*Mesías o timador compulsivo

*¿… Y los que no tienen madre?

*Yeidkol, ofrenda impura de la 4T

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Imposible escudriñar e interpretar la mente de López Obrador, es un trabajo para sicoanalistas laureados con más de cincuenta años tratando los casos más complejos; personalidades múltiples, traumas prenatales, síndromes del niño abusado con tendencia suicida, esquizofrénicos disociados de la realidad.

Para disuadir a los sicarios del mal, asesinos profesionales orgullosos de su “trabajo”, los invita a pensar en sus madres; contra la violencia urbana de vándalos reincidentes sin ideología ni propósitos políticos, promete acusarlos con sus madres y abuelas para que les den un zape, por malcriados.

¿Habla en serio, es decir cree sinceramente en la receta propuesta, o pretende timar a todo un país?. Quisiera saber lo que piensa en realidad López Obrador cuando invoca el sagrado nombre de las madrecitas como remedio contra secuestros, asesinatos, extorsiones o conducta urbana en extremo violenta, deliberadamente amparadas en el anonimato de la multitud.

Si está convencido que acusando con sus madres a los malvivientes que destrozan negocios y edificios en la Ciudad de México, encapuchados en cada marcha, es que vive una realidad diferente a la de los mexicanos con los pies puestos sobre la tierra.

Imagine el diálogo del presidente, en la sala de las mamás bonachonas: “Doña María, vengo a poner una queja de su hijo, ayer pasó por Reforma enmascarado e hizo algunas travesuras, no muchas, destrozó negocios, autos, robó mercancías y daño patrimonio de la ciudad. Pero nada más. Vengo por que los vecinos se quejan, ya ve como son. Dele, de parte mía, unos zapes que lo hagan entrar en razón o por lo menos déjelo sin cenar esta noche, pues no es la primera vez que hace bola con otros chicos malcriados del vecindario”.

Es a tal punto ridículo que me cuesta trabajo aceptarlo como noticia y, no escucho las conferencias matutinas, me sobresatura el nuevo oficialismo, tengo que checar el audio original para dar crédito a sus sandeces. Y si, ahí está el “líder amadísimo” esperando que las madres de todo delincuente o joven violento castiguen a sus lindos hijos, por mal portados.

Lo prefiero tomándonos el pelo, burlón y cínico sabiendo que toda sociedad sin ley necesita de un líder fuerte para gobernarla y ahí está él como solución absoluta, a darme por vencido y aceptar que asumió la posición de mesías iluminado, personaje mítico mitad hombre mitad dios, al que le fue concedido el don de apartar a los hombres del camino violento, dejando que la oferta y demanda, tres mil pesos, aparten a las mujeres del mal. Jajaja, tiene uno que distraerse de alguna manera antes de tragarse las estupideces de nuestro señor presidente.

Que toma muy en serio a la familia como núcleo de la sociedad y ante la desintegración social está convencido de que la madre es el eje articulador para volver a los valores perdidos, dicen sus apologistas.

Mientras completa la integración social, dando por buena la explicación, queda una pregunta ¿Quien aplica las leyes? ¿Su madrecita?, pues además hay un problema de fondo en sus soluciones matriarcales: Y los que no tienen madre ni abuela ¿Ante quien los acusaría? Una respuesta recomendada por los comerciantes de negocios destrozados, es que los acuse ante su chingada madre, aplicado el concepto en una de las muchas definiciones propuestas por Octavio Paz.

Rompeolas

Doña Yeidkol Polensky está cada vez más sola, no me extrañaría verla pronto entre las víctimas del nuevo oficialismo, lo que llaman 4T en Palacio Nacional. Anotado su nombre entre los corruptos beneficiados de Peña Nieto y Calderón, los creadores de la mafia, es que pierde viabilidad política. Nada más para que tomen nota quienes esperan el milagro de que repita en la presidencia del partido, a efecto de ver potenciados sus proyectos políticos. Que fue un error del contador, dijo la señora. Mejor hubiese guardado silencio, esa mentira no la compran ni los más puros de sentimiento en su día de guardar.