Armando, el desaire

* Juárez para los juaritos

*Tarango se ahorró el viaje

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A excepción de tres o cuatro figuras con oficio político y preponderancia regional como Armando González, Lupita Pérez, César Cabello y si acaso un par más, a la reunión de Armando Cabada, en casa de Víctor Valencia, asistieron quienes pagan por que los renten. Algunos llevan tanto tiempo en la banca que hasta la invitación los sorprendió, llegaron al domicilio temerosos de que no les abriesen la puerta.

Irás al besamanos de Cabada, pregunté a uno de los invitados –guardo su nombre por respeto y compromiso con la fuente-. Desde luego, respondió sin chistar, si fui a la de Tony Meléndez que lo traen los duartistas, por que no iría a la de Cabada, allá por lo menos hay presupuesto y en vez de chuleta del siete seguro sirven ribay americano, con Don Julio 70.

Son tiempos en que los “renatistas” van a todas, la época de tomarla como es servida y pedir más. El PRI estará en agonía pero sus viejas formas permanecen inalteradas; la clase política busca donde recargarse, la diferencia es que hoy no repara en colores ni partidos. Así estarán, en vigilante latencia, hasta que surja un liderazgo capaz de hacer cargada y entonces todos a una: «Siempre dije que tu eras el bueno».

No supe en que terminó la experiencia culinaria, aunque supongo que mínimo sirvieron arracheras rendidas con embutidos Bafar, como enviando un mensaje a otro que pretende llegar impuesto desde las cúpulas. Si embargo los reportes aseguran que desatendieron la comedida invitación los alcaldes de Parral, Jiménez y Aldama, el expresidente de Chihuahua, Marco Adán Quezada, Jorge Esteban Sandoval, el coordinador de Redes Sociales Progresistas, Eloy García.

Ninguno de los anteriores, menos Marco Adán y el Caballo, engordaría en caldo a Cabada en una reunión cuyo fin era destaparlo para la gubernatura, mandando el mensaje con la ridícula fotito mentirosa, de que todos se han rendido a sus pies.

Como se ha dicho, la idea de construir una tercer vía es atractiva para quienes ofician fuera de los partidos y políticamente podría ser viable. Si Cabada la trae, su obligación es procurar acuerdos macizos para que otros interesados sientan piso parejo. No, en vez de generar la confianza necesaria en estas coaliciones atípicas, sin tacto ni pericia busca montarse sobre otros liderazgos. Les vendría bien un mínimo de inteligencia política, una pisca de generosidad y una dosis alta de sentido común.

La inasistencia de Tarango tiene otra explicación, probablemente nunca pensó en salir de Rosales, desvelaría su operación política en favor de Cabada, como si no fuese bastante obvia -ay mi profe- y en su caso un destape así de prematuro es impensable. Es un político hecho en la operación de trastienda, usualmente ejerciendo desde el poder, su gusto es pasar por titiritero, no permitiría que lo igualen a otros.

Cancelada cualquier posibilidad en el PRI –con la renuncia de Narro Tarango quedó marginado del partido- no tiene más que seguir empujando el proyecto de Cabada, a ver si consiguen amarrar la distribución de candidaturas -como ingenuamente lo tienen planeado- y la esperanza de que Elba Esther Gordillo adopte al edil juarito como su candidato.

Tarea doblemente ingrata; los lagartones que también quieren la silla de Corral –igual que los renatistas- esperarán hasta el último momento para las definiciones y en el caso de Marco y el caballo harán hasta lo imposible por crecer, igual que Cabada.En cuanto a la poderosa maestra, cualquiera con fuentes confiables en la ciudad de México sabe que ya tiene candidato y, aseguran, es el mismo de López Obrador. ¿Será? Ahí está otra versión fuera de la política chihuahuita, para que los interesados tomen nota.