Lalo Fernández por Grajeda

* ¿Reingeniería en Salud?

* Merma la teja de poder

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Entre los grupos de WhatsApp que han hecho funcionarios de medio pelo hacia arriba en la Secretaría de Salud, pasillos, hospitales y oficinas, corre la versión de que Enrique Grajeda dejará la secretaría, en cosa de días, y en su lugar llegaría nada menos que el influyente subsecretario de Hacienda, Eduardo Fernández.

Como siempre, falta que se compruebe la versión -eso de anunciar cambios en gabinete es un deporte viejo de la Renata- pero si lo materializan es que Javier Corral llegó a su punto de tolerancia en ese complicado sector. Sería el segundo secretario en dos años y medio.

Fernández es de los contados que sabe manejar el ábaco y hacer corridas financieras en el gobierno del Nuevo Amanecer, indiscutible operador de las reestructuraciones financieras y responsable de estirar la sábana hasta lo imposible, por tanto funcionario apreciado en una administración semiparalizada.

Sacarlo de Hacienda para colocarlo en una de las dependencias más complicadas, donde de Salud sabe lo mismo que Grajeda de Administración, parecería más bien castigo que premiación. En ese caso habrían resuelto que el problema de la Secretaría es financiero y necesita una reingeniería. Uff, un Seguro Social en miniatura ¿En esas estamos?.

Sin embargo algo necesitan hacer con esa dependencia, el consuegro favorito, Ernesto Ávila, sólo se dedicó a ver por sus amigos –lo declaró en público- comprándoles medicina a precio de menudeo mientras profundizaba la crisis sanitaria y el doctor Grajeda francamente pasó inadvertido. Lo dije cuando llegó, es un buen hombre, honesto, excelente médico pero no tiene perfil para dirigir un sector que se cae a pedazos. ¿Lo tendrá Fernández? Veremos, siempre que las versiones se correspondan con la realidad.

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Las resistencias en el Congreso del Estado deberían encender luces rojas en palacio de Gobierno. Siendo el brazo político de la administración, llevan tres votaciones importantes que Fernando Álvarez Monge sufre lo indecible por sacarlas y en algunos casos ha fallado.

El primer aviso llegó durante la iniciativa para reestructurar, por segunda vez, la famosa deuda heredada por Duarte. Los diputados de Morena fingieron apoyarlo pero recularon, postergando la votación durante semanas. Faltó nada para que se les cayera.

El segundo un franco rechazo a que Irma Villalobos, alumna favorita de Lucha Castro, fuese designada presidenta de la CEDH. Y el tercero ayer, con la designación de los magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa. Desde luego sin contar las dificultades operativas al interior del Congreso, que para efectos de trascendencia política son nimias.

En el caso de los magistrados administrativos podría decirse que Palacio va ganando dos a cero y que en un descuido se hace del otro magistrado. Si, Alejandro Tavares, votado por unanimidad, es un perfil avenido a Javier Corral, vía González Villaseñor, y Gregorio Morales trabajaba directamente en la Función Pública ¿Qué mejor denominación de origen?.

Pero que se les haya atorada la favorita, Mayra Arróniz, sin que hubiese posibilidad de acuerdo para conseguir los 22 votos necesarios y además que el proceso de imposición quedase expuesto, es una mala señal para Palacio. El control se pierde.

Sólo para que tomen nota y se apresuren a sacar las iniciativas importantes lo antes posible, cada día la teja de poder va mermando con mayor celeridad y al paso que van pronto quedará reducida a una lengua de canario. Entonces no podrán hacer nada.