*Un absurdo criminal revestido de paradoja

*¿Qué pasa por su mente retorcida?

*Marko Cortés es una ternurita… o parece

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Desde que Felipe Calderón decidió sacar a las Fuerzas Armadas de los cuarteles para ponerlas al frente de la lucha contra el narcotráfico, muy a principios de su gobierno, la presencia de militares en pueblos y ciudades del país no ha hecho sino aumentar, dejando al país ante un absurdo criminal revestido de paradoja: a mayor presencia militar desplegada; más violencia, muertes y extorsiones en las calles. Los hechos son objetivos, cuantificables.

Cuando Calderón declaró la guerra al crimen, la prioridad era consolidar un monopolio administrado por el cartel de Sinaloa, al que identificaron como “La Federación”. El resultado objetivo es que surgieron cientos, quizás miles de bandas ingobernables que progresivamente se amalgamaron en nuevas y más violentas supraorganizaciones criminales, con el CJNG como ejemplo prototípico.

En el lapso de tres lustros, lo que tarda una recién nacida en celebrar sus quince años, la actividad delictiva del país paso de ser perseguida con toda la fuerza militar del Estado, a pequeños feudos regionales que controlan en conjunto amplias franjas del país –el 35 por ciento según el Ejército Norteamericano- donde jefecillos de plaza administran justicia, literalmente, amparados en la protección de capos superiores.

Son un estado criminal dentro de un estado tan pacifista, pero tan pacifista que tiene por estrategia enviarles abrazos en lugar de balazos -también podrían regalarles claveles por cada muerto y un ramo completo por masacre-, agradecerles cuando se portan bien, especialmente durante los procesos electorales, acusarlos con sus “madrecitas” cuando se portan mal y tratarlos con el respeto que se merecen llamando a uno de sus capitanes “señor Guzmán”, por que se le hace feo decirle “chapo”.

Resuelto a mantener la estrategia de bien a cambio de mal ¿Porqué el presidente López Obrador necesitaría obsesivamente pisotear la Constitución y aliarse con lo peor del PRI, para entregar a las Fuerzas Armadas una guardia civil que de facto nació militarizada? ¿En verdad está convencido que, ahora si, dará resultados en la pacificación del país? ¿Desconoce el fracaso atroz de la militarización en los dos sexenios anteriores?.

Formulo las preguntas anteriores queriendo interpretar correctamente la decisión presidencial y no encuentro respuestas satisfactorias. Puede que Calderón, primero en sacar a los militares, estuviese sinceramente convencido de que eran la única y última alternativa, no existían datos de referencia. Puede también que Peña decidió mantenerlos fuera pensando en que, de regresarlos a sus cuarteles, el país se derrumbaría a sus píes. Pero viendo el daño que dicha medida causó al país, López Obrador no sólo decide mantenerlos fuera, suprime las fuerzas civiles entregando la responsabilidad completa al Ejército.

Cuando los maestros de historia, en un futuro próximo, cuenten esta etapa negra del país -tengo la certeza de que algún día tocaremos fondo y empezará la verdadera reconstrucción-, no faltarán jóvenes avispados que pregunten ¿En serio los presidentes anteriores hicieron eso? ¿seguían sacando más militares sabiendo que con ellos más crecía la violencia y más se desangraba el país? ¿estaban tarados o lo hacían a propósito? ¿a poco si es neta eso de abrazos y no balazos?. Y los más atrevidos concluirán a su modo sentenciando: “ya ve maestro, por eso tenemos tantas dificultades para desarrollar al país”.

Imposible saber qué bulle por una mente tan oscura y retorcida como la de López Obrador, pero si tengo que dar respuesta a las preguntas anteriores, diría que su motivación es la misma con que mueven todas sus acciones de gobierno; afianzar el poder en su persona con el propósito de continuar al frente de la presidencia o imponer una juanita que garantice su paso hacia la historia.

Y que mejor, plus de pragmatismo coyuntural, si en el inter nos distrae intentando ocultar el obvio fracaso de la Guardia Nacional, de su gobierno en materia de seguridad. Dio seis meses de plazo para resolver la crisis de inseguridad, sin embargo pasaron los seis meses y uno, dos, tres, cuatro años y seguimos peor que como estábamos ¿Quién podría decir, objetivamente, que ha tenido éxito?.

Con la Guardia Nacional adscrita a las Fuerzas Armadas nada cambia, el país ya está militarizado y no es para resolver la gravísima crisis de seguridad. La militarización tiene, como en todos los país gobernados por populistas antidemocráticos, el avieso propósito de control político y amedrentamiento social. Tras él vendrá la supresión progresiva de libertades, empezando por la libertad de expresión. Cuanto deseo equivocarme, pero los hechos ahí están para el que quiera verlos.

Rompeolas

Marko Cortés es una ternurita, o parece. Hace más de una semana el impresentable truhan que ocupa la presidencia del PRI se mofó de los acuerdos establecidos en la alianza “Va por México”, traicionándolos en complicidad con López Obrador y apenas hoy Cortés se animó, tímidamente, a declarar rota la relación con el PRI de alito, por que le perdió la confianza. Con dirigentes de la oposición así vamos directo al barranco, en lugar de infundir temor o respeto dan lástima. He dicho reiteradamente y seguiré diciendo, la única esperanza contra el populismo infame que destruye al país es la sociedad. Los mexicanos libres reaccionan por instinto de conservación o tres generaciones, mínimo, verán cancelado su futuro, de los partidos nada podemos esperar. Intento ser optimista, pero lo próximo por decir es “que Dios y la Virgen de Guadalupe nos libren de la dictadura”.  A eso nos obligan.