*Marzo negro para el Líder Amadísimo

* La crisis que viene, por si algo faltaba

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La marcha fue impresionante, calcularon ochenta mil mujeres pero pudieron ser muchas más, las imágenes ahí están, y el paro se hizo sentir desde las primeras horas, las mujeres no se movieron; calles vacías, negocios cerrados, escuelas sin maestras ni alumnas, bancos a medio gas. La respuesta femenina a su eterna lucha de igualdad y, esta vez acentuado, contra los feminicidios, cumplió las expectativas. Las “Brujas del Mar”, como se denomina el colectivo que propuso “el nueve nadie se mueve” deben estar satisfechas, su ausencia se notó.


Los intentos por contaminar las manifestaciones se estrellaron contra la convicción colectiva y el sentido de identidad de las mujeres mexicanas, hartas de verse en condiciones desventajosas y sentirse víctimas de una cultura que las sitúa en segundo término y frecuentemente las convierte en víctimas mortales por razones de género.


Esos esfuerzos de boicotearlas llegaron organizadamente desde las áreas de influencia del Gobierno Federal, estimulados por el propio López Obrador desde el momento en que se apresuró a calificar el movimiento de conservador, su habitual narrativa provocadora. Pero no contaba con la fortaleza femenina ni la determinación de mujeres trabajadoras que no se dejaron amedrentar por su desdén ni por la indiferencia de patrones que amenazaron a muchas trabajadoras con despedirlas.

rente a las amenazas la empatía femenina con el movimiento fue ejemplar, muchas estuvieron dispuestas a perder el trabajo o resignadas a que les descontaran el día. Son estimulantes las pequeñas victorias, como la de una joven arquitecta de nombre Isabel que se propuso faltar al trabajo contra la amenaza de que perdería el empleo y, al verla determinada, la empresa terminó dando el día, sin descuento, a todas las mujeres. Supongo que como esas luchas silenciosas hubo miles en todo el país.


Tengo la impresión de que estamos en la línea de tiempo que señala un antes y un después para el gobierno de Izquierda. Han manejado tan mal el movimiento que por vez primera el presidente se ha quedado sin respuestas, exhibiendo un discurso falso e inseguro que lo llevó al extremo de asumirse “humanista”, con tal de darle la vuelta a declararse “feminista”.


Desde un inicio interpretó mal esta parte de la lucha y así continuó, abonando al descrédito mantuvo su postura descalificadora, sin darse cuenta que había sido rebasado. Pudiéndose montar sobre el movimiento decidió combatirlo y ahora ha perdido credibilidad, dejó de ser el líder fuerte de voz única y razón incuestionada.Igual que su esposa, una mujer intelectual de izquierda cuyos movimientos femeninos les son cercanos, con el presente hizo el ridículo al apoyarlo en sus redes y recular una hora después a fin de estar en sintonía con el presidente ¿Con qué calidad puede Beatriz Gutiérrez elevar la voz para defender al gobierno de su marido, si le ha dado la espalda a las mujeres? Ella misma se desautorizó.


Encima, la señora formula otra crítica a las expresiones violentas –bomba molotov- como si hubiesen sido la esencia de la manifestación, siendo que la enorme mayoría de las mujeres marchó en perfecto orden y hoy lunes lo único que hicieron fue ausentarse para dejar el poderoso mensaje de su importancia en la vida del país.


El gobierno del Líder Amadísimo necesita ajustarse a las nuevas circunstancias, modificar agenda y discurso a efecto de mostrar un mínimo de empatía con el feminismo. Un marzo negro para López Obrador, con las mujeres se ha topado. Si pudo recomponer el desastre de liberar a Ovidio Guzmán, con la mentira de que salvó vidas humanas, esta vez necesitará ser más creativo y sobre todo mostrar aunque sea un dejo de humildad para contener el descrédito. Tarea imposible, humildad es lo que menos tiene, seguirá dominado por la soberbia, recordemos su ejemplar terquedad.