*Acuerdos secretos y los dos “javieres”

* ¿Doblaron a los agricultores?

* Agitador con sueldo de gobierno

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Ahora sabemos que Javier Corral no permanece indiferente a la crisis del agua, él mismo confesó reuniones privadas con el presidente López obrador y con sus homólogos de Tamaulipas y Nuevo León. Lo que no tenemos es constancia de los encuentros furtivos, de los acuerdos firmados sin que los agricultores tengan conocimiento. Es lo que ordinariamente conocemos por “negociaciones en lo oscurito”.

Las confesiones arrancadas por el escalamiento de la crisis describen un perfil poco conocido del gobernador Javier Corral; hablan de un opositor descornado, político condescendiente con el poderoso y buena onda con sus pares, muy diferente al atrevido y desafiante opositor de la tribuna parlamentaria.

¿A que se comprometió con el presidente López Obrador? ¿Qué ofreció a los gobernadores de Tamaulipas y Nuevo León?. Del encuentro con el presidente podemos inferir que se pasó el tiempo en un constante asentir, claro señor, desde luego señor, por supuesto señor. La inferencia es pertinente en razón de que el presidente ratificó que el tratado de aguas debe cumplirse y juzgó que hay agua suficiente para el ciclo agrícola. Asunto resuelto, las puertas de la Boquilla serán abiertas.

De la reunión con los mandatarios no podemos sino especular que habría convenido un acuerdo del tipo “resolvamos el problema de la manera en que ninguno de nosotros pierda, entiendo que el tratado es internacional y debe cumplirse. Tengan la seguridad que no seré obstáculo, sólo pido que comprendan la fragilidad política en que una situación así me coloca ante los electores”. Como dije, es conclusión especulativa.

Con esos antecedentes es fácil entender por que el nuevo y descornado Javier, manso como toro melón de nacimiento, decida ausentarse de la crisis y para los agricultores no tenga más que tímidas expresiones solidarias en sus redes. ¿Qué hubiese hecho el Javier beligerante de la era Peña? Tomar personalmente las carreteras o encadenarse a las válvulas de la Boquilla, invocando la soberanía y dignidad de los chihuahuenses.

La terca realidad política lo ha puesto en su sitio. Entre las cámaras legislativas transitaba con ínfulas de parlamentario indómito, el senador o diputado de discurso enérgico y adjetivo hiriente comprometido con la verdad y la razón; en la segunda parte de su gobierno se inclina ante el poder e intenta pasarla bien negociando con sus pares en la trastienda.

¿Cuál de los dos javieres le gusta más, el tribuno enfático e intransigente o el gobernador inclinado a los pies del “Líder Amadísimo”? Yo prefería al tribuno por que así lo tengo más presente. De servil no lo paso, se pone de rodillas intenta hacernos creer que su postura es digna. No le va.

Gobernar es un reto, ya vemos que algunos pierden hasta el modito de andar. Encontrar un punto medio le vendría bien, lo cortés no quita lo valiente y gritar más fuerte que los demás no es garantía de ser escuchado.

Rompeolas

Me pregunto si los productores bajaron las manos o los dobló la fuerza del presidencialismo. Supongo que no, pero al abdicar a su derecho de protesta, así sea en tregua, muestran debilidad y falta de liderazgos. Recuerden el injusto y ruin bloque de las principales vías férreas del país tendidas en Michoacán. Por un movimiento sin causa los maestros de la CNTE paralizaron durante un mes el mayor puerto del país y el Ejército no intervino. Acá ya los replegaron. La presencia del Ejército en la Boquilla es garantía del Tratado, es decir la seguridad de que abrirán las compuertas. La tregua de ayer es sólo un respiro que distiende momentáneamente la crisis, pero la decisión está tomada: “los tratados se cumplen”, dijo el gran Tlatoani.

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Algún mosco le picó a Martín Solís que de burócrata pendiente del checador, en tres segundos pasó a reventador de las fuerzas públicas, su antiguo oficio. En Delicias el subsecretario de agricultura regresó a su etapa de agitador social e increpó, con evidente protagonismo, a los miembros del Ejército. Lo hizo a sabiendas de que nada logra, quizás pensando en que así lava los pecados del gobernador que ha mantenido una postura entre tibia y ambivalente: Hoy estoy con Amlo, mañana con Chihuahua; hoy aparezco en redes, mañana me oculto. Piensa que de reventador desquita su salario.