*Cruz fija bandera; Loera desteje

* Espino y Marco atisban de lejos

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 Debemos reconocer la osadía de Cruz Pérez Cuéllar, es un político sin traumas ni temores que lo paralicen. El año pasado apostó su menguado resto yendo de segundo en la candidatura al senado y consiguió los rendimientos electorales que otros, menos dados a tomar riesgos, dejaron ir.

Y con ese desparpajo del que nada tiene que perder, fijó ayer bandera; voy por la gubernatura y desafío al que rechace mi proyecto. Así queda sintetizado el mensaje que hizo llegar el sábado a la clase política, dentro y fuera de Morena. Como cada quién decida tomarlo, el hombre dio un primer paso, sin complejos del que dirán ni temores de cálculos políticos fallidos.

No es sencillo abrir precampaña dos años y medio antes de las elecciones y menos en un partido de voluntad única y nomenclatura inexperta y proclive al fuego amigo. Cruz lo hizo el sábado. La primera evaluación es positiva por dos personajes interesantes que pasaron lista de presentes: Ricardo Monreal, uno de los tres o cuatro principales operadores de AMLO y aspirante a la presidencia, y Miguel González, el empresario local más comprometido con el presidente, cercano de Yeidckol Polevnsky y socio de Poncho Romo, el número dos del gabinete.

Monreal hizo fugaz acto de presencia pero tomó el micrófono antes de partir al aeropuerto, respaldando a su compañero senador; Miguel dejó el gesto de organizar un improvisado y rápido after, en su casa de Bosques. Ambos dieron testimonio público de que Cruz no está sólo.

Sin embargo permanece el asterisco de la oportunidad en el tiempo. Así como fijó, desafiante, la bandera que lo sitúa como el primero entre los aspirantes de Morena, así debe prepararse para recibir los atentos saludos encontrados.

A su acción seguirá la reacción. Entre los tiradores cuente a Javier Corral, Armando Cabada, Maru Campos y de pasada la grilla verdulera de Juan Carlos Loera, sin fuerza ni sentido pero siempre molesta. Tampoco era para quedarse quietos hasta recibir la señal del tlatoani, el golpeteo llegaría tarde o temprano, sólo pateó un avispero ya indispuesto contra él.

Mientras Cruz planta su bandera en Chihuahua, Juan Carlos Loera sigue ensimismado, destejiendo a contento mientras pelea batallas perdidas contra sus propios compañeros de Morena o los delegados que llegan con nombramiento desde la ciudad de México, sin que secretarios o directores generales del gabinete federal tengan la gentileza de tomarlo en cuenta. De cada nuevo nombramiento se entera por la prensa.

Loera está hecho trizas, si termina el año como delegado deberá dar las gracias a su amigo Gabriel Hernández, coordinador nacional de los programas asistencialistas del presidente, pues ha trascendido que Ariana Montiel, su primera protectora, lo soltó de la mano por tanto problema que genera.

Sin ellos, Gabriel y Ariana, Loera no es más que un político de quinta que no sabe elegir sus luchas. Eso sí, el hombre sigue fiel a sus consejeras, las empoderadas en el feminismo. A ver hasta donde lo llevan, en cuanto vean que su proyecto naufraga lo desecharán como trapo viejo.

Desde fuera observan la evolución política Rafa Espino y Marco Adán Quezada, ambos deben ser incluidos entre la lista de posibles candidatos al gobierno. Rafa es uno de los dos chihuahuenses mas cercano de López Orador, Bertha Luján la otra, y grupos importantes en la Ciudad de México tratan de convencerlo. Se habla incluso de que el mismo López Obrador lo tiene considerado en primer lugar.

Tengo la sensación de que si Rafa Espino acepta, nadie le quitaría la postulación. En su caso lo importante sería la condición competitiva electoralmente, su alejamiento de Chihuahua, tiene décadas fuera, siempre será factor a considerar. Tampoco es el gran problema, una rápida campaña de reconocimiento resuelve la distancia.

Marco es un político que ha tejido relaciones en el primer circulo de López Obrador, especialmente al lado del propio Rafa y de Marcelo Ebrard. Su popularidad en Chihuahua, la plaza más difícil para Morena, y otras regiones del estado así como la experiencia política lo hacen un prospecto interesante.

Marco está jugando, veremos hasta donde llega. Por ahora está concentrado en construir una alternativa ciudadana junto Jaime García Chávez, otro con relaciones de primer nivel en el gobierno federal y legitimo portador del estandarte opositor contra Corral.

De Rafa y Marco abundaré cuando den que de que hablar, por ahora el que pegó primero fue Cruz.