Dejó Obama pistas de ‘hackeo’ ruso

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Washington– En los últimos días de la administración Obama, algunos funcionarios de la Casa Blanca se apresuraron a difundir por todo el gobierno la información acerca de los esfuerzos que hicieron los rusos para socavar la elección presidencial –y los posibles contactos que hubo entre los asesores del presidente electo Donald J. Trump y personas de ese país.

Ex funcionarios estadounidenses dijeron que se fijaron dos objetivos: asegurarse de que tal intromisión no se repitiera en las futuras elecciones de Estados Unidos o Europa, y dejar un claro rastro de inteligencia a los investigadores del gobierno.

Aliados estadounidenses, incluyendo a los británicos y holandeses, proporcionaron información describiendo las reuniones que se llevaron a cabo en ciudades europeas entre funcionarios rusos –y otras personas cercanas a Vladimir V. Putin, presidente de Rusia– y los asesores del presidente electo Trump, de acuerdo a tres ex oficiales estadounidenses que solicitaron mantener el anonimato para hablar sobre inteligencia clasificada.

Por otra parte, agencias de inteligencia estadounidense interceptaron comunicaciones de funcionarios rusos, algunas de ellas dentro del Kremlin, en las que hablaron de los contactos que hubo con los asesores de Trump.

En ese entonces y actualmente, Trump ha negado que su campaña hubiera tenido algún contacto con funcionarios rusos, en cierto momento sugirió abiertamente que las agencias de espionaje estadounidenses habían amañado la inteligencia para hacer parecer que el gobierno ruso trató de interferir en la elección presidencial.

Trump acusó a la administración Obama de publicitar esa historia como una manera de desacreditar a su nueva administración.

En la Casa Blanca de Obama, las declaraciones de Trump generaron temor entre algunos de que la inteligencia pudiera ser ocultada o destruida –o que sus fuentes quedaran expuestas– una vez que el poder cambiara de manos.

Lo que siguió fue una presión para preservar la inteligencia, dejando de manifiesto la profunda ansiedad con la que la Casa Blanca y agencias de inteligencia estadounidense han visto la amenaza de Moscú.

También reflejó la sospecha entre muchas personas del gobierno de Obama de que la campaña de Trump podría haber estado coludida con Rusia en los hackeos de correos electrónicos relacionados con la elección –una sospecha que funcionarios estadounidenses aseguran no ha sido confirmada.

Ex funcionarios de alta jerarquía de la administración Obama dijeron que ninguno de esos esfuerzos fue ordenado por el ex presidente.