*Duarte quiere jugársela, hasta hoy

* Viene la teleserie de Lozoya

* El pequeño Amín toma partido

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Lo que había dicho su abogado y sospechado muchos desde que lo detuvieron, César Duarte litigará su extradición a México tratando de ganar tiempo. Obviamente no quiere darle el gusto a su odiado enemigo, Javier Corral, de verse sometido a la justicia de Chihuahua y mucho menos entregar la foto de su ingreso a San Guillermo.

Ayer promovió un amparo ante un juez federal en el estado de México, para evitar la extradición. El recurso jurídico, según abogados, tiene como objetivo demorar la extradición y eventualmente evitar que le sean cargados nuevos delitos, en el curso del juicio al que está siendo sometido en Miami.

Pero también se supo, aquí entran los asegunes, que en El Paso, Texas, habrían librado ordenes de aprehensión contra su esposa Bertha Gómez, su hijo César Adrián y otros cinco miembros de su familia. El castillo de naipes se está derrumbando y para ser franco ya les habían durado mucho sus vacaciones.

Sin embargo una cosa es lo que César desea y otra la que puede hacer, se encuentra en franca desventaja. Por experiencia debería esperar, muy pronto, las más variadas presiones hasta verse forzado y allanarse a la extradición. Estando detenido, afloja el cuerpo con facilidad.

Cuando la juegas contra el poder usualmente la pierdes, él conoce muy bien esas historias, a Marco Adán Quezada lo trató peor que si fuese delincuente, en una de las conductas más obsesivas e injustas que se le recuerdan, por citar una de las muchas que hizo durante sus tiempos de poder.

Ni él mismo sabe cuánto aguantará, Emilio Lozoya, detenido en Málaga, España, se resistió durante meses a firmar un acuerdo con el gobierno de López Obrador, hasta que fue detenida su madre y otros parientes, entonces intervino la familia para forzarlo a colaborar con el gobierno. No están jugando, o se dobla o se atiene a las consecuencias. No hay más.

Lozoya entendió y ésta madrugada llega a la ciudad de México convertido en dócil instrumento electoral de López Obrador. En próximos días inicia el espectáculo esperado, donde bailará al son que le toque la Fiscalía.

Se dice que viene provisto de 18 horas en grabaciones de audio y video, más otras pruebas que incriminarían a Peña Nieto, Luis Videgaray y un atado de actores menores de todos los partidos.

Si Duarte piensa que podrá sostenerse contra toda la fuerza del Estado –obviamente su detención estuvo convenida con el gobierno de Trump- que la piense dos veces. Las celdas son muy frías, ya empezaron a presionarlo con su familia y apenas es el principio. AMLO necesita a Beltrones y a otros tiburones del PRI, no lo detuvo para tenerlo de adorno.

La cárcel ablanda a cualquiera y César no es de los valientes que se lleve secretos a la tumba con tal de que otros salven su pellejo ¿Valió la pena lo robado? Tendrá largas noches para meditar.

Rompeolas

El síndico municipal, Amín Anchondo, tomó parte en la disputa entre Javier Corral y Maru Campos. Ayer presentó 30 denuncias ante el Órgano de Control Interno de la alcaldía, que a su juicio podrían configurar diversos delitos. De súbito le resultó su espíritu justiciero ¿por qué no antes?. Nada extraño, el pequeño Amín aspira a ser presidente municipal y se la juega con el gobernador, a quién ve dominante en la confrontación. Está en lo suyo, sólo no se sorprenda cuando lo desechen como trapo viejo después de ser utilizado, es la norma de la casa. Maru y sus funcionarios deberían tomar sus providencias, si es que no lo han hecho, eso de los recibos firmados es nada más que la finta del golpeteo mediático, mañana podrían sorprenderlos desde la Fiscalía con otros temas que no han sido motivo de discusión pública. Javier no los soltará.