridente. Pablo Cuarón empezó por amenazar a los maestros con despedirlos, si faltaban tres días seguidos a clases. Es la ley, decía. Cierto, también por ley debería pagar a los interinos y esa parte la ignoraba. Como siempre, la justicia a conveniencia del poderoso. En cambio Corral suavizó el discurso y se mostró comprensivo. Sintió la lumbre muy cerca.

¿Quién doblo las manos? Una primera interpretación es que Javier Corral, pero de esto no habrá constancia hasta ver el resultado de las negociaciones bajo la mesa, las que ninguna parte hace pública. Si permanece Cuarón el gobernador se habrá salido con la suya, si lo tiran el SNTE.

A eso se reduce hoy el paro, a la permanencia o renuncia de un secretario de modales rupestres que no ve más allá de un ordenamiento legal, y además lo hace con obvia parcialidad ¿No es obligación legal pagar el trabajo realizado?

También es probable que la dirigencia de la sección 42, encabezada por Heber Avítia, un líder tradicional de los que se asumen como “no contestatarios”, haya metido pluma cuata con el número de maestros impago.

Ahora, dado que gobierno no reconoció los más de mil que alegaba el sindicato, es dable suponer que Cuarón si sabe cuanto son dos más dos. Es un alivio para el sector, pues si además de autoritario e insensible no sabe contar, su presencia en esa secretaría sería una burla.

Pablo está fuera ¿Cuanto le gusta para que Corral anuncie su salida? Quedan abiertos lo momios, en una de esas permanece y que vengan todos los paros futuros que decidan organizar. Hay que ver, a ningún gobernador le gusta que le hagan manita de puerco, justamente la receta administrada a Corral por la sección 42 del SNTE.