*Javier Corral en campaña, otra vez

* Antes era corrupto; hoy inteligente

* Controversia sobredimensionada

* Graciela, Neil y Fuentes, competitivos

* Reyes Baeza en la ecuación general

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Morena leyó mal el spot donde Javier Corral y otros personajes como Enrique Alfaro, Rebeca Clouthier, Diego Fernández de Ceballos y Colosio Riojas hablan a favor de Ricardo Anaya. Es un spot como cualquier otro, de los cientos de miles que aparecerán en el curso de la campaña, al que la impugnación dio cierta visibilidad.

En el fondo carece de importancia electoral, las voces ahí contenidas son avales de Anaya desde la precampaña, lo mismo que Xóchitl Gálvez, Salomón Chertorivsky, Patricia Mercado y Miguel Ángel Mancera, que aparecen en otra versión con la misma finalidad.

En todo caso demuestra que Anaya necesita guajes para nadar, lo que se entiende desde el descrédito nacional en que cayó tras la exhibida de la PGR que, para efectos sociales, demostró su parte corrupta. Perdió credibilidad y sus mismos apoyadores lo saben.

Lo importante sería dar seguimiento a la conducta que asuma el gobernador del estado. Todos están en su derecho –Mancera ya renunció- a promover de la manera que mejor les parezca a su candidato, pero Corral tiene otro compromiso superior; el gobierno de Chihuahua.

Mientras prevalezca el desabasto de medicinas en los hospitales del estado, crezcan los niveles de violencia e impunidad y permanezca la crisis financiera reflejada en diversas áreas sustantivas de la administración, es un crimen que ponga por encima de los problemas domésticos su interés electoral. No lo eligieron para estar en campaña, sino para resolver el tiradero, como dice, dejado por César Duarte.

Hay otra de Corral,dado que ingresó a la campaña no debería extrañarle que mañana PRI o Morena editen una parte sustantiva de aquel debate contra Anaya, durante la batalla por la presidencia del CEN, donde confiesa tener pruebas de su corrupción. La de Anaya, desde luego.

Quizás en previsión de la obvia respuesta, sabedor de que ya circula en redes, sólo se atrevió a mencionar que Anaya es de una inteligencia sobresaliente y estructurada. Si, de eso ha dado muestras sobradas el candidato del Frente, sobrepasó a los tiburones del PAN y el PRD mayores que él y se agenció la designación ¿Qué más prueba de su inteligencia estructurada necesitan?

Pero Corral no habló nada sobre las acusaciones de corrupción y lavado de dinero que ha seguido a Ricardo Anaya desde los moches y más recientemente con el escándalo en la PGR. En esa parte el gobernador y el resto de voces que lo apoyan guardaron silencio cómplice.

Muy sobredimensionadala importancia del resultado sobre las controversias constitucionales que hoy discuten los ministros de la Corte, sobre lo que han llamado el “caso Chihuahua”.

Por la forma en que actúan los protagonistas de la defensa estatal, César Jáuregui, Luz Estela Castro, Jiménez Castro y varios magistrados más, da la impresión que les va la vida o por lo menos su futuro en el Poder Judicial, en esa sentencia. Cabildean, presionan, hacen firmar a membretes de ONGs, filtran datos… se rasgan las vestiduras.

Nada más alejado de la realidad, si los ministros dan la razón a Gabriel Sepúlveda, la sentencia obvia sería que ordenen la reposición del dinero que dejó de ganar como presidente, desde el día que lo destituyeron hasta la fecha en que legalmente concluía su mandato. Nada. Y si por alguna razón obligan a nueva elección, votarán por el magistrado que elija previamente Corral ¿Cuál problema?.

Ahora, si en la segunda controversia deciden restablecer el llamado Consejo Duartista, la única que saldría sería Luz Estela Castro, pero el gobierno panista –como en los anteriores- conservaría control del Pleno y del Consejo.

¿No será que se ahogan en un vaso de agua por defender a Lucha? Es pregunta. Hasta el mismo Corral podría estar manipulado por la señora consejera que, evidentemente, llegó pasada de años. Contra la edad nada se puede, imposible detener el tiempo, al menos hasta hoy nadie ha podido.

Iniciadas las campañas federales, el PRI presenta tres opciones que bien pueden resultar ganadoras el uno de julio. Se trata de Graciela Ortiz, en el noveno distrito, Neil Pérez Campos en el séptimo, y Adriana Fuentes, en el uno de Juárez.

En las condiciones que pinta la elección para los priistas, cuyo candidato no ha podido conseguir el anhelado segundo lugar para disputar el voto útil, presentar candidatos con prospectiva de triunfo en tres de nueve distritos es de la mayor relevancia.

Una cuarta alternativa competitiva sería la de Minerva Castillo, en el ocho de Chihuahua. Sin embargo ella está más amarrada, por dos razones: primero le falta territorio amigable como lo tienen los otros tres distritos, principalmente sierra, y segundo no ha logrado conjuntar esfuerzos con el candidato a presidente municipal.

Pero si Minerva es inteligente, valiente y se aleja de la campaña clásica priista, teje acuerdos y amarres electorales con los otros candidatos de la capital, y presenta un mensaje conciso, estructurado y creíble tendría condiciones de éxito. En mucho depende de su capacidad para interpretar correctamente el precario momento social que vive su partido.

En la ecuación estatal es preponderante la figura de Reyes Baeza. Ante la debilidad del candidato presidencial su misión electoral es convertirse en sombrilla de los candidatos menores, principalmente en Chihuahua, Delicias y la sierra. Esa sería una condición lógica, dado sus antecedentes políticos y electorales por los cuales fue elegido candidato a senador.

El problema, como si tuviesen pocos los priistas, es que hasta hoy han predominado las diferencias internas entre los grupos. En vez de posponerlas en lo que concluyen las campañas y concentrarse en la prioridad del voto, lo que sucedía anteriormente, las profundizan limitando sus opciones, obviamente.

Sin embargo tienen tiempo, tres meses –o casi pues el tiempo corre- son suficientes para voltear una elección si encuentran el punto vulnerable de sus adversarios y consiguen afianzar sus fortalezas.

Decirlo es sencillo, el problema radica en ubicar el punto. Sobrarán los que ofrezcan a precio de oro la pretendida bala de plata mágica con la que ganarán la elección o los necios negados al descrédito generalizado de su partido, que proponen una campaña ordinaria.

Quizás para ellos llegó el momento de aceptar el reto y demostrar que chango viejo aprende maromas nuevas. Entiendan, en ésta van de perdidos y cualquiera sabe que no están acostumbrados a remontar.