*La Corte en pequeñas dosis

* Oficialmente vulneradores

* ¿Buscan a otro florero?

* Un favor a Jiménez Castro

* Lucha: “el presidente no está”

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En la primera controversia constitucional, resuelta ayer, los peores pronósticos para el Nuevo Amanecer quedaron confirmados: los ministros de la Corte declararon que los poderes Ejecutivo y Legislativo de Chihuahua vulneraron la soberanía del Poder Judicial. Trágame tierra, y ahora donde se meten.

Ordenan relevar a Julio César Jiménez Castro de la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia local, sentenciando unánimemente que el Congreso del Estado carece de facultades para nombrar presidente del Pleno. Lo obvio no debería discutirse.

Declarado presidente espurio, Jiménez Castro tiene los días contados en el Poder Judicial, pues sólo esperan la notificación oficial para que la sentencia surta efecto. Triste fin de una carrera.

En razón del resolutivo emitido por la Corte, máximo órgano de la justicia mexicana cuyas sentencias son inapelables, es legítimo inferir que Javier Corral, quien ordenó la publicación del decreto ilegal, y los diputados de la presente Legislatura extralimitaron sus atribuciones, interviniendo sin autoridad en otro poder.

Decían los viejos maestros en la facultad de Derecho que “la causa de la causa es la causa de lo causado.” Aquí no hay más causa que la intervención feroz y apremiante de Javier Corral, quién maquinó la caída de Sepúlveda por molestarle que lo hubiese puesto el gobernador anterior, César Duarte, su mayor enemigo. Y lo causado es el disparate inconstitucional al que sometieron al Poder judicial, tan flagrante y burdo que necesitó la intervención de la Corte para restablecer el maltrecho orden constitucional.

Si, mil veces si, lo mismo hizo Duarte con la oxigenación, de acuerdo. Pero un atropello no queda resuelto con otro y es menos digerible tratándose de un gobernante que presume o intenta pasar por rabiosamente democrático. A ese gobernador la Corte la ha dicho que vulneró la independencia del Poder Judicial.

Por eso los desvelos, pesadillas y preocupaciones; de ahí la presencia de César Jáuregui durante las sesiones de la Corte y los cabildeos con ministros “amigos”, pretendiendo tirar el proyecto del magistrado ponente. Pavor tenían de verse expuestos de tal manera.

Una vez exhibidos por el máximo tribunal del país, ningún vocero en el gobierno de Corral podrá decir que son respetuosos de los otros poderes, la Corte, en pequeñas dosis, le ha dicho que abusó de su poder. Refuten a los ministros, no carguen contra el mensajero.

En el fondo el dolor que los desarticula es por que la Corte lastimó su inflamado orgullo y pateó su encendida soberbia, sin embargo no trastoca el curso de la justicia en Chihuahua, el gobierno mantendrá el control del Pleno y el Consejo.

Para efectos de continuar los maxijucios no pasa nada, como tantas veces explicamos en este espacio. Sin dificultad elegirán otro presidente del Tribunal y será en acatamiento a los usos y costumbres, es decir a la voluntad del tlatoani en turno, en este caso Javier Corral. Otra vez si, como ha sucedido con gobernadores anteriores, pero…

Mencionar nombres de candidatos es intrascendente, puede ser cualquiera que atienda los intereses de Corral. Sólo como ejercicio especulativo van tres propuestas:

Pablo González, en estos oscuros momentos el magistrado mejor preparado de Chihuahua, un profesional que goza de prestigio nacional, estudioso y de sentido común. Si eligen a Pablo, que posiblemente no tenga interés, harían un favor al Tribunal.

Roberto Siqueiros, otro magistrado ampliamente reconocido por sus pares, respetado en la academia y en el gremio de la Litis y la chicana, con la ventaja -¿o desventaja viendo las actuales circunstancias?- de ser amigo personal del gobernador. También sería un buen presidente.

Juan Rodríguez Zubiate la busca desesperadamente, podría ser la propuesta ideal para el Ejecutivo en la presente coyuntura, es aplicado en las artes del “yesmen”, reinstauradas en Palacio. De él esperarían otro presidente florero, como han sido los últimos, principalmente el depuesto Julio César Jiménez Castro.

En cuanto a Jiménez Castro, es probable que el ruido del momento lo distraiga e impida advertir el enorme favor que recibe de la Corte. Su papel como presidente era francamente deplorable, no llegaba ni a florero, condición inmerecida para un jurista que dedicó la mayor parte de su carrera profesional al Poder Judicial.

Como magistrado era bueno; como presidente una calamidad y más cuando permitió que Luz Estela Castro y Angélica Godínez tomaran bajo su mando el gobierno del Supremo Tribunal. En casa estará mejor, permaneciendo en la oficina hasta un infarto puede sufrir en cualquier mal día.

El jueves discuten la segunda controversia, tiene mayores implicaciones pero nada para espantar. Todo se reduce a tres opciones posibles: Que los ministros cesen al Consejo actual y ordenar la reposición del Consejo, de siete integrantes, nombrado durante la gubernatura de Duarte; cesar al Consejo actual y ordenar nuevos nombramientos con la presente ley; o dejar al Consejo como está, restituyendo al Pleno facultades arrebatadas en la pasada reforma a la Ley Orgánica.

En ningún caso trastorna la operación del Supremo Tribunal y mucho menos de la justicia en Chihuahua. La única perdedora, siendo severos en la sentencia, sería Luz Estela Castro, si los ministros ordenan reponer el Consejo, sea con la presente o anterior ley (el por que ha sido explicado en pasadas columnas). Si sólo deciden restablecer facultades al Pleno, ni la consejera Castro sufre consecuencias.

No obstante y sólo en previsión de lo que el tiempo encoja, Luz Estela debería poner sus barbas a remojar, la Corte viene severa, el primer golpe certero está dado. Y por lo visto ayer, es probable que su sentido de sobrevivencia la prevenga de inminente peligro.

Lucha fue avistada saliendo de la oficina de Jiménez Castro con el rostro desencajado y modales toscos, lo que por otra parte es usual en ella. Pero, en presencia de la prensa, esbozó una tajante orden: “El presidente no está” dijo con voz autoritaria a la secretaria de presidencia, frustrando cualquier entrevista a sabiendas de que Jiménez Castro ocupaba su lugar.

Ayer no hubo reacción oficial de la Presidencia sobre el resolutivo de la Corte, y todo apunta a que así lo decidió la señora consejera ¿Dudas de quién manda, hasta la fecha, en el Poder Judicial de Chihuahua?.