Guerrero, grito de angustia

* Morenos y fraccionados

* Güero Lozoya el benefactor

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De la mayor preocupación el grito de angustia que lanzó, por escrito para dejar testimonio fiel, el presidente municipal de Guerrero, Fernando Chacón. Despojado de toda sutileza puso en blanco y negro el sentimiento de muchos alcaldes en la región; la impotencia que sienten frente a las organizaciones criminales que se mueven en la más absoluta impunidad.

Publicó un catálogo de recomendaciones básicas donde apremia, casi suplica, a los habitantes del municipio que se abstengan salir de noche, tener cuidado con lo que publican y reciben en redes digitales, evitar la circulación en vehículos de procedencia extranjera, entre otras que parecen como tomadas de un decreto cualquiera que anuncia toque formal de queda.

Esa publicación y las declaraciones que la acompañaron “tenemos una situación de psicosis en toda la comunidad de Guerrero… la gente está atemorizada… el comercio no se ha normalizado”, describen un clima de paralizante zozobra social que trastoca la vida comunitaria: cierran negocios, condicionan apertura de escuelas, desaparece la vida nocturna. Cualquier actividad social se trastorna.

¿El factico toque de queda es el tono exagerado de un edil priista con fines de notoriedad e intentando cargar indirectamente responsabilidades en otros niveles de gobierno, o el único de los ediles puestos contra la pared por la violencia que se hacen públicas las observaciones formuladas en privado?

Se habla mucho de los municipios que componen en llamado esófago del diablo: Cuauhtémoc, Guerrero, Madera, Namiquipa, Galeana, Carichi y otros serranos donde los grupos criminales disputan con las armas el control de territorios. En esa región las historias de sangre sobran.

Y ayer, en la ciudad de Chihuahua, agentes ministeriales recogieron una cartulina con mensajes de un supuesto grupo criminal, aclarando a ganaderos y comerciantes precisamente de Galeana, Buenaventura y otras comunidades del rumbo, que no son ellos los responsables de extorsionarlos con la clásica cuota.

Tampoco es para dar por buena cada cartulina clandestina que aparece –aunque la de ayer estaba firmada con el nombre y apellido de quién presumiblemente es cabeza del Cartel de Juárez- pues se trata de la delincuencia cuyo fin principal es engañar a la autoridad.

Pero que supuestos barones del mal manden poner una cartulina –es su manera de comunicarse- desmarcándose de tales actividades, cuotas y secuestros, es por que seguramente se presentan.

Al calor de la violencia generalizada nunca faltan los oportunistas que pretenden tomar parte del caótico pastel. No hay que desdeñarlas, la historia reciente dice que tras los ajusticiamientos callejeros llegan extorsiones, cuotas y secuestros, cerrando el circulo del mal contra la comunidad. Como están las cosas, más valdría que Peniche y Aparicio las tomen en cuenta, aunque sea para descartarlas.

En la medida que se aproximan las definiciones políticas en Morena, por las candidaturas, los jaloneos entre quienes se consideran rojos de historia y pedigrí, sobre todo por el tiempo que llevan calentando banco, y los que arriban concentrados en conseguir espacios en un proyecto al que antes hacían el fuchi y hoy, que lo ven creciente, quieren usufructuarlo.

En el centro está Martín Chaparro, discreto presidente de Morena en la entidad al que sus contertulianos de toda la vida le exigen freno a las candidaturas de externos, los considerados arribistas que los despojan de las candidaturas con carnita.

El más visible de los “externos” es Heraclio Rodríguez, Yako para los barzonistas de confianza, quién se inconformó en público por que piensa que desde el partido ponen trabas a su postulación de candidato a diputado por Cuauhtémoc. No es el único “puerquito” de los veteranos de la izquierda, pero si el único que ha reventado en público contra ellos.

Ambos, externos y anquilosados izquierdistas, tienen razón. Debe ser duro para esos veteranos calienta sillas ver a gente extraña acaparar espacios, sin tener méritos en la lucha. Pero el hecho es que a ellos nadie fuera de su entorno los toma en serio, no se han dado cuenta que el Muro de Berlín cayó hace casi treinta años.

Para ganar necesitan a los aborrecidos externos ¿Dónde establecer el equilibrio? Sencillo, en el potencial electoral, pues también sucede que algunos de los nuevos confesos del mesías son personajes con nombre pero desprestigiados, cuya inutilidad electoral está demostrada hasta el cansancio.

Con esas tiene que lidiar ahora Morena, en cuanto ven la posibilidad de alcanzar el poder pierde el idealismo e inflaman las pasiones de poder. El PAN sabe algo de eso, podrían seguir su historia y aprender de ella.

El impresentable Güero Lozoya, instrumento de la CTM y el gobierno de la corrupción para destruir el proyecto del transporte, hasta reducirlo a nivel de las empobrecidas capitales africanas, empieza a pelar los dientes al gobierno de Corral.

El señor está muy confundido por supuestas contradicciones entre dependencias gubernamentales, con relación a las características de las unidades que deben comprar; que en Desarrollo Urbano quieren ciertos modelos, que en gobernación les da igual pero que las compren ya, que falta claridad sobre la operación de las próximas troncales.

Como si les importara lo que diga gobierno. Cuando inició el proyecto del Vivebus –aunque el nombrecito hoy choque, se trataba de una excelente propuesta- todo estaba perfectamente determinado y se encargaron de hacerlo pedazos, ahora se escandalizan frente a posiciones divergentes sobre características de los camiones.

Por favor, es otro pretexto para incumplir los compromisos. Desde que impusieron sin resistencia de gobierno sus rutas, horarios, números de unidades y zonas de cobertura sintieron la debilidad de César, exbueno, Jáuregui y Joel Gallegos.

De modo que ahora los desafían a ponerse de acuerdo o ellos seguirán sin modernizar los camiones. Se comportan como absolutos. Sigan tolerándolos y terminarán en caos como el gobierno de Duarte.

Los señores han demostrado hasta el cansancio que nos les importan los usuarios ni nada aparte del dinero que reciben en cada turno de las carcachas que ponen a rodar. Tenga o no placas, tenga o no asientos ellos cobran igual y en gobernación siguen soñando en que un día cambiarán. Ajá.