Dimiten el ministro de Defensa y el jefe de Ejército afgano tras ataque talibán

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El ministro de Defensa afgano, Abdullah Habibi, y el jefe del Ejército, Qadam Shah Shahim, dimitieron este lunes tras el ataque que el pasado viernes causó la muerte a 138 soldados en una base militar del norte del país, en uno de los peores golpes a las Fuerzas Armadas afganas desde 2001.

«El presidente (Ashraf) Gani ha aceptado las dimisiones del Ministro de Defensa y del Jefe del Ejército tras el ataque a la base militar», informó en su cuenta de Twitter el director del Centro Gubernamental de Información y Prensa, Sediq Sediqqi.

El palacio presidencial confirmó en la misma red social las dimisiones de ambos «con efecto inmediato».

Menos de una hora después, llegó a Kabul el Secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, llegó para una visita no anunciada, su primera a este país donde hay desplegados 8.400 soldados estadounidenses, indicó a France Presse responsable. Mattis sirvió en Afganistán.

Coincidiendo con la visita de Mattis, una base operada por los estadounidenses ha sufrido un ataque con un coche bomba. La explosión junto a Camp Chapman, unas instalaciones secretas gestionadas por el Ejército de Estados Unidos y contratistas privados, ha causado según los primeros indicios bajas afganas, según un portavoz estadounidense citado por Reuters.

Los dos responsables militares presentaron sus renuncias por decisión propia, precisó a Efe un portavoz del presidente Gani, Dawa Khan Menapal, quien confirmó que la decisión se debe al ataque de hace tres días en Mazar-e-Sharif, asumido por los talibanes.

El ataque, que duró seis horas, comenzó poco después del mediodía, cuando los soldados salían de la mezquita tras las oraciones del viernes.

Los insurgentes iban vestidos con uniformes militares y lograron infiltrarse dentro del cuartel en varios vehículos del Ejército hasta ser descubiertos en un puesto de control de la entrada, donde el primero de los atacantes se suicidó con explosivos, mientras que los restantes iniciaron el asalto.

Con al menos 138 bajas infligidas, la acción fue la más contundente contra el Ejército afgano desde que en enero de 2015 la OTAN puso fin a su misión de combate en Afganistán, tras ceder de manera gradual el control de la seguridad a las tropas locales.

El Gobierno afgano ha ido perdiendo terreno ante los talibanes desde el final de la misión militar de la Alianza Atlántica y en este momento apenas controla un 57 % del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de EEUU.

Según datos de esa misma fuente, entre enero y noviembre de 2016 murieron al menos 6.785 miembros de las fuerzas de seguridad afganas y otros 11.777 resultaron heridos, en línea con el recrudecimiento del conflicto