El domingo abrieron las campañas nacionales, proceso apasionante que consiguió atención general: trabajadores, empleados, profesionistas, amas de casa, jóvenes, estudiantes, todos las siguen con atención. De los comicios modernos es comparable al de Cárdenas en el 88, presumiblemente robadas por Salinas, del 2000 cuando ganó Fox sin oposición y del 2006, donde Calderón volteó el resultado con apoyo del PRI contra López Obrador.
Como entonces también hoy la pasión desborda a los mexicanos, el hartazgo de una clase política indolente, anodina y corrupta provocó el despertar hasta de los menos politizados. La gente dejó de creer en los políticos y voltea hacia donde postulan propuestas antisistémicas y populistas.
Ayer en Juárez López Obrador prometió bajar impuestos y aumentar el salario. El IVA dejarlo al ocho por ciento y el ISR al veinte, mientras doble los salarios mínimos. Todos felices, van a pagar menos impuestos y a ganar otro tanto cada semana.
También construirá una refinería en Tabasco para bajar el precio de la gasolina, becará de por vida a los ninis que decidan optar por un empleo manual, a los estudiantes de bachilleres y universidad, a las madres solteras, a los adultos mayores, y todos los estudiantes –sin excepción- serán admitidos en las universidades y los que no quieran en un taller donde aprendan oficios, desde luego pagados por el gobierno. La gente quiere creer, está convencida de que puede hacerlo. Venga la abundancia.
Son sus ofertas, algunas repetidas ayer al inicio de campaña y enriquecidas con otra de reciente creación: convencerá a Trump “de su equivocada política exterior y en particular de su despectiva actitud contra los mexicanos”. También a Trump lo hará entrar en razón para que nos trate bien. Será su controlador.
Antes de los días santos se supo que Fernando Tiscareño doblegó a Toño López en la carrera por la candidatura de Morena a presidente municipal de Chihuahua. El martes 27 de marzo en la noche, los candidatos –cuatro en total- se reunieron con la delegada de López Obrador en Chihuahua y les comunicó el resultado, el ganador de las encuestas era Tiscareño. Así, sin más y aguanten la risa.
No fue una sorpresa, a Fernando Tiscareño, un joven formado en el PRI como tantos de Morena, consiguió amarres importantes empezando por Alfonso Romo, de mala memoria para los empresarios de Nuevo León pero alta influencia en AMLO, Miguel González, enlace de la IP local con el candidato, y otros menos visibles.
Toño estaba muy atenido a lo que podía hacer por él Yeidckol Polenvski, la presidente del partido, a la que obviamente no le alcanzó para imponerlo, a pesar de que Rafa Espino, responsable político de Chihuahua, tampoco estaba convencido de Tisca, pues en las intrigas morenistas es adversario de Bertha Luján, tía del hoy candidato.
Ahora tiene la responsabilidad de levantar el voto en la capital, la plaza más negada al tabasqueño, sin desconocer el obvio crecimiento de los últimos meses. Tarea desafiante considerando que tienen a una adversaria del PAN muy bien posicionada y el PRI es por ahora la única opción creíble para disputar el cargo.
Pero Tiscareño sabe hacer campaña, no tendrá dificultades económicas y si en México lo apoyan como seguramente se lo prometieron, su candidatura es para tomar en cuenta. No lo pierdan de vista, puede crecer.
Hoy en Palacio de gobierno y en la Ciudad Judicial será un día de mírame y no me toques. Están enlistadas las controversias constitucionales que involucran al Supremo Tribunal y sin ser determinantes para el rumbo de la justicia en Chihuahua, si afectan fibras de la mayor sensibilidad en el Nuevo Amanecer.
Javier Corral y César Jáuregui, un eficiente exconsejero de la judicatura federal, están nerviosos por el proyecto de sentencia y ese nerviosismo invade a magistrados y funcionarios estatales. Presumiblemente el ministro ponente da razón a Gabriel Sepúlveda y a los magistrados que promovieron un recurso contra el actual Consejo de la Judicatura.
Si es como temen, el Pleno deberá convocar a nueva elección de presidente, es decir sale Jiménez Castro, e instalaría, en la otra controversia, el llamado “consejo duartista”, con Luis Villegas como gran “coco” dentro de ese organismo y la ausencia de Luz Estale Castro, quien hoy lo maneja con la misma dureza con que controla a las organizaciones sociales que giran en su entorno.
En ningún caso, y es lo importante, estaría en riesgo el proceso de Corral contra Duarte y sus asociados en la corrupción, pero sería un golpe directo al ego del gobernador y esos duelen más que una patada en los “destos”. Hay que esperar, puede ser cosa de un día, una semana o un mes, instalados en sesión los ministros de la Corte son inescrutables, en una de esas lo vuelven a detener o voltean el proyecto.
Las campañas iniciaron y en el PRI en lugar de concentrarse en conseguir votos, aceleran la guerra sucia contra su dirigente estatal. Desde Juárez soltaron a un sicario de la información basura, uno de perversos y oscuros modales, rechoncho sin matiz que no sabe más que golpear desde las sombras.
En la campaña estatal del 2016 lo usaron para la guerra sucia contra los hermanos de Corral, ordenada por ya saben quién. Sin embargo su historia es larga, en el transitar por distintas administraciones municipales de Juárez demostró que no sabe otra más que golpear a la mala. No tiene ideas pero le sobran ocurrencias.
Ahora carga sobre Omar Bazán con el tema de su despunte económico en los últimos doce años, como si fuese pecado hacer dinero. En ese departamento le ha ido muy bien pero nadie lo acusó de operaciones ilícitas o sospechosas, fue el periodo donde estuvo fuera de política. Supo aprovechar las relaciones y aseguró el futuro de su familia ¿Por qué golpearlo así?
Dejen en paz a Omar de modo que no tenga dudas sobre la diputación local y así pueda concentrarse en las tareas del Directivo Estatal. Sólo hizo lo que sus antecesores cuando estuvieron en las mismas circunstancias y además no pudo hacerlo sin la autorización del CEN. Es inaudito que todavía quieran bajarlo, por eso no se concentran en sus campañas y él se retrae, nadie va a donde lo tratan mal.
