*Lo peor viene ¿Cuándo y cómo?

* Corral, decir verdad importa

* Grajeda; asuntos sin importancia

* El agosto impune de “Las Viñas”

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Si damos por buena la información del Gobierno local, cuando nos dice que “lo peor está por venir”, tendríamos motivos para brincar de alegría. El virus apenas nos ha tocado, comparados con otras entidades del país, la metrópoli capitalina y que decir de Nueva York, Madrid, el norte Italiano, París, Ecuador. Dios nos libre.

Al corte de ayer llevamos 171 casos confirmados y 36 muertes en la entidad, de las cuales “sólo”, así entrecomillado por que cada muerte es un drama familiar, cinco en la Ciudad de Chihuahua. Frente a esas cifras una reacción frívola sería decir vamos bien y referir las muertes causadas por los sicarios del mal. En una refriega dejan más tendidos que la pandemia en todas las semanas de aislamiento. En los últimos días se ha cebado, como que también aprovecharon la distracción para reanudar sus eternas disputas por territorio.

Sucede que a la par el gobierno endurece las restricciones de protección; obligación de cubrebocas, reducir el número de personas en vehículos, mayor control en centros comerciales, la prolongación del aislamiento domiciliario, entre otras instruidas en el decreto más reciente publicado en el Periódico Oficial del Estado ¿Era necesaria la publicación?.

Ni hablar, a soportar el trago amargo resignados a que no hay de otra. La sociedad ha cooperado, es consciente de la gravedad y se cuida a sí misma, el problema está en que desconocemos la realidad del problema ¿Por cuántos multiplicaremos los 171 casos? ¿Ocho, como afirma Gatell? ¿25 que sugieren ciertos modelos matemáticos? ¿Cincuenta recomendados por otros?.

No sabemos, la verdad está oculta bajo profusa información superficial, de la que nos satura el propio López Gatell como para confundirnos más, y la politiquería prevaleciente entre quienes deben ser los líderes que generen tranquilidad social. Se echan culpas unos a otros sin tomar la parte que les corresponde a cada quién.

El otro punto tiene que ver con la preparación hospitalaria y la suficiencia de personal médico para dar atención a los pacientes graves y la odiosa discusión sobre insumos adecuados para el personal médico. Los gobernadores se quejan todos los días –literal- de que la Federación les envía sólo porquerías y algunos hasta han prometido regresarlas, como forma de protesta.

Tanto insistir sobre el tema es señal de que los hospitales de Chihuahua –y en general del país- no están preparados para un número masivo de enfermos graves, como ha sucedido en otras partes, ni cuentan con personal de salud suficiente y, de vergüenza, tampoco tienen equipo e insumos necesarios. ¿Si los tienen por que se quejan? ¿Por llorones? ¿Mezquina politiquería? Son preguntas.

El gobernador Corral intenta tomar su lugar en la emergencia pandémica, es inquieto y pretende asumir un rol protagónico. Está en su derecho, toda crisis abre oportunidades para los audaces, legítimo aprovecharlas. Bien, podría empezar por decir la verdad sobre las condiciones prevalecientes en el sistema de salud, manejar la imagen de un gobernador comprometido con la transparencia sería de provecho para sus propósitos, así tendríamos algo que agradecerles.

Ojalá no lleguemos al momento de saturar hospitales, pronto sabremos, pero las vísperas nos dicen que si nos vemos en una situación de apremio similar a la de otras ciudades, el desagradable rostro de la improvisación y la negligencia gubernamental saldrá supurante como la infección viral. Entonces todo calculo político quedará sepultado, la gente querrá culpables y buscará ya saben dónde. Sinceramente deseo que no.

Rompeolas

Cuando la pandemia está por recrudecerse, es lo que nos han dicho, el secretario de salud está más ausente que nunca. Dan la impresión que al Doctor Grajeda le han encomendado los asuntos sin importancia en plena emergencia sanitaria, dejando en manos de Mirna Beltrán el manejo de la crisis. Es la López Gatell de Corral, que de una vez la hagan secretaria. Los días de Grajeda están contados, por dignidad debería decir con permiso, fue un gusto participar en el Nuevo Amanecer que se torna de atardecer rojizo.

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Las empresas “La Viña” y “La Viña Master” gozan de tanta impunidad, que han levantado mucho ruido hasta en los expendios de vinos y licores de la misma marca, que por lo visto son igual pero no lo mismo. Los clientes hacen fila para ser atendidos y la principal razón de del “amontonamiento”, es que ofrecen al menudeo el mismo precio de al por mayor, violando la Ley de Alcoholes en total impunidad. Lo entraño es que las autoridades responsables se hacen de la vista gorda ¿Por qué será? ¿Dónde está el interés? Queda el dato, sólo para el registro.