Cual Ave Fénix, Sergio Pérez se levantó de entre las cenizas y, tras un caótico Gran Premio de Azerbaiyán, lleno de incidentes, declaró a Bakú como territorio mexicano. Fueron dos años de espera para que el tapatío volviera a obtener un podio, el octavo de su trayectoria y el segundo en esta pista, en la que cruzó la meta como escolta del victorioso inglés Lewis Hamilton (Mercedes) y del finlandés Kimi Räikkönen (Ferrari).
El tapatío ya es el máximo ganador de podios en la historia del automovilismo mexicano luego de su actuación de ayer, en la que sorteó las dificultades para ser tercero con Force India. Rompió la paridad que tenía desde hace un par de años con el fallecido Pedro Rodríguez, gran figura en los 60 y 70.
Con la victoria de Hamilton, las flechas de plata recuperaron el liderazgo del campeonato de pilotos que durante las primeras carreras estuvo en manos de Sebastian Vettel (Ferrari) quien, a pesar de sus esfuerzos por superar a Checo finalizó cuarto.
Al inicio de la prueba el tapatío hizo una parada no programada en pits para cambiar su alerón delantero, dañado tras un percance que su coequipero, Esteban Ocon, tuvo con Räikkönen.
La adversidad siguió para el tapatío, que también tuvo que lidiar con una sanción de cinco segundos, impuesta por rebasar antes de pasar la línea del SC en el reinicio de la competencia, pero manejando desde las últimas posiciones, el mexicano remontó para volver hasta la zona de puntos y, desde ahí, trazar su estrategia hacia el podio.
El destino tenía preparada una sorpresa y en medio de la disputa entre Max Verstappen y Daniel Ricciardo (ambos de Red Bull) por la cuarta posición, un error de cálculo llevó al primero a impactarse con su compañero, quedando ambos fuera; un accidente del galo Romain Grosjean (Haas) y problemas de Valteri Bottas (Mercedes) aderezaron el momento para que Pérez se hiciera del tercer lugar en los últimos giros y soportara el ataque de Vettel hasta cruzar la meta.
