Son menores y están solos. El EI piensa que serán los terroristas perfectos

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Essen, Alemania— El paquete que se ordenó en línea llegó a su departamento en el segundo piso la fresca mañana de un sábado, una caja de cartón que contenía magnesio, nitrato de potasio y polvo de aluminio para una bomba casera. Semanas antes del ataque, reportó la Policía, el líder de la célula terrorista —un islamista al que sus camaradas llaman el Emir— había emitido órdenes precautorias, escribe The Washington Post.

“Borren TODAS las fotos y videos del Estado Islámico”, advirtió el Emir a WhatsApp.

“Borren sus chats”.

“Todo lo que sea similar a un arma (incluyendo bombas) debe ser descartado inmediatamente… véndanlo, regálenlo, envíenlo o destrúyanlo”.

Y entonces una noche en abril pasado, informaron los oficiales, el Emir —un título musulmán para un líder venerado— llevó a dos miembros de células a una casa sikh de adoración en esta ciudad industrial y arrojó la bomba contra su puerta. Una explosión ensordecedora siguió. Llamas naranjas iluminaron un mosaico de sangre y vidrio estallado. Adentro, las víctimas gritaban mientras los agresores huyeron.

Los tres terroristas eran chicos de 16 años, de acuerdo con la Policía alemana.

“¡Nuestros niños! Gritó Neriman Yaman, de 37 años, madre del Emir, cuyo nombre de pila es Yusuf, en una entrevista luego de asistir una audiencia de la corte para su hijo. “¿Qué les pasará a nuestros niños?”

La amenaza que el Estado Islámico representa está cobrando una nueva forma: terroristas niños ya sea directamente en contacto con o inspirados por un grupo militante. Aún mientras sufre derrotas en el campo de batalla en Irak y Siria, el Estado Islámico está cultivando adolescentes en Occidente, a quienes se les está pidiendo quedarse en sus hogares y atacar blancos con cualquier arma disponible, tales como cuchillos y bombas caseras. Una chica de 16 años estuvo entre cuatro arrestados en el sur de Francia bajo sospecha de planear un ataque terrorista, reportaron las autoridades francesas este viernes.

“La cantidad de videos y propaganda del Estado Islámico que son dirigidos a los niños se ha incrementado drásticamente en los meses recientes”, declaró Daniel Koehler, director del Instituto Alemán de Estudios de Radicalización y Des radicalización. “No hemos visto algo como esto, no a esta escala y de esta calidad. Saben que en el Occidente, no esperas que un niño de 10 años sea sospechoso de terrorismo.

En septiembre pasado, las autoridades alemanas arrestaron a un sirio de 16 años buscador de asilo luego que descubrieron que el joven hombre estaba en contacto con el manipulador del Estado Islámico quien le estaba enseñando cómo hacer una bomba.

En diciembre, un niño iraquí alemán de 12 años —guiado por un contacto del Estado Islámico en el Medio Oriente quien lo llamó cálidamente “hermano” y lo enseñó vía la aplicación de mensajes encriptados Telegram— construyó y trató de detonar una bomba cerca de un centro comercial en el oeste de la ciudad alemana Ludwigshafen. El aparato falló, no explotó.

El chico había sido “reclutado” por el Estado Islámico, reportaron los oficiales, luego de revisar páginas radicales en línea. Luego se arrestó a un cómplice de 17 años en Austria.

El mes pasado, una chica de 15 años —la hija de un alemán convertido al islam y una madre marroquí— fue sentenciada a seis años en prisión por un ataque en febrero pasado a un oficial de Policía alemán en Hanover. Lo atacó en el cuello con un cuchillo de cocina, causándole heridas que pusieron en riesgo su vida luego de ser buscada y persuadida por un instructor del Estado Islámico a través de un servicio de mensajes de texto.

Haciendo cuentas, en Alemania al menos 10 menores han sido envueltos en cinco complots a lo largo de los últimos 12 meses. En un país donde los militantes que se disfrazan de migrantes son culpados de la plaga terrorista, la mayoría de los menores fueron amenazas criadas en Alemania.

Lo que es peor, las autoridades comentaron, es que la comunidad de la inteligencia es a menudo ciega a la amenaza que presentan estos adolescentes y preadolescentes.

Los oficiales no tienen la autoridad legal para rastrear a los niños de la misma manera que monitorean a los adultos, creando lo que las autoridades alemanas describen como uno de sus mayores retos antiterroristas. Las agencias de inteligencia aquí han identificado al menos 120 menores quienes han sido peligrosamente radicalizados —y algunos de ellos no pueden ser intensamente monitoreados debido a leyes domésticas que protegen a los niños, reportaron a los funcionarios.

La ley alemán fue enmendada el año pasado para permitir la reunión de datos de sospechosos hasta de 14 años. Pero los oficiales argumentan que esa edad no es suficiente.

“Nuestro servicio principalmente se enfoca en adultos”, comentó Hans-Georg Maasen, cabeza de la agencia de inteligencia local. “Se nos permite monitorear menores y grabarlos en nuestras bases de datos en casos excepcionales solamente, pero deben ser de 14 años o mayores. Normalmente la gente no espera que los niños cometan ataques terroristas. Pero pueden y lo hacen.

Agregó: “Lo que es realmente preocupante es que la gente frecuentemente voltean hacia el otro lado. Dicen que es simplemente una fase de la adolescencia y que seguramente al crecer lo olvidarán. A menudo los padres no saben lo que sus niños realmente están haciendo en sus habitaciones”.