La sentencia del “dedito”

* Morena y el burro Chon

* Rafa Espino, una incógnita

0
2

Desde que es presidente López Obrador jamás opina de asuntos partidistas, lo ha dicho en distintos momentos y como es el honesto debemos creerle, pero todos sabemos que por él habla su dedito. Inapelable, en movimientos afirmativos o de negación ejerce su potestad; lo que indique es. Cuando el dedito amanece sin ganas de moverse entonces obran las encuestas y si por alguna circunstancia le desagradan, él tiene las suyas. Todo en orden, sin opinar decide, es la facultad reservada a su condición de Gran Tlatoani y Sacerdote Mayor de la Cuarta Transformación.

En consecuencia es perdida de tiempo discutir sobre quién será el candidato de Morena al gobierno de Chihuahua, estando la decisión en el dedito monosílabo o en sus personalísimas encuestas, cualquiera podría ser. Como decían los viejos priistas de ciudad Juárez, hasta el burro Chon entra en la cartera de los elegibles.

Hablaré, entonces, de quienes se autopromocionan para la candidatura y otros que, sin hacer gestos, estarían a la distancia del dedo prodigioso. Puesto el burro Chon a un lado, desde luego sin descartarlo, empecemos por los nombres obvios: Cruz Pérez Cuéllar y Juan Carlos Loera, ambos en frenética precampaña. En México intentan convencer a Rafa Espino y si Chihuahua es tocado por la paridad de género, uno de los mandamientos en la nueva república, apunte a la senadora Bertha Caraveo y a la síndica municipal de Juárez, Lety Ortega. No haga menos a Pablo Leos, discípulo de la primera hora, ni a Víctor Quintana, arrepentido y dándose de topes contra la pared por abandonar a López Obrador antes de su empoderamiento.

En Cruz veo al animal político que mañana tarde y noche; despierto, en sueños y hasta sentado en la tasa del sanitario piensa en que hacer para conseguir el anhelado objetivo, con la ventaja del que nada tiene que perder. La senaduría le vino de perlas, se la jugó a todo o nada donde otros la pensaron y ganó ¿Porqué no hacer lo mismo hacia la gubernatura?.

Su problema es que carece de base en las figuras de alto perfil en México, entre quienes no encuentra cabida, y tampoco López Obrador lo tiene en la mayor de las estimas, condición que lo alienta a moverse con mayor frenesí. Mientras más distante está del poder, más aspavientos necesita para llamar la atención. La relación con Ricardo Monreal es insuficiente, quedó visto en Puebla.

De Juan Carlos Loera poco que decir, aparte de su incultura política y ausencia de sentido común tiene un gran enemigo, él mismo. Lo pusieron donde jamás había soñado y está empeñado en destruir cualquier base de apoyo. Es el ordinario político juarito que intenta construir denostando en su entorno, con el agravante de su menguada capacidad operativa.

Sin embargo conserva el favor de Ariadna Montiel, influyente subsecretaria del Bienestar y una de las consejeras políticas de López Obrador en asuntos de Chihuahua. Ha trascendido que por su relación sentimental con la hija de un secretario en el gabinete estatal estuvo a punto de enemistarse con Ariadna. Dejó a la chica y los últimos reportes son que restableció el buen trato con la subsecretaria.

Su otro respaldo en la Ciudad de México es Gabriel Hernández, coordinador de los delegados federales y también hombre cercano a López Obrador. Pero volvemos a lo mismo, necesita mostrar oficio y un mínimo de sentido común para construir alianzas en tierra, pues arriba anda bien.

Rafa Espino siempre me ha intrigado, cuesta trabajo admitir que no quiera la gubernatura o al menos no esté dispuesto a pelear por ella. Durante una comida en la Cebolla Roja, posterior a la gira de las gracias, delante del mismo Loera y de Pablo Leos, López Obrador le ofreció ser superdelegado. Rafa rechazó el ofrecimiento quizás pensando en que era poco, consciente o ajeno a que rechazaba la posibilidad de ser candidato y eventualmente gobernador.

Es un hombre cercano a López Obrador, integrante destacado en el poderoso equipo de Marcelo Ebrard y Julio Scherer, de vastos recursos económicos que hace perfecto clic con la Iniciativa Privada. Sin duda encontraría fácil acomodo en la clase política doméstica.

A pesar de aquella negativa a la oferta presidencial de venir a Chihuahua, tengo la impresión de que nadie le quitaría la candidatura, si decidiese tomar el riesgo de competir. El hecho es que ahí está, diciendo no y mil veces no a cuantos se lo proponen.

En la hipótesis de que la equidad de género toque a Chihuahua, no hay más prospecto que Bertha Caraveo, la senadora discreta. Recuerde que López Obrador es proclive a los candidatos juanitos y si piensan que al embrujo de su nombre en las boletas cualquiera puede ganar, no repararía en hacer que su dedito postule a doña Bertha, aunque nadie la conozca fuera de su casa. Otra es Lety Ortega, sindica de Juárez y la más votada de la frentera, con algo así como 280 mil votos, cien mil más que Cabada. También estarían Luisa María Alcalde y su mamá Bertha Luján, ninguna es juanita, pero ellas hilan pensando en la Ciudad de México. No descartemos nombres femeninos externos.

Pablo Leos es otro elegibles, su definición por López Obrador desde la primer campaña lo coloca como uno de los chihuahuenses más confiables y leales. Aunque trabaja pensando en la vía larga, primero quiere ser diputado federal, nadie debe darlo por descartado, es otro de los cercanos al poder. Víctor Quintana está lejos, al recargarse en Javier Corral por no creer en que la última de López Obrador sería la vencida, perdió el saldo a favor acumulado durante años de lucha en la izquierda militante. No obstante un puñado de morenistas intentan suturar las heridas de la traición y quieren verlo de vuelta. Ahí está su nombre, junto al del burro Chon y los otros.

Antes de concluir un apunte final, Morena está en proceso de renovar dirigencia, tres grupos entraron a la disputa: el de Marcelo Ebrard y la izquierda fifí con Mario Delgado; el de Claudia Sheinbaum y la izquierda radical con Bertha Luján y marginalmente el pragmatismo de Ricardo Monreal con Alejandro Rojas. Hasta hoy no ha levantado la mano Martí Batres, pero también está en el juego. La renovación empieza en septiembre y el resultado moverá las preferencias en Chihuahua, pues el nuevo presidente será oficialmente consejero del dedito cuyas sentencias son inapelables y encuestador único.

Para cerrar la gran pregunta: ¿Alcanzará el nombre y la foto de López Obrador en las boletas para garantizar el triunfo del candidato de Morena, con independencia de quien sea? Lo dudo y mucho, pronto empezaremos a ver los primeros síntomas de su deterioro social, hasta los chairos más irracionales hacen gestos y en silencio mientan madres cada que llenan el tanque de gasolina.