Así, como inspirado en el viejo y olvidado principio científico de la generación espontanea, el Consejo local del IEE anunció la aprobación de un plebiscito cuyo fin es definir el destino de los proyectos de iluminación presentados por los ayuntamientos de Juárez y Chihuahua, atorados en el Congreso local.
Entregan la noticia sin que hubiese conocimiento público de personas o grupos que hayan iniciado y cumplido los requisitos de la tramitología previa, abriendo una serie de interrogantes:
¿Quién presentó la iniciativa? ¿En qué motivó y fundó su solicitud? ¿Cuándo y en qué medios convocó a los ciudadanos para que la respaldasen? ¿Sus fines son tirar los proyectos, hacerlos prosperar o simplemente por un impulso rabiosamente democrático? ¿Tenían conocimiento los alcaldes y el Congreso? ¿Hubo campaña para promoverlo que le diese sustento ciudadano?
A plebiscito no pedido perversidad manifiesta, sería una conclusión arbitraria sobre la desconcertante sesión del IEE en la que aprobó la recaudación de las primeras firmas exigidas en la Constitución -0.5 por ciento del listado nominal en cada municipio- a fin de realizar la consulta ciudadana y dotarle con carácter vinculante.
Entre quienes tejen en círculos electorales y políticos, cualquiera sabe que una decisión así sólo puede estar autorizada por el gobernador en turno y más una de condición atípica y aprobación expedita. La celeridad y secrecía del procedimiento transparenta la jugada de Javier Corral; intentan conducir el proceso sucesorio, dentro y fuera de su partido.
¿Podrá incidir directamente en la sucesión, como lo intentaron otros gobernadores?. Es pregunta para otro tema, dicho entre paréntesis, que desde luego lo abordaré.
En la columna de ayer daba cuenta del obvio destape de Gustavo Madero como aspirante al gobierno estatal. Había permanecido agazapado y de pronto surge con un ensayado y desafiante discurso contra López Obrador, haciéndose presente en la contienda.
Hasta un niño de pecho asociaría el destape de Madero con la iniciativa plebiscitaria. Tampoco es para tanto, Maru y Cabada sólo necesitan decidir si continúan con el proyecto de iluminación o dan un paso de costado. Al optar por el recurso legal de la impugnación Cabada se apresuró y cayó en la trampa; quiere ser gobernador y rehúye someter un proyecto de su administración a consulta pública ¿Con qué cara pediría mañana el voto ciudadano, si ahora le saca la vuelta?.
Maru fue más prudente. Por conducto de su secretario, supermalo Jáuregui, dijo que respetan la ley y no les interesa sino estar atentos a que todos los pasos se cumplan a cabalidad y que las preguntas están desprovistas de sesgo. Temen, por ejemplo, preguntas del tipo ¿Está de acuerdo en que el Ayuntamiento se endeude durante quince años para mejorar el sistema de alumbrado? O ¿Cuál sería tu prioridad, mejorar la seguridad o gastar seis mil millones de pesos en alumbrado? Saben por experiencia que la pregunta induce la respuesta.
Tampoco es lo más importante a tener en cuenta, la pregunta que realmente deben hacerse los dos alcaldes, así como sus asesores, es si ese proyecto es tan importante en el plan general de sus administraciones, como para vincularlo a su futuro político de modo que lo sostengan a riesgo de terminar dejando girones de piel en los alambres. ¿Les desagradó la trampa de Javier? Muy simple, también la reversa es cambio.
Una recomendación oficiosa: tengan presente, para que vayan preparándose, que las fuerzas oscuras de las que no tienen control apenas empiezan a manifestarse. Javier dio un primer paso, por cierto bastante manejable, esperen a que lleguen los tiburones de México, ejerza presión el interés económico y los dinosaurios de Morena y el PRI suelten su gato a retozar.No, ésta elección no será un día de camp para ninguno de los candidatos visibles hasta hoy, pues todavía no se han sentado a la mesa todos los jugadores en contienda, mucho menos pensar en que abran sus cartas. Con el destape de Madero apenas pasamos de las escaramuzas inofensivas a las primeras acciones con parque de plomo.
