Reducir de cinco a tres el número de consejeros del Instituto Chihuahuense de Transparencia, ha sido una decisión acertada del Congreso local. Recibirán criticas, pero en este caso serían injustificadas, el número de consejeros no es garantía de eficiencia, pero si representa dispendios y excesiva burocracia con cargo a los contribuyentes. Bien, señores diputados.
Además -¿Quién puede negarlo con sinceridad?- el Instituto trasparente de Chihuahua es un organismo avenido a los intereses de Palacio, como son la mayoría en las otras entidades, en lugar de ver por el derecho a la información del ciudadano, sus consejeros están ocupados en garantizar la opacidad de “los entes obligados”.
En esas oficinas el único consejero comprometido con la trasparencia es Rodolfo Leyva, al que depusieron de la presidencia, por lo mismo. No hay mejor prueba de la inutilidad del Instituto que la defenestración de Leyva, pedida por el gobernador.
Otro paso importante que deben dar los diputados en la misma dirección, es decir mostrar compromiso público con el adelgazamiento de los organismos “autónomos”, es en el Tribunal Estatal Electoral, aplicando la misma receta; reducir de cinco a tres el número de magistrados.
César Duarte lo dejó en cinco sin más motivo que abultar la nómina. Se le hizo más fácil legislar para aumentar el número de magistrados, en lugar de ajustarse a los establecidos por ley, en ese momento tres. Eran soluciones muy al estilo del gobernador hoy en fuga.
En sentido estricto esos tribunales son innecesarios, pues cada asunto que resuelven termina invariablemente en la Sala Regional de Guadalajara. En vez de atorarlos que los resuelvan en primera instancia y dejen el Tribunal Federal para las controversias. No, siempre la solución es aumentar la burocracia. Por eso la necesidad de reducirlos.
Acodados en la barra y esperando la penúltima, que de pasada los diputados voltean a verse ellos mismos, ya no se diga para reducir el número de diputados, que también vendría bien, pero que si lo hagan con los empleados.
En el lapso de nueve años saturaron los 18 pisos de la Torre Legislativa con empleados cuya labor no está determinada, por no llamarles francamente aviadores, de modo que ahora son un problema para el presupuesto anual.
Un gesto muy comprometido con el sentir ciudadano sería poner el ejemplo ellos mismos. Empiecen con los empleados que han concedido a Rubén Aguilar para garantizar su voto en cada negociación comprometida.
Siempre que requieren de su voto, entregan al viejo cacique cinco o más plazas ¿Qué hace el diputado con esos nuevos empleados? Los rumores en el mismo Congreso son que los “vacuna” con el cincuenta por ciento del salario.
Esa practica deleznable ha sido solapada por los diferentes coordinadores parlamentarios, especialmente en las últimas legislaturas. Ha llegado el momento de que, no sólo detengan esa locura, sino que empiecen a restar o terminaran llenando de escritorios hasta los sótanos del estacionamiento. Pero como dije al inicio, bien con la rasurada de consejeros transparentes.
Rompeolas
Los alcaldes del PAN se vistieron de apaches, parece que por fin están convencidos de que no pueden esperar nada bueno con el nuevo oficialismo de izquierda, así que fueron a protestar hasta las puertas de Palacio Nacional. Sus exigencias fueron desoídas y no por el gas lacrimógeno con que los dispersaron, en el Cámara de Diputados anunciaron más recursos para la Guardia Nacional, tras el episodio de Culiacán, con cargo a los municipios. Pero a Maru le fue bien, aprovecho el escandalito para enviar un mensaje de mujer valiente dispuesta a poner en riesgo su integridad física, con tal de ver por los intereses de Chihuahua. No deja pasar una, hará bien, está en lo suyo.
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Jesús Esparza está desesperado, los meses en prisión lo llenan de angustia, lo que explica la carta pública con “su verdad” sobre la forma en que lo hicieron renunciar y después encarcelaron, señalando a Jorge Soto, Jaime Herrera y otros actores a lo que ve como parte del complot para detenerlo. Lamenta también que lo hayan hecho renunciar antes de tiempo. En ésta parte mide con dos varas ¿Ya olvidó cómo César Duarte hizo renunciar a Serbulo Lerma del mismo cargo, para ponerlo a él? A cuchilladas iguales llorar es cobardía, dijo Artemio.
