*Que vuelva Pedro, claman en Salud

*Hacia un populismo autoritario

* ¿Sabe Cruz donde queda Derecho?

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El hartazgo en el personal de la Secretaría Estatal de Salud llegó a niveles insospechados, el Sector caminó a la deriva durante la gestión de Ernesto Ávila, dominada por una vulgar corrupción y abusivo amiguismo en la compra de medicinas y ahora con Enrique Grajeda domina la indolencia e insensibilidad social frente a la mayor crisis de salud que haya vivido la entidad en la historia reciente del estado, dejando impotentes a médicos y enfermeras para prestar el servicio.

Lo más reciente, aunque cueste trabajo aceptarlo, son las voces del personal médico pidiendo el regreso de Pedro Hernández, el mítico asociado de César Duarte en el saqueo de la Secretaría, con adquisiciones de medicinas de hasta dos o tres veces su precio.

Hoy, cuando las carencias son causa común de muerte en pacientes de todos los hospitales y clínicas, el personal ha llegado a la desesperada conclusión de que “era mejor la corrupción de Pedro Hernández, que la insensibilidad de Grajeda”, tratándose de atención a los pacientes, fin último de los servicios. Se robaban hasta los cambios, pero les sobraba para medicinas y material médico.

¿Tanto así? Cuestión de que la gente de Palacio se de una vuelta por hospitales y oficinas de la Secretaría para comprobarlo. “Que regrese Pedro, aunque no sea lo que se llevó, pero que vuelva con medicinas y materiales”, claman.

Alguien, por caridad, debería informar al gobernador Javier Corral sobre el desastre en Salud: hospitales tomados, vehículos –ambulancias, incluidas- sin salir por falta de mantenimiento o combustible, personal maltratado y, pareciera exagerado, muertes frecuentes de pacientes por que no reciben atención oportuna. Sin contar, desde luego, el desabasto histórico de medicinas ni la falta aterradora de vacunas.

Ahora, si Grajeda o alguno de los funcionarios han reportado la emergencia y en Palacio siguen sin respuesta, pues entonces estaríamos próximos al ideal lopezobradoriano de Salud Pública; pedir a médicos y enfermeras que compren de su bolsillo las medicinas para salvar de la muerte a pacientes de alto riesgo.

¿A ese punto se ha llegado? De ser así nada queda por hacer. Que la gente siga muriendo a la espera de que algún día, deseablemente no muy lejano, alguien con poder y sentido del dolor ajeno se compadezca de la situación y adopte medidas para salir de la emergencia criminal.

Rompeolas

Me preguntaron porqué no escribí sobre el Informe presidencial. Lo hice, sólo que de manera tangencial, nada nuevo encontré en el mensaje, no podría ser diferente si López Obrador invierte, cada mañana, hora y media de su tiempo hablando ante los medios. Estoy en desacuerdo con aquellos que califican, despectivamente, el acto como “otra mañanera”, pero tampoco vi noticias el domingo. Ahora, si hablamos del balance en los primeros nueve meses, me parece negativo: de diciembre a agosto van más de 22 mil muertes violentas y el número sigue creciendo; la economía está en punto de recesión, hemos perdido empleo; chusmas que humillan a militares y policías sin sufrir consecuencias; alarmantes síntomas de autoritarismo –reelecciones en las cámaras y ampliación de mandato en Baja California- y desmantelamiento de instituciones. En lo que a mi respecta esa es la 4T, el Nuevo Oficialismo. ¿Puntos buenos? ninguno. Los programas sociales ya estaban instaurados, ahora los amplían y manipulan con propósitos electorales, entregándolos sin intermediarios, como padre bondadoso con sus hijos idiotas; el combate a la corrupción parece más bien una venganza por el viejo tema de Bejarano y las ligas, la austeridad es un mito, sólo existe en la mente del presidente. No, yo no me siento feliz con su mandato y quizás sea un bicho raro, un ciudadano informe atrapado en el limbo, pues tampoco me siento identificado con los neoliberales y conservadores a los que juzga “moralmente derrotados”. Me preocupa el rumbo del país, en el mejor de los casos caminamos hacia la incertidumbre, en el peor al barranco ¿No tenemos, acaso, otra alternativa más que ir del neoliberalismo feroz al populismo sesentero y antidemocrático? Pienso que si, es tarea de todos encontrarla y hacerla gobierno.

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No entiendo a Cruz Pérez Cuéllar, si usted le pregunta dónde queda la Facultad de Derecho de la Uach seguro no tiene respuesta, ignora hasta la ubicación de las facultades. Sin embargo de pronto se pinta de universitario y condena supuesta intromisión de Corral, haciendo creer que el PAN pretende cooptar a la noble institución, cuando sabe que el gobernador hace tiempo abandono la ideología panista. Todos los partidos y todos los gobernadores han pretendido, senador, controlar a la Universidad con fines políticos, y ninguno ha podido. Los primeros que intentaron esa sucia maniobra fueron los grupos de izquierda que hoy te acompañan en tu aspiración política. Atiende un poco la historia, ocúpate de tus asuntos y deja que los universitarios diriman los propios. Esos intentos de manosear a la universidad son tan condenables en un gobernador como en cualquier senador. Los universitarios saben defenderse solos, con algunas excepciones –siempre existen- como la de Roberto Díaz que por sí mismo no puede generar un movimiento estudiantil y se apoya en la izquierda radical que tu representas en el senado. No te calientes granizo, dijo Patricio, el camino es largo.